Mes: mayo 2023

¿Por qué la gente vota a idiotas?

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Cristóbal Crespo – 20 de mayo de 2023

Hacer o decir cosas poco inteligentes no es un obstáculo para el éxito político. Existen varios factores psicológicos que ayudan a que aparentes idiotas sean elegidos para cargos de responsabilidad una y otra vez, perjudicando en muchos casos el desarrollo del conjunto de la sociedad.

Decía Napoleón Bonaparte que en política, la estupidez no es una desventaja. No diremos que absolutamente todos los políticos sean pésimos — si lo fuesen el sistema quizá acabaría colapsando y no es el caso — pero lo cierto es que la gran mayoría tienen una pésima reputación.

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Para dejar constancia, no diré que todos los políticos son idiotas (aunque la definición de imbécil puede variar), pero muchos lo son. Y si un político es inteligente, siempre deberá fingir cierto grado de estupidez para lograr éxito político.

Confianza e inteligencia

Las personas seguras de sí mismas son más convincentes, y así lo han demostrado numerosos estudios. Y podemos poner un ejemplo: en un juicio, un testigo con confianza es más convincente para el jurado que uno nervioso e indeciso. Lo mismo se puede aplicar y observar en muchos otros contextos como en el de los comerciales o vendedores, donde el fenómeno de la confianza ha sido explotado durante décadas.

Los políticos son claramente conscientes de ello, por ello se forman en temas de comunicación y gestión de sus relaciones públicas. Cualquier político que no parezca seguro y confiado acabará siendo eliminado (metafóricamente hablando). Por lo tanto, la confianza es importante en política.

Sin embargo, el efecto Dunning-Kruger revela que las personas menos inteligentes suelen ser aquellas que están increíblemente seguras de sí mismas. Las personas más inteligentes, en cambio, no lo están en absoluto. La autoevaluación es una habilidad metacognitiva muy útil, pero que requiere de inteligencia; si no tienes mucha, no te considerarás un ignorante, porque técnicamente no tienes la capacidad de hacerlo.

El efecto de Dunning-Kruger también señala que las personas con escaso conocimiento tienden a pensar que saben mucho más de lo que en realidad saben y a considerarse más inteligentes que personas mucho más preparadas. El agravio, según Kruger es doble: los más incompetentes «no solo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello».

Revertiendo este efecto en política, si quieres que una persona segura de sí misma represente a tu partido político, elegir a una persona inteligente sería una mala elección en muchos sentidos.
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La política es complicada

Gestionar efectivamente un país de decenas de millones, cada uno con diferentes requisitos y demandas, es un trabajo increíblemente complicado y hay casi infinitas variables que deben ser consideradas. Desafortunadamente, resumir este trabajo en los medios de comunicación resulta prácticamente imposible, por lo que aquellas personalidades menos inteligentes pero más seguras de si mismas son más persuasivas, y tienen capacidad para destacar con más frecuencia en los mismos.

Respuestas de Gore y Bush en una entrevista durante la campaña presidencial en EE.UU en el 2000

Temas complejos y discusiones demasiado intelectuales pueden desmovilizar a la ciudadanía. Mucha gente puede no tener experiencia o conocimiento sobre el tema, o pueden encontrarlo demasiado intimidante para querer involucrarse, porque hacerlo con éxito requeriría mucho tiempo y esfuerzo. Pero la política, y especialmente la democracia, requiere que la gente se involucre.

[…] pero si alguien con ciertos conocimientos comienza a hablar sobre los tipos de interés o el control del déficit y gasto público, esto alejará a aquellos que no siguen o comprenden tales cosas. Por lo tanto, si una persona segura de sí misma dice que hay una solución simple o promete hacer desaparecer el gran y complicado asunto, parecerá algo mucho más atractivo para el votante de turno.

Esto también se demuestra por la Ley de Parkinson de la trivialidad, donde las personas tienden a perder mucho más tiempo y esfuerzo enfocándose en cosas triviales que en entender algo complicado. Y es que lo primero, como mencionamos antes, ofrece mucho más margen para contribuir e influir, y a la gente le encantan las cosas triviales. Por lo tanto, que las personas menos inteligentes descarten y conviertan en ínfimas los grandes problemas existentes, ayuda definitivamente a ganar votos.

Las bases más iletradas son grupos sociales con un amplio poder electoral, sin capacidad crítica para pensar por si mismos, por lo que resultan muy fáciles de movilizar, y los políticos sin duda tienen facilidad para conectar con ellos. Aunque uno quiera para gobernar una persona inteligente que entienda los métodos para dirigir un país o un pueblo de la mejor manera posible, la ciudadanía parece sentirse atraída por demostraciones de habilidades intelectuales cuestionables.

