Este hombre patético e inmaduro ya no es sólo la persona más rica del mundo, también ha sido en los últimos meses el apoyo del presidente de la primera potencia mundial. Donald Trump le ha confiado la reforma de la administración para hacerla más eficiente y eliminar todos los gastos superfluos, y para ello le ha puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, DOGE por sus siglas en inglés. DOGE, igual que la criptomoneda que Elon Musk ha promocionado a lo largo de los años. Parecería una broma si no fuera porque las decisiones de Musk en este Departamento han supuesto que entre 50.000 y 60.000 personas pierdan el empleo. En opinión de Musk, en la administración no se trabaja como se debería. Según él “nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana” y “el número correcto de horas es una media de 80 a la semana, con algunos picos de 100 horas semanales”. Trabajar 100 horas “es fácil si realmente amas lo que haces, porque no lo consideras trabajo”. Cuando Musk compró Twitter ya estaba al frente de Tesla, SpaceX, The Boring Company y Neuralink, y ha explicado que en ese momento su horario de trabajo llegó a las 120 horas a la semana. Algo más de 17 horas al día, los siete días de la semana. Casi nadie que trabaje en la administración está a la altura de sus expectativas. 
Esta oleada de despidos se ha realizado sin piedad. Uno de los departamentos fulminados ha sido USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, con actividad en 160 países abarcando áreas como salud, educación, protección de la infancia o seguridad alimentaria. Su programa de Alimentos para la Paz (Food for Pace) proporcionaba ayuda a más de 41 millones de personas en 36 países, el Plan para el Alivio del SIDA (PEPFAR) ha salvado más de 26 millones de vidas y apoyado el tratamiento antiviral de más de 20 millones de personas, el Plan contra la Malaria (PMI) brinda apoyo y prevención a más de 500 millones de personas en África. Por no hablar de los programas de apoyo a la infancia o a la pobreza. Todo cerrado y cancelado de manera súbita. La persona más rica del mundo ha decidido que se puede abandonar a las personas más pobres del mundo.
Parece un juego y no lo es, pero aunque lo fuera Musk también jugaría sucio. Es conocida su afición a los videojuegos y en reiteradas ocasiones se ha esforzado en demostrar que cuando se lo propone puede llegar a ser uno de los mejores del mundo. Este posicionamiento le había ayudado a conectar con el público más joven, pero ha quedado en evidencia cuando al analizar su historial en línea se ha descubierto que su cuenta de juegos estaba activa y logrando puntuaciones récord a la vez que estaba asistiendo a la toma de posesión de Trump, este enero de 2025. No le ha quedado más remedio que admitir que hace trampas usando a terceras personas para que jueguen en su nombre, pero se ha negado a disculparse. Todo lo contrario, se ha dedicado a acosar en su red X al usuario que había descubierto su engaño.
Steve Bannon es el ideólogo ultraconservador que diseñó y lideró la estrategia que llevó a Donald Trump a su primer mandato en la Casa Blanca. Tras acceder al poder tuvo graves problemas relacionados con un enorme e injustificado desvío de fondos públicos, lo que le llevó a salir de la escena pública. Tras este embrollo dedicó su energía, y mucho dinero, a crear “una infraestructura global para un movimiento populista global” que le ha llevado a apoyar desde hace unos diez años el desarrollo de movimientos políticos conservadores y populistas en distintos países. El Frente Nacional en Francia, Vox en España, Fidesz en Hungría, la Liga Norte en Italia, Alternativa por Alemania, los Demócratas de Suecia, el Partido por la Libertad de Países Bajos, el Partido Liberal de Austria, el Partido Popular de Suiza, el Partido de la Independencia en Reino Unido, el Vlaams Belang flamenco, el Partido Popular Belga, el Partido de los Finlandeses, la Alianza de los Socialdemócratas Independientes de Serbia, el Likud israelí o la campaña presidencial de Jair Bolsonaro en Brasil. En un mundo global susceptible de ser operado con plataformas digitales supranacionales, cuando tienes mucho dinero y mucha ambición, te puedes plantear una estrategia para llevar más allá tu ideología y tus intereses. Ahora los socios de Elon Musk ya no sólo quieren hacer negocios, también quieren dominar el mundo. Pero ya se ha visto que Elon Musk tiene una facilidad innata para pelearse con sus socios. Algo pasó porque Bannon dice que Musk “tiene la madurez de un niño”, “debería volver a Sudáfrica” y que “detenerlo es para mí una cuestión personal”.

genís roca, «la maldición de elon musk» – revista tintalibre, mayo 2025, pág. 13