Mes: agosto 2022

Una sociedad que se llama «soledad»

Se vive como se sueña,… solo.

«maravillas»

Vivimos en una sociedad con los medios para comunicarnos más potentes de la historia que nos permiten interactuar con cualquier persona en cualquier parte del mundo, y con los niveles de soledad más altos jamás conocidos.

soledad

En España, el suicidio es la causa externa más frecuente de muerte por encima de los accidentes de tráfico y la segunda entre jóvenes de 15 a 29 años. Por otra parte, desde que empezaron las restricciones por la pandemia, el porcentaje de españoles que dicen sentirse solos ha pasado del 11,6% al 18,8%, según el estudio ‘Soledad en la UE’ del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.

patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 30

La soledad «no deseada» provoca problema mentales y físicos: acelera el deterioro cognitivo en ancianos, favorece la depresión (afección que aparece en un alto índice de suicidios), se asocia a problemas cardíacos y de tensión arterial, etc.

Los grandes grupos de la soledad «no deseada» son:

  • Adolescentes y jóvenes: ya que se sienten excluidos de la sociedad en la que viven. Los síntomas son las autolesiones y el suicidio que se ha convertido en una causa importante de fallecimientos.
  • Los 30 años: a esta edad aumenta el número de personas que viven aisladas en su habitación reduciendo su contacto con el exterior al uso de Internet: por él hablan, se relacionan, compran todo lo necesario para la subsistencia (incluida la comida).
  • Mayores de 65 años: es el grupo más afectado por la soledad.
  • Las personas cuidadoras de ancianos o personas dependientes (enfermos o discapacitados) que ocupan toda su vida en ellos. Son familiares que se dedican a su cuidado sin mecanismos de cuidado y descanso para ellos mismos.
  • Los migrantes: que llegaron hace años y carecen de redes de apoyo familiares o de comunidad. Lo mismo sucede con los hijos de estos que ya no se sienten ni ciudadanos del país de origen ni del de destino. Es el conocido como: «desarraigo del migrante».

Algunos países como Japón o Gran Bretaña han considerado este un problema de salud de tal importancia que han creado organismos oficiales para estudiar su incidencia, y para proponer acciones de gobierno adecuadas con las que tratar este problema social de primera magnitud que han detectado en sus países. Así lo explica Patricia Gea:

En Reino Unido, el Gobierno de la ex primera ministra Theresa May creó en 2018 la primera Secretaría de Estado de la Soledad. “Para demasiada gente, la soledad es la triste realidad de la vida moderna”, afirmaba May al anunciarlo. Reino Unido había recibido la alerta desde la OMS por ser el país europeo en el que el mayor número de personas –en torno a 200.000– aseguraban sentirse solas. Unos años después, en mitad de la pandemia, en febrero de 2021, llegaba desde Japón la noticia de la creación de un distópico Ministerio de la Soledad; se había revelado el registro de suicidios en el país nipón en 2020, que había alcanzado los 21.919 casos y había supuesto el primer ascenso en 11 años. Además, el 14% de las personas fallecidas que vivían solas fueron halladas entre uno y tres meses después del deceso. Las autoridades japonesas creían que la elevada tasa de suicidios solo podía descender si se combatía la soledad, y desde ese punto partía su estrategia.

patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 31

Estamos en una sociedad tremendamente individualista en la que se ha perdido el sentido de comunidad y las redes sociales de comunicación y de apoyo. Las ciudades se han construido como colmenas gigantescas, sin espacios comunes y sin contacto comunitario: desaparecen las plazas, los lugares tranquilos y silenciosos para caminar, sentarse y conversar, los espacios públicos y los lugares en los que los niños/as puedan salir a la calle sin peligro; sin embargo, se crean espacios desnaturalizados sin vegetación; ciudades sin espacios amables, sin lugares para el encuentro entre vecinos.

