Estados Unidos se siente amenazado. Demasiados países ya no respetan el «mando único estadounidense», y los halcones de su administración no están dispuestos a aceptarlo. Para ellos nada ha cambiado. De hecho, creen que la inestabilidad internacional actual es un buen momento para recuperar su papel hegemónico en el mundo (ese que creen que les corresponde por naturaleza). Olvidan que el mundo ya no es el que conocían y que el multilateralismo ha llegado para quedarse.
Los países del Sur han abandonado su papel de comparsa y han decidido no alinearse: no aceptando, por ejemplo, las sanciones a Rusia. Esta guerra no va con ellos. Sus intereses son otros, como, por ejemplo, esa China que les construye puertos, aeropuertos, puentes e infraestructuras a cambio de sus materias primas, principalmente tierras raras. China no es la Europa o los Estados Unidos del viejo colonialismo que se apoderaban igualmente de sus riquezas, pero sin contrapartidas y tomando, además, el control sobre sus gobiernos, con lo que ello supone.
Lástima que la Unión Europea no haya hecho lo mismo adoptando un mando propio lejos de esa supeditación al «mando único». Si lo hubiera hecho, ahora no tendríamos una guerra de una crueldad extrema (como lo son todas) a las puertas.
Ese es el problema: estamos gobernados por un grupo de individuos en la sombra sobradamente codiciosos; unos bravucones cuya inteligencia limitada no les permite nada más que recurrir a la «solución más fácil»: el empleo de la violencia (la más primitiva de las soluciones). Quizá esta actitud se entienda mejor porque la respuesta militar es, además de simple, la más rentable económicamente para EE.UU. -recordemos que la industria militar es uno de los principales motores de su economía y que una recesión necesita de la reactivación económica que ofrece un mundo empeñado en gastar más, cada vez más, en armas y en sistemas de defensa-.
Se supone que en una sociedad desarrollada, en un Estado ilustrado, las soluciones se buscarían a través del diálogo, de la diplomacia y del acuerdo. Pero eso requeriría de inteligencia, tesón, tiempo y esfuerzo; y no es precisamente lo que se busca. Se vende la idea del enemigo cruel y misterioso al que hay que aniquilar rápido con una fulgurante victoria militar que, obviamente, es mucho más digerible para el gran público, amante del espectáculo, y muy rentable para la gran industria militar.
Sin embargo, el Estado moderno, de base democrática, se fundamenta en la tolerancia y en el respeto mutuo, como garante de la convivencia pacífica. Para concretase, el Estado se dota de un conjunto de leyes, que nos damos entre todos, y que conforman el Estado de derecho. Del mismo modo, las relaciones entre los diferentes estados deben fundamentarse en ese mismo principio en el que la convivencia se hace posible por la existencia de unas reglas comunes (dadas, de nuevo, entre todos y respetadas por todos) que constituyen los principios del «Derecho Internacional».
Sólo la ineptitud de presidentes de los EE.UU. (como G. W. Bush), asesorado por halcones que consideraban el mundo de su propiedad, ha propiciado vulneraciones flagrantes de ese Derecho Internacional que ahora otros muchos no consideran, lamentablemente, como algo digno de respeto ni de consideración.
Debilitar el valor del Derecho Internacional, despreciar el fundamento legal de los estados y de la limpieza de unas elecciones, dudar de la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente y del papel de los ciudadanos en la toma de decisiones, supone abocarnos inevitablemente al autoritarismo.
Escalada de las tensiones a nivel internacional:
- EE.UU. ——— Rusia – La guerra de Ucrania
- EE.UU. ——— Irán – Israel se alía con Arabia Saudita y con los Estados del Golfo para «defenderse» de Irán. Sigue sin firmarse el acuerdo sobre el uso de energía nuclear en el que se basa el bloqueo a Irán y las sanciones que soporta. Irán se acerca a Rusia.
- Turquía: en una crisis económica y política muy severa pierde su laicidad para acercarse al Islam utilizando su fuerza social y política. Asimismo, mantiene su deseo de invadir el norte de Siria (controlado por los Kurdos). A la vez, se convierte en un socio comercial de Rusia para evitar las sanciones comerciales estadounidenses y europeas. Actúa como mediador en el conflicto Rusia – OTAN garantizando la exportación del grano ucraniano.
- Corea del Norte: continúa con sus ensayos de armas para intentar lograr misiles nucleares con los que amenazar a todo aquel que considere su enemigo. Y se beneficia del negocio que le supone la venta de misiles a Rusia, desgastada por la guerra de Ucrania y falta de una industria capaz de producir la cantidad de misiles que está utilizando en ella.
- Libia, Siria, Afganistán, Irak, Yemen,…
- África: ¿qué es?
- ¿Y el Sur?
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