Se vive como se sueña,… solo.
«maravillas»
Vivimos en una sociedad con los medios para comunicarnos más potentes de la historia que nos permiten interactuar con cualquier persona en cualquier parte del mundo, y con los niveles de soledad más altos jamás conocidos.
soledad
En España, el suicidio es la causa externa más frecuente de muerte por encima de los accidentes de tráfico y la segunda entre jóvenes de 15 a 29 años. Por otra parte, desde que empezaron las restricciones por la pandemia, el porcentaje de españoles que dicen sentirse solos ha pasado del 11,6% al 18,8%, según el estudio ‘Soledad en la UE’ del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 30
La soledad «no deseada» provoca problema mentales y físicos: acelera el deterioro cognitivo en ancianos, favorece la depresión (afección que aparece en un alto índice de suicidios), se asocia a problemas cardíacos y de tensión arterial, etc.
Los grandes grupos de la soledad «no deseada» son:
- Adolescentes y jóvenes: ya que se sienten excluidos de la sociedad en la que viven. Los síntomas son las autolesiones y el suicidio que se ha convertido en una causa importante de fallecimientos.
- Los 30 años: a esta edad aumenta el número de personas que viven aisladas en su habitación reduciendo su contacto con el exterior al uso de Internet: por él hablan, se relacionan, compran todo lo necesario para la subsistencia (incluida la comida).
- Mayores de 65 años: es el grupo más afectado por la soledad.
- Las personas cuidadoras de ancianos o personas dependientes (enfermos o discapacitados) que ocupan toda su vida en ellos. Son familiares que se dedican a su cuidado sin mecanismos de cuidado y descanso para ellos mismos.
- Los migrantes: que llegaron hace años y carecen de redes de apoyo familiares o de comunidad. Lo mismo sucede con los hijos de estos que ya no se sienten ni ciudadanos del país de origen ni del de destino. Es el conocido como: «desarraigo del migrante».
Algunos países como Japón o Gran Bretaña han considerado este un problema de salud de tal importancia que han creado organismos oficiales para estudiar su incidencia, y para proponer acciones de gobierno adecuadas con las que tratar este problema social de primera magnitud que han detectado en sus países. Así lo explica Patricia Gea:
En Reino Unido, el Gobierno de la ex primera ministra Theresa May creó en 2018 la primera Secretaría de Estado de la Soledad. “Para demasiada gente, la soledad es la triste realidad de la vida moderna”, afirmaba May al anunciarlo. Reino Unido había recibido la alerta desde la OMS por ser el país europeo en el que el mayor número de personas –en torno a 200.000– aseguraban sentirse solas. Unos años después, en mitad de la pandemia, en febrero de 2021, llegaba desde Japón la noticia de la creación de un distópico Ministerio de la Soledad; se había revelado el registro de suicidios en el país nipón en 2020, que había alcanzado los 21.919 casos y había supuesto el primer ascenso en 11 años. Además, el 14% de las personas fallecidas que vivían solas fueron halladas entre uno y tres meses después del deceso. Las autoridades japonesas creían que la elevada tasa de suicidios solo podía descender si se combatía la soledad, y desde ese punto partía su estrategia.
patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 31
Estamos en una sociedad tremendamente individualista en la que se ha perdido el sentido de comunidad y las redes sociales de comunicación y de apoyo. Las ciudades se han construido como colmenas gigantescas, sin espacios comunes y sin contacto comunitario: desaparecen las plazas, los lugares tranquilos y silenciosos para caminar, sentarse y conversar, los espacios públicos y los lugares en los que los niños/as puedan salir a la calle sin peligro; sin embargo, se crean espacios desnaturalizados sin vegetación; ciudades sin espacios amables, sin lugares para el encuentro entre vecinos.
Por lo tanto, la respuesta debe ser mucho más amplia que la dispensación de fármacos, de los que ahora se abusa. Debe ser una respuesta imaginativa, en la intervenga urbanismo, arquitectura, programas de intercambio intergeneracional y de ocio, sistemas de acompañamiento, seguimiento y de supervisión, acción ciudadana e institucional, etc. Un ejemplo de estas propuestas imaginativas es la creación de comunidades con elementos y servicios compartidos:
Nemesio Rasillo Oliver preside la cooperativa Brisa del Cantábrico, el proyecto de ‘co-housing’ senior más grande de España, ubicado en Meruelo (Cantabria). En él van a vivir 400 personas de entre 50 y 90 años, en 200 viviendas de planta baja, de una o dos habitaciones, con 3.500 m2 de espacios comunes, residencias con servicios de apoyo para los miembros dependientes, edificio para invitados y campamentos con nietos en verano. Una miniciudad hecha a su medida. “Queremos que sea un espacio para toda la vida –dice Nemesio–, en el que los costes se asuman en grupo y donde las personas mayores podamos vivir a gusto sin sentirnos abandonadas. Porque nuestra vida no se acaba después de la jubilación”.
patricia gea – «Los ministerios de la soledad ya no pertenecen
a las distopías» – revista, eldiario.es, pág. 33