Por lo tanto, la respuesta debe ser mucho más amplia que la dispensación de fármacos, de los que ahora se abusa. Debe ser una respuesta imaginativa, en la intervenga urbanismo, arquitectura, programas de intercambio intergeneracional y de ocio, sistemas de acompañamiento, seguimiento y de supervisión, acción ciudadana e institucional, etc. Un ejemplo de estas propuestas imaginativas es la creación de comunidades con elementos y servicios compartidos:

Nemesio Rasillo Oliver preside la cooperativa Brisa del Cantábrico, el proyecto de ‘co-housing’ senior más grande de España, ubicado en Meruelo (Cantabria). En él van a vivir 400 personas de entre 50 y 90 años, en 200 viviendas de planta baja, de una o dos habitaciones, con 3.500 m2 de espacios comunes, residencias con servicios de apoyo para los miembros dependientes, edificio para invitados y campamentos con nietos en verano. Una miniciudad hecha a su medida. “Queremos que sea un espacio para toda la vida –dice Nemesio–, en el que los costes se asuman en grupo y donde las personas mayores podamos vivir a gusto sin sentirnos abandonadas. Porque nuestra vida no se acaba después de la jubilación”.

patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 33

Dilema moral sobre un caso de eutanasia

La justicia ha debido pronunciarse ante un caso de solicitud de eutanasia verdaderamente singular. Es el caso de un preso con delitos de sangre, aún sin juzgar, que quedó tetraplégico durante la comisión del delito pendiente de juicio.

Es el caso de un trabajador de una empresa de seguridad que un día volvió a su lugar de trabajo armado y comenzó a disparar contra sus compañeros y contra los mossos que intentaron detenerlo. El resultado fue devastador: varias víctimas, algunas mortales, y otras, gravemente heridas como el propio agresor que quedó postrado en una cama de por vida.

Ante la proximidad del juicio, el agresor solicitó la aplicación de la ley de eutanasia por encontrarse en una situación de sufrimiento irrecuperable. La Comisión encargada de estos casos, examinó su situación y concluyó que su caso se encontraba recogido dentro de los supuestos de la Ley de Eutanasia, y que, por lo tanto, tenía derecho a la muerte asistida.

Las víctimas, en cambio, recurrieron esta decisión ante la justicia por cuanto este hecho suponía un quebranto de su derecho a justicia y reparación.

Los tribunales han considerado que el derecho a la vida, de la que el acusado quiere deshacerse conforme a lo que establece la ley, es de mayor valor que el de las víctimas a ver condenado al agresor.

La decisión adoptada era relevante por cuanto aprobar la muerte asistida suponía que el agresor iba a morir sin que constase ningún delito cometido por él.

  • En consecuencia, su familia podrá adjudicar su herencia sin cargas. Algo que no podrían haber hecho de haber sido juzgado y condenado a indemnizar a sus víctimas.
  • Que las víctimas (y los familiares de los fallecidos) van a tener que recurrir a la vía judicial correspondiente para reclamar una indemnización a la Generalitat de Catalunya en calidad de «responsable civil subsidiaria» ;
  • En consecuencia, van a ser los ciudadanos -con sus impuestos- los que paguen las indemnizaciones que le corresponderían a quien cometió el delito.

Hoy, martes 23 de agosto, se cumplirá el deseo del reo, aunque no como sus abogados han solicitado: mediante la concesión del tercer grado, para que pudiera despedirse de sus familiares. La juez ha decidido que haga uso del régimen de visitas al que tiene derecho en la cárcel sin habilitar un cambio de ubicación.

Recuperemos el «Derecho Internacional»

Estados Unidos se siente amenazado. Demasiados países ya no respetan el «mando único estadounidense», y los halcones de su administración no están dispuestos a aceptarlo. Para ellos nada ha cambiado. De hecho, creen que la inestabilidad internacional actual es un buen momento para recuperar su papel hegemónico en el mundo (ese que creen que les corresponde por naturaleza). Olvidan que el mundo ya no es el que conocían y que el multilateralismo ha llegado para quedarse.

