La entrañable tira cómica americana Tiger recogía hace décadas una viñeta muy evocadora para el eterno debate educativo. En escena, dos hermanos y su perro Stripe. El pequeño le dice al mayor: “He enseñado al perro a silbar”. “No le oigo silbar”, le responde el otro. Y el primero aclara: “Te he dicho que le he enseñado, no que él haya aprendido”.
Pau rodríguez – eldiario.es
¿Clase magistral, enseñanza competencial, por proyectos, por «situaciones de aprendizaje»?
El problema de los sucesivos modelos de aprendizaje que se han incorporado tiene que ver con la falta de supervisión, por parte de la administración, de su cumplimiento y de su efectividad. No se puede pretender que la educación cambie sólo porque alguien ha escrito un decreto ley en el que señala lo que se debe hacer, según las últimas propuestas que alguien ha hecho, si después no compruebas que se lleva a cabo y se dota de los recursos necesarios para ello; pero, sobre todo, si no realizas sucesivas evaluaciones que determinen su efectividad, descubran errores y permitan la realización de ajustes de diseño con sus correspondientes correcciones al plan original.
“La de las metodologías es solo una pequeña aportación a los resultados educativos, junto con factores como la desigualdad social, el clima escolar, los recursos…”, enumera Ruiz. De hecho, pocas circunstancias son más poderosas para explicar el desempeño académico de un estudiante que el nivel educativo de sus progenitores. […]
[No es sólo un problema metodológico porque] es casi imposible atribuir los resultados de los países a uno u otro modelo. “Hay países con currículos y programaciones tradicionales y otros más innovadores en los puestos altos” [de las pruebas PISA, por ejemplo], señala. Pero sí intuye un factor entre las naciones aventajadas: “La tradición y el valor que se da socialmente a la educación y a los maestros”.
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Es relevante que sea la tradición y el valor que se da socialmente a la educación y a los docentes un rasgo compartido por los sistemas educativos con mejores resultados.
Tarabini puntualiza. “Si un proyecto no sirve para aprender, tiene un impacto negativo sobre todo el alumnado, pero los de mayor capital cultural podrán compensarlo con su familia. El fracaso de la práctica pedagógica siempre perjudica a quien no tiene un apoyo detrás. Pero esto no solo aplica a los proyectos, ¿eh? Con las clases magistrales pasa lo mismo” […]
ibid
En este sentido las propuestas de segregación de alumnos por niveles benefician a los mejores y perjudican a los peores. Frente a ella, surgió la integración como propuesta más realista de lo que es una sociedad diversa en la que el ejemplo y el apoyo mutuo actúan como elementos motivadores y de mejora del conjunto del alumnado.