A los votantes les gusta socializar

¿Cuántas veces hemos oído aquello de «me iría de cañas con tal político»? Esta cercanía que muestran algunos políticos les permite establecer cierta conexión con la ciudadanía, generando confianza y empatía que ayudan a ‘encajar’ entre los votantes.

Y es que el elitismo en política es una cualidad negativa. La idea de que aquellos que dirigen y tienen poder están desconectados de la sociedad es preocupante para muchos ciudadanos, lo que explica los constantes esfuerzos de los políticos por «encajar».

[…] Pero a la gente realmente no le gusta que le digan cosas que no quieren escuchar. Los ciudadanos son muy conscientes de su estatus social; y necesitamos sentir que somos superiores a los demás de alguna manera para mantener nuestra autoestima. Como resultado, alguien más inteligente diciendo cosas complicadas sobre hechos incómodos (pero reales y precisos) nunca va a ser atractivo para nadie. Pero alguien demostrablemente menos inteligente no desafiará el estatus social percibido sobre alguien, y si van a decir cosas simples que apoyen esos inherentes prejuicios y nieguen hechos incómodos, pues mucho mejor.

A pesar de que esto pueda parecer decepcionante, es la forma en que funcionan las mentes de las personas. Véase lo que ocurre en esta campaña electoral de 2023: ¿Para que hablar de cosas complicadas y de futuro cuando se puede hablar de ETA – un tema básico que todo el mundo conoce?

El único consuelo que nos queda a los afectados por el liderazgo de incompetentes es saber que somos más inteligentes por no ocupar esos puestos. Aunque si nos consideramos más inteligentes que los demás, según el efecto Dunning-Krugger, quizá es que en realidad no lo somos, y solo sería cuestión de tiempo, tal y como augura el Principio de Peter, que lleguemos a una posición destacada.


  • El efecto de Dunning-Kruger: es un sesgo cognitivo por el cual, las personas más incompetentes, las que menos saben de algo, tienden a pensar que saben mucho más que los demás, incluso que los expertos. En cambio, las personas más competentes se subestiman respecto a los demás y presentan sus opiniones de manera menos asertiva.
  • Ley de Parkinson de la trivialidad: las personas tenemos una tendencia natural a perder el tiempo en cuestiones sin trascendencia. Es el origen de la ineficacia y de las reuniones interminables en las que no se llega a resolver nada. Fue propuesta por Cyril Northcote Parkinson en 1957. Continúa plenamente vigente. Planteado a través de un ejemplo significa que: el tiempo dedicado a la discusión de una cuestión es inversamente proporcional a la complejidad e importancia de la misma.
  • Principio de Peter: «En una jerarquía todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia» (Laurence Johnston Peter, 1919-1990). En otras palabras, uno va ascendiendo en su nivel de responsabilidad según sus capacidades y se queda anclado en aquel nivel para el cual es incompetente.

Tucker Carlson se va, pero su veneno ultraderechista sigue

https://www.eldiario.es/internacional/tucker-carlson-veneno-ultraderechista-sigue_129_10160685.html

[…] Selección de partes del artículo. Los resaltes y la lista del principio no aparecen en el artículo de Carlos Hernández-Echevarría.

El trumpismo no se puede entender sin el presentador estrella de Fox News, cuyo gran legado es haber normalizado públicamente cosas que antes los líderes republicanos sólo se atrevían a susurrar.

— La estrella de Fox News Tucker Carlson deja la cadena tras el caso por las mentiras sobre el fraude electoral

— FOX News no le ha dejado ni despedirse.

Carlos Hernández-Echevarría

El reinado de Carlson en la tele de pago estadounidense ha cambiado el mundo. Sí, también para usted que no vive en EEUU y que a lo mejor ni le conoce. Muchas de las discusiones más rancias de su última cena de Nochevieja o de las peleas más absurdas que ve en la política nacional vienen directamente de “Tucker Carlson Tonight”.

  • La supuesta dictadura de lo ‘woke’.
  • La obsesión por las personas trans.
  • La lucha contra las “élites globalistas” que nos obligarán a alimentarnos a base de insectos.
  • Las “invasiones” de migrantes.
  • El victimismo en el que se ha instalado la derecha cuyos valores considera constantemente atacados. De ahí la necesidad de un enemigo contra el que luchar, sea el que sea: progresistas, personas trans, las élites, el resto de razas (no blancas), los científicos, los medios de comunicación,… [->La conspiranoia]
  • La denuncia de los ataques que está sufriendo el «supremacismo blanco» y la «cultura occidental», que considera superior a cualquier otra.
  • La deslegitimación de las elecciones y de la democracia representativa.
  • La justificación de la violencia.
  • Criticar a los medios de comunicación y a la «censura» que dicen ejercen dichos medios sobre la realidad que sólo él sabe presentar «como realmente es».
  • Como Trump, ha logrado presentarse como defensor de los humildes y enemigos de las élites, viniendo los dos claramente de la élite.