Los países del Sur han abandonado su papel de comparsa y han decidido no alinearse: no aceptando, por ejemplo, las sanciones a Rusia. Esta guerra no va con ellos. Sus intereses son otros, como, por ejemplo, esa China que les construye puertos, aeropuertos, puentes e infraestructuras a cambio de sus materias primas, principalmente tierras raras. China no es la Europa o los Estados Unidos del viejo colonialismo que se apoderaban igualmente de sus riquezas, pero sin contrapartidas y tomando, además, el control sobre sus gobiernos, con lo que ello supone.

Lástima que la Unión Europea no haya hecho lo mismo adoptando un mando propio lejos de esa supeditación al «mando único». Si lo hubiera hecho, ahora no tendríamos una guerra de una crueldad extrema (como lo son todas) a las puertas.

Ese es el problema: estamos gobernados por un grupo de individuos en la sombra sobradamente codiciosos; unos bravucones cuya inteligencia limitada no les permite nada más que recurrir a la «solución más fácil»: el empleo de la violencia (la más primitiva de las soluciones). Quizá esta actitud se entienda mejor porque la respuesta militar es, además de simple, la más rentable económicamente para EE.UU. -recordemos que la industria militar es uno de los principales motores de su economía y que una recesión necesita de la reactivación económica que ofrece un mundo empeñado en gastar más, cada vez más, en armas y en sistemas de defensa-.

Se supone que en una sociedad desarrollada, en un Estado ilustrado, las soluciones se buscarían a través del diálogo, de la diplomacia y del acuerdo. Pero eso requeriría de inteligencia, tesón, tiempo y esfuerzo; y no es precisamente lo que se busca. Se vende la idea del enemigo cruel y misterioso al que hay que aniquilar rápido con una fulgurante victoria militar que, obviamente, es mucho más digerible para el gran público, amante del espectáculo, y muy rentable para la gran industria militar.

Sin embargo, el Estado moderno, de base democrática, se fundamenta en la tolerancia y en el respeto mutuo, como garante de la convivencia pacífica. Para concretase, el Estado se dota de un conjunto de leyes, que nos damos entre todos, y que conforman el Estado de derecho. Del mismo modo, las relaciones entre los diferentes estados deben fundamentarse en ese mismo principio en el que la convivencia se hace posible por la existencia de unas reglas comunes (dadas, de nuevo, entre todos y respetadas por todos) que constituyen los principios del «Derecho Internacional».

Sólo la ineptitud de presidentes de los EE.UU. (como G. W. Bush), asesorado por halcones que consideraban el mundo de su propiedad, ha propiciado vulneraciones flagrantes de ese Derecho Internacional que ahora otros muchos no consideran, lamentablemente, como algo digno de respeto ni de consideración.

Debilitar el valor del Derecho Internacional, despreciar el fundamento legal de los estados y de la limpieza de unas elecciones, dudar de la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente y del papel de los ciudadanos en la toma de decisiones, supone abocarnos inevitablemente al autoritarismo.


Escalada de las tensiones a nivel internacional:

  • EE.UU. ——— Rusia – La guerra de Ucrania
  • EE.UU. ——— Irán – Israel se alía con Arabia Saudita y con los Estados del Golfo para «defenderse» de Irán. Sigue sin firmarse el acuerdo sobre el uso de energía nuclear en el que se basa el bloqueo a Irán y las sanciones que soporta. Irán se acerca a Rusia.
  • Turquía: en una crisis económica y política muy severa pierde su laicidad para acercarse al Islam utilizando su fuerza social y política. Asimismo, mantiene su deseo de invadir el norte de Siria (controlado por los Kurdos). A la vez, se convierte en un socio comercial de Rusia para evitar las sanciones comerciales estadounidenses y europeas. Actúa como mediador en el conflicto Rusia – OTAN garantizando la exportación del grano ucraniano.
  • Corea del Norte: continúa con sus ensayos de armas para intentar lograr misiles nucleares con los que amenazar a todo aquel que considere su enemigo. Y se beneficia del negocio que le supone la venta de misiles a Rusia, desgastada por la guerra de Ucrania y falta de una industria capaz de producir la cantidad de misiles que está utilizando en ella.
  • Libia, Siria, Afganistán, Irak, Yemen,…
  • África: ¿qué es?
  • ¿Y el Sur?