Donald Trump ha sido nuevamente elegido. Más de 70 millones de votantes han hecho posible su retorno, es verdad que dentro de un sistema electoral tan singular como lo es el de los Estados Unidos. Hablamos de una democracia tan particular en la que sólo dos partidos (sin alternativas) pueden ganar las elecciones, y con un sistema de elección en el que quien gana en un estado (aunque sea por un solo voto) obtiene toda la representación que le corresponde a ese estado. Más aún, las campañas son tan astronómicamente caras que sólo unas estructuras gigantescas, vinculadas a los grandes poderes económicos, pueden presentarse con garantías a una elección. Y nadie se plantea reformar esto. Y le llaman democracia.

La verdad es que el fenómeno Donald Trump, con sus peculiaridades, no nace de la nada: de hecho, antes tuvimos el «Tea Party», un movimiento político social ultra que demuestra la existencia de todo un caldo de cultivo y una base social, dentro de la sociedad estadounidense, de la que nace el fenómeno el trumpismo. Un trumpismo social que es una forma de entender la vida, con arraigo en la propia historia de los EE.UU.

Lo que hizo Trump […] fue aglutinar una afectividad política y un rencor que se había estado generando durante esos ocho años [de gobierno de Obama] y que nace de siglos de historia.

edurne portela – conversatorio, tinta libre de octubre de 2024, pág. 4

Lo que quiere decir el exitoso «MAGA» es, el fondo, volver a una América blanca (Make America White Again)

Seguir a Trump es una religión

Contra los medios de comunicación

Al margen de la célebre consigna de que «ahora los medios son ustedes«, lo cierto es que Trump ha puesto en marcha una verdadera caza de brujas contra aquellos medios que no le son afines:

  • Una periodista de Associated Press (una de las agencias de prensa más reputadas) fue vetada a las ruedas de prensa del presidente porque no aceptó la decisión unilateral de Trump de cambiar el nombre del «Golfo de México» por «Golfo de América».

Algunos ejemplos de medidas adoptadas

  • Propone anexionarse Groenlandia. Desea su valor estratégico y sus reservas minerales de tierras raras. Dice que les iría mejor con EE.UU. que con Dinamarca.
  • Propone apropiarse del «Canal de Panamá«. Esta amenaza ha sido suficiente para que todos los indicios de presencia china en la gestión de una parte de canal ha desaparecido por completo, por decisión del gobierno de Panamá.
  • Ridiculiza constantemente al presidente de Canadá y dice que Canadá estaría mucho mejor siendo parte de los EE.UU.
  • Ha desencadenado una guerra comercial: estableciendo aranceles para las importaciones de Canadá, México, China y la Unión Europea.
  • Considera que la invasión de Ucrania por parte de Rusia fue provocada por el presidente Zelensky al que llama abiertamente «dictador», aunque en otro momento, ante las preguntas de los periodistas, se sorprende y comenta: «¿he dicho yo eso?
  • Miente al decir que la aportación de EE.UU. a la guerra de Ucrania es de 300.000 millones de dólares, cuando es de algo más de 150.000. Y le exige a Zelensky que se la devuelva. Para ello ha obligado a los ucranianos a firmar un acuerdo impuesto para que la gestión de sus recursos mineros quede en manos de EE.UU., sobre todo, lo que respecta a las «tierras raras».
  • Afirma que la Unión Europea fue creada para «joder» a EE.UU., por ello: abandona su defensa (lo que deja sin fuerza a la OTAN); exige que los países europeos gasten más en defensa (comprando material militar a los EE.UU.); le impone aranceles y la ningunea como en el caso de las negociaciones sobre la paz de Ucrania en las que no tiene previsto de participe la U.E.
  • Muestra un comportamiento obsesivo contra los principios D.E.I. (diversidad, equidad e inclusión). Exige que sus Departamentos de Estado, las administraciones y las empresas eliminen cualquier referencia a programas que busquen la inclusión, la equidad o que traten de evitar la discriminación de ciertos grupos. En este sentido la embajada de EE.UU. en Madrid envió un escrito a sus suministradores para decirles que si tenían políticas de este tipo en sus empresas dejarían de contratar con ellas. Es tal la importancia de esta imposición que algunas empresas están dividiendo su forma de trabajar en EE.UU. (donde reniegan de esos planes) y en Europa donde la legislación les obliga a tenerlos. El consejo de administración de Apple, en esta semana, se va a reunir para decidir cómo eliminarlos. Jeff Bezos, por su parte, ha impuesto su desaparición en la dirección editorial de la sección de opinión del Washinton Post (del que es propietario).
  • Ha convertido a los inmigrantes «sin papeles» en los chivos expiatorios de todos los problemas del país y, por ello, ha comenzado a «cazarlos» en redadas en lugares públicos, iglesias, escuelas,… deportándolos esposados de pies y manos en aviones militares no acondicionados en los que se sientan como si fueran mercancías. No le vale con deportarlos, hay que humillarlos y, para ello, se difunden vídeos con imágenes del proceso o, incluso, «La Casa Blanca se burla de los migrantes deportados mostrando el sonido de los grilletes y las cadenas como si fuese un vídeo de ‘ASMR’» (laSexta) para que te lo pongas para relajarte, en lugar del ruido del mar o de las llamas de una chimenea.
  • Y si todo esto fuera poco, ha sentado las bases de un estado policial al más puro estilo fascista: en el que cada ciudadano debe vigilar a sus vecinos y denunciarlos. De hecho, los inmigrantes indocumentados temen ir a los colegios o a la puerta de los colegios a recoger a sus hijos por miedo a las redadas. Hace unos días apareció la noticia de una niña que se había suicidado por el acoso al que la sometían sus compañeros que amenazaban con denunciarla. Dentro de la administración, se ha amenazado con despedir a aquellos funcionarios que no denuncien los comportamientos de compañeros que no cumplan con los dictados de la administración en lo relativo al abandono de los programas D.E.I.
  • Asimismo, ha hecho que EE.UU. abandone la UNRWA (el organismo de la ONU para Palestina), la OMS, y ha eliminado
  • Y, para colmo, ha elegido a personajes de una dudosa idoneidad para los cargos de responsabilidad de la administración:
    • Elon Musk: dirige el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Es el encargado de reducir al mínimo la administración estatal. Hace unos días envió un formulario a todos los funcionarios (incluidos los miembros del FBI) -bajo amenaza de despido- para que expliquen lo que han hecho en la última semana que justifique su puesto de trabajo. Su nombramiento es más que cuestionable al permitirle tener acceso a información privada de sus competidores.
    • Pete Hegseth: como Secretario de Defensa. Era presentador de Fox News y estuvo envuelto en un escándalo por abuso sexual y acusaciones de consumo de drogas y de obstaculizar su investigación. Se le critica por su falta de experiencia y por su carácter ultra que muestra en sus redes y en su cuerpo tatuado con símbolos de ultra derecha.
    • Robert F. Kennedy Jr.: como jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos: conocido por sus posturas antivacunas y por difundir teorías de conspiración durante la pandemia de COVID-19.
    • Tulsi Gabbard: encargada de los servicios de inteligencia, es un clara defensora de Rusia y contraria a las ayudas a Ucrania.
    • El Consejero de economía es un multimillonario con intereses en las empresas de petroleo. No es de extrañar, Trump dijo, en su campaña, que autorizaría todo tipo de prospecciones sin límite; diciendo que la defensa del medio ambiente no puede ser un obstáculo para el desarrollo económico del país.