La República de los intelectuales / La República de los maestros y maestras»
En nuestro imaginario colectivo la figura de don Gerardo, el protagonista de ‘La lengua de las mariposas’ —impresionante Fernando Fernán Gómez— , permanece como el arquetipo del maestro republicano, sabio, escéptico, pero que no pierde la ilusión de cambiar la sociedad mediante una educación capaz de formar alumnos críticos.
Mª del Carmen Agulló Díaz, «La revolución en la escuela» – Revista Eldiario.es – Las luces de la Segunda República
La aspiración a una España democrática y culta. La educación como pilar de ese cambio. Una escuela pública, obligatoria, laica y gratuita para todos, basada en el trabajo y en la solidaridad humana. Una escuela que necesita, como pilar fundamental, una nueva carrera de acceso a la docencia: una dignificación de la figura del maestro/a dentro de la sociedad. «Más escuelas y mejores maestros» como señala el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (dirigido por un maestro). El plan supone la creación de tantas escuelas como sea posible (dado el enorme déficit existente), de comedores escolares («cantinas») y de colonias escolares para que los niños disfruten de actividades lúdicas, deportivas y culturales en el mar o la montaña.
Respecto a la función docente: se mejora de manera importante el sueldo de maestro/a, se equipara el estudio de Magisterio con el resto de estudios universitarios (las Normales se hace mixtas -a lo que responden los grupos más reaccionarios), se modifica el sistema de acceso a la función pública (con un año de prácticas remuneradas, sin oposiciones) y se garantiza la formación continua de los maestros/as en ejercicio (Centros de Colaboración, Semanas pedagógicas, Escoles d’estiu)
Se intenta que la escuela sea un lugar de convivencia, de tolerancia y respeto, regido por principios democráticos, en el que el maestro/a «no pega». Un lugar en el que se fomentan los principios constitucionales de actividad, solidaridad, trabajo, libertad y cooperación. Porque formar ciudadanos es el requisito imprescindible para crear una sociedad democrática.
LAS MAESTRAS REPUBLICANAS SON EL NUEVO MODELO DE CIUDADANAS MODERNAS
Son mujeres independientes económicamente, con poder de decisión sobre su vida afectiva, con una profesión, que no necesitan obligatoriamente el matrimonio para sobrevivir.
Ellas introducen en las escuelas las máquinas de coser y de escribir, como propone Leonor Serrano, para impartir una formación profesional y doméstica. […].
[Son] maestras con su imagen moderna, sus cabellos y faldas cortas y su sonrisa, porque intentan trasmitir a sus alumnas el concepto del aprendizaje atractivo, de la alegría de aprender en una escuela nueva, de la llegada de la modernidad. Maestras que son ciudadanas que votan y que se incorporan al ámbito público, que se afilian a partidos políticos y a sindicatos, que tienen una participación ciudadana activa y son concejalas, alcaldesas, diputadas en Cortes.[ESCUELAS DE ADULTOS]
También se ocupan de las escuelas de adultas. Es necesario alfabetizarlas para que puedan ejercer de manera consciente el voto, para ser ciudadanas de pleno derecho. Han de aprender a
Mª del Carmen Agulló Díaz, «La revolución en la escuela» – Revista Eldiario.es – Las luces de la Segunda República
leer y escribir, pero, sobre todo, a discutir, a debatir, a cuestionar.
Formación de adultas y adultos que será decisiva en las zonas rurales, en las que se completa con las acciones del Patronato de
Misiones Pedagógicas.
Las Misiones Pedagógicas
El Patronato de Misiones Pedagógicas fue creado por el Gobierno Provisional de la Segunda República el 29 de mayo de 1931. Su objetivo era llevar a las gentes que vivían en las zonas rurales los avances del progreso y el disfrute de la cultura que se encontraba reservado a las zonas urbanas.
Su origen se encuentra en la propuesta que el fundador de la Institución Libre de Enseñanza (Francisco Giner de los Ríos) realizó al gobierno de la época en 1881. Su propuesta era llevar a los mejores maestros a las zonas rurales más abandonadas para hacerlas partícipes del progreso industrial y de la Ilustración que acompañaban a la modernidad.
Para ello, se buscó, con mucho cuidado, un grupo entusiasta de intelectuales y de maestros y maestras que fueran capaces de insertarse adecuadamente en el medio rural. Su tarea estaba vinculada con los diversos servicios que se ofrecían:
- Bibliotecas: (en este proyecto colaboró María Moliner). El proyecto consistía en una colección de 100 libros que se entregaban en un mueble que quedaba depositado en la Escuela, al cuidado del maestro/a. «Hasta el 31 de marzo de 1937, en que se disolvió el Patronato, se entregaron 5.522 bibliotecas y alrededor de 600.000 libros, lo que supone la campaña de animación a la lectura más grande jamás hecha en España. Era habitual que los misioneros reunieran a los niños durante el día, mientras los adultos trabajaban, para leer y organizar juegos. Junto con los libros, los misioneros llevaban un gramófono con el que organizaban audiciones tanto de música popular, representativa de las diversas comunidades de España, como clásica o culta.» (Eugenio Otero Urtaza, «Las Misiones Pedagógicas: la enseñanza de ‘todo lo demás» – Revista Eldiario.es – Las luces de la Segunda República)
- Cine: Era lo que más sorprendía y lo que más llamaba la atención, de manera que no faltaba en ninguna expedición. Las personas acudían desde lugares lejanos para contemplar este misterioso artilugio que proyectaba imágenes tan reales que asustaban al público, por ejemplo, cuando veían un tren viniendo hacia ellos. Eran proyecciones de cine mudo (películas o documentales) que se hacían acompañar de la música de un gramófono.
- Teatro: (dirigido por Alejandro Casona y tomando como modelo la «Carreta de Angulo el Malo» de El Quijote) pretendía llevar obras sencillas, fáciles de montar, entender y de representar, con pocos actores, que, en algunos casos, fueron sustituidas por teatro de guiñol, al ser más fácil de transportar a los lugares más apartados. (El teatro de guiñol fue dirigido por Pedro Salinas para cumplir con su deseo de estudiar el lenguaje popular). Se representan obras cortas de teatro clásico que aporten sabiduría a quienes las contemplan. Los actores, unos cincuenta, eran estudiantes universitarios y aprendices de maestros que ponían todo su entusiasmo y esfuerzo en llevar la cultura a todas partes, incluso a las más remotas.
- Música:
- Reproducciones de obras artísticas: El «Museo del Pueblo» era un conjunto de copias de cuadros, principalmente del Museo del Prado, realizadas por pintores jóvenes que, de manera itinerante, acercaban el arte a las zonas rurales. Una vez concluida la cesión temporal, se dejaban fotografías o grabado enmarcados en la escuela del lugar. Las explicaciones sobre los cuadros se hacían acompañar de proyecciones de películas o de imágenes fijas, abriendo la actividad a la participación de los campesinos.
- Recitado de poesía o romances:
- Cursos participativos de formación para maestros/as de una determinada zona.
«Toda esa juventud se dio cuenta de que no solo había una cultura antigua y residual en las aldeas, sino que además esta cultura contenía un fondo con el que había que contar para renovar la vida y los hábitos del país. Por otra, las andanzas por los pueblos hicieron madurar a toda una generación inquieta de intelectuales, estudiantes y profesores universitarios, inspectores de educación y maestros, influyendo en su percepción de la vida, en sus valores artísticos y literarios, en sus decisiones políticas y sus compromisos
sociales.» (Ibid)