[Carlson] Estrenó su programa en FOX News sólo unos días después de que Trump ganara las elecciones de 2016 y entre los dos han transformado el ideario conservador en una letanía victimista de agravios y amenazas a la “cultura occidental”, la “civilización superior” y el poder político de los hombres blancos.

El trumpismo como movimiento y como realidad social no se puede entender sin Tucker Carlson. Había y hay en FOX News presentadores más cercanos al expresidente, algunos que prácticamente trabajan para él, pero ninguno que haya representado con tanto éxito su ideología. Como pasa con Trump, el gran legado del presentador es haber normalizado públicamente cosas que antes los líderes republicanos sólo se atrevían a susurrar: el supremacismo blanco, la deslegitimación de las elecciones, la justificación de la violencia…

Es normal que así haya compartido con Trump las alabanzas no ya del conservadurismo tradicional, sino directamente del Ku Klux Klan y otros grupos neonazis organizados. En sus propias palabras: “Usa todos nuestros argumentos” o “es nuestro mayor aliado”. Tienen razón, Carlson los ha llevado desde los márgenes del sistema al centro del Partido Republicano. De ser tóxicos para cualquier candidato a ver sus ideas reivindicadas en horario de máxima audiencia.

Incluso si muchos de sus tres millones de espectadores no compraban todo el discurso supremacista, han estado durante casi siete años viendo el mundo desde un prisma muy particular. Más allá de las ocasiones en que Tucker Carlson ha usado directamente el argumentario supremacista, la insinuación era constante: por ejemplo, Carlson dedicaba horas y horas de su programa a crímenes cometidos por migrantes. La agenda estaba clara. Sin embargo, un estudio elaborado en Texas concluye que los estadounidense cometen proporcionalmente más crímenes que los migrantes irregulares.

En esto y en tantos otros asuntos Carlson ha sido un precursor. FOX News siempre ha sido conservadora, pero él es quien ha ido rompiendo algunas barreras importantes: de criticar la inmigración ilegal a atacar la inmigración en general; de cuestionar a los demócratas a cuestionar la democracia representativa; de explicar que los neonazis no representan a los republicanos a poner sus argumentos en el centro del debate.

Contra la élite, desde la élite

La otra gran similitud entre Tucker Carlson y Donald Trump es una cierta ironía en el hecho de que ambos han logrado presentarse como defensores de los humildes y enemigos de las élites, viniendo los dos claramente de la élite. Del mismo modo, ambos reservan sus palabras más gruesas para criticar a los medios de comunicación y su “censura”, cuando han disfrutado de tribunas privilegiadas en medios masivos durante décadas.

Carlson se refiere a los medios como “animales rastreros que no merecen respeto” y “la guardia pretoriana de la clase dominante” como si él mismo no fuera el hijo de un gran ejecutivo de medios de comunicación y como si no hubiera tenido programas en cuatro de los canales de televisión más importante del país, después de haber trabajado como articulista en otras tantas publicaciones. Y aunque no fuera así, esas acusaciones las hizo ante millones de espectadores en la principal cadena de televisión de pago.

Agricultura en España

«El modelo de economía agraria intensiva es claramente piramidal: una base de asalariados mal pagados y precarios; un sector intermedio constituido por los pequeños propietarios que trabajan en la explotación con la mayor parte de su familia, endeudados y dependientes de los precios que se le fijan desde arriba, desde las comercializadoras, que constituyen la punta de la pirámide y donde se concentran los beneficios. De este modo, este modelo agrario genera una enorme disparidad de rentas entre los productores y los comercializadores pero, además, presenta un trato fiscal desigual respecto de otras actividades productivas municipales, ya que demanda servicios a la comunidad (caminos, red de evacuación de pluviales, iluminación) pero no tributa al municipio por ello.»

[…]

Como contrapeso a todo lo anterior [se refiere a la especulación, problemas medioambientales por el control de residuos plásticos que con la lluvia terminan en la costa, mal control de las balsas de fertilizantes…] se esgrime siempre la misma retórica: la agricultura intensiva es la principal fuente de empleo y riqueza de la Costa de Granada. Y es cierto que genera empleo, pero un empleo mal pagado, temporal, inestable, incapaz de generar rentas que arrastren al sector servicios y que repercuta en un incremento de la prosperidad general. Basta revisar la renta per cápita de los municipios cuya economía depende de esta actividad para constatar este hecho. Municipios casi monoespecíficos en el plástico como El Ejido, Berja, Albuñol, Gualchos o Adra se sitúan en posiciones de ranking de renta nacional casi mil puestos por debajo de Motril. Lo mismo ocurre al observar el grado de desigualdad medido con el índice de Gini: a mayor peso de esta economía, mayor desigualdad en la renta de sus habitantes.

Fernando Alcalde. Miembro de Buxus. Colaborador de otragranada.org

https://www.otragranada.org/spip.php?article890&lang=es