Mes: septiembre 2023

No hay agua para todo – Las guerras del agua

No hay agua para todo, como tampoco lo hay de cualquier elemento de nuestro planeta finito. Ante esta situación nos encontramos ante una encrucijada en la que o bien se limita y se planifica el consumo, o bien nos encontraremos ante graves problemas sociales y frente a conflictos internacionales, por cuanto el agua no sólo es necesaria para beber, para subsistir, sino que también es imprescindible para la agricultura y la ganadería, entre otros ámbitos productivos. La falta de agua nos va a abocar a la pobreza y al hambre en sociedades fundamentalmente dependientes de lo agropecuario que se verán forzadas a emigrar.

¿Qué proponen los defensores del «agua para todo»?

  • Acabar con el caudal de los ríos, evitando la llegada (es decir, el «vertido» -así suena más a desperdicio y a derroche-) del agua de los ríos al mar.

Pero es que la correntía de los ríos (eso que se llama «caudal ecológico») es esencial para el mantenimiento de un ecosistema sano en el propio río; asimismo, es esencial el aporte de nutrientes que lleva a la desembocadura y al mar haciendo posible la vida y la existencia de unos ecosistemas sanos.

  • Construir infraestructuras, sobre todo, pantanos y tuberías para llevar el agua a zonas de regadío que crecen sin control.

El problema de los pantanos, aparte de ser una infraestructura muy cara que no se construye de un día para otro, es que se utiliza para embalsar agua que no se deja correr río abajo, impidiendo la circulación y la llegada del limo a la parte posterior del río -más allá de la presa-. Sin olvidarnos de las zonas que quedan anegadas, a veces, pueblos enteros que desaparecen bajo el agua. Más aún, resulta que mucha de estas presas se construyen como centrales hidroeléctricas que pasan a ser gestionadas por la grandes eléctricas que dejan de tener como finalidad la existencia de un «caudal ecológico» en el río o el interés social del embalse para centrarse exclusivamente en intereses puramente comerciales de rentabilidad. Lo hemos visto este año 2023 en el que los altos precios de la luz ha llevado a las eléctricas a beneficios récord y al desembalse de los pantanos para hacer caja, sin pensar en la sequía, ni en quienes viven del turismo y de las actividades acuáticas en dichos pantanos. Codicia en el más puro sentido.

Un detalle más que debemos pensar tiene que ver con la cantidad, cada vea mayor, de agua que los regadíos exigen a los pantanos. Cuando la voracidad de los regadíos es tan extrema, los pantanos dejan de tener sentido y utilidad como reguladores del caudal en un régimen irregular de lluvias, porque la voracidad del regadío es tal que el agua que desembalsan es toda la que reciben de la cabecera, convirtiéndose así en puras tuberías de trasvase.

Muerte en el Nilo

El Nilo ha sido, tradicionalmente, sinónimo de Egipto. Su control y explotación ha aparecido como un activo económico y una fuente de riqueza para el país de los faraones. Sin embargo, la cosa ha cambiado cuando Etiopía, en donde nace el Nilo Azul, ha decidido construir una gran presa para aprovechar sus recursos como fuente de desarrollo para el propio país y para la zona. Hablamos de una gigantesca construcción comenzada en 2011 e inaugurada en 2022 (aún sin concluir) y que será capaz de producir ingentes cantidades de electricidad que permitirán el desarrollo de Etiopía y la venta de energía a los países limítrofes. Del mismo modo, la presa dará el poder a Etiopía de controlas la cantidad de agua que el Nilo Azul aportará al Nilo. El enfrentamiento con Egipto está servido. Hasta tal punto que Mohamed Mursi (Primer ministro egipcio, de los «Hermanos musulmanes») amenazó con bombardearla; una amenaza de intervención militar que volvió a plantear el actual dictador Abdelfattah Al Sisi. Está claro que la reacción internacional que supondría un hecho de estas características y la catástrofe natural y humanitaria que provocaría su destrucción hace que no parezca una respuesta plausible. Recordemos que estamos ante una infraestructura monstruosa que va a necesitar las lluvias de varios años para poder almacenar los 74 millones de hectómetros cúbicos que tiene previstos como capacidad. Mientras haya agua, el problema será menor, pero en los momentos de sequía, con varios años sucesivos con pocas lluvias, el problema para Egipto puede ser mayúsculo, con 100 millones de habitantes a los que alimentar y dar de beber (con campos agrícolas bañados por un Nilo sin caudal). Entonces, en esa situación, ¿resurgirá la «solución militar»? Las autoridades egipcias no han dudado en calificar a la presa del Renacimiento como un «problema de seguridad nacional».

El otro afectado, Sudán, se encuentra en una situación de guerra continua que lo le permite preocuparse por los efectos que, sobre su economía vaya a tener esta gigantesca infraestructura hidroeléctrica.

En cuanto a Egipto, la construcción de la presa de Asuán (realizada con ayuda soviética e inaugurada en 1971) fue su particular modo de aprovechar al Nilo como fuente hidroeléctrica y de controlar su caudal, algo que afectó sensiblemente al resto de la zona por la que circula el río hasta su desembocadura a la que le limitó tanto el agua como el aporte de limo que el río lleva. De hecho, si naturalmente su agua llegaba hasta prácticamente las pirámides, en la actualidad el Nilo se ha retraído varios kilómetros hacia el interior quedando sólo dos de los cuatro brazos en su desembocadura.

La situación nos permite reflexionar sobre algo que está a la vuelta de la esquina: las guerras por el agua que se van a producir, al principio por vía diplomática, después, quién sabe.

  • ¿Quién es el dueño de los ríos?
  • Crear infraestructuras hidroeléctricas supone, por un lado una fuente de riqueza para quienes son sus dueños, les permite crear electricidad y venderla; pero, por otro lado, impide el discurrir natural del agua y su aporte de arena y nutrientes al resto del río y al mar en su desembocadura. Más aún, tener una presa es una forma de poder: el de controlar el caudal y la calidad del agua que reciba quienes estén más abajo del río.
  • ¿Tiene derecho quien vive en la cabecera del río a actuar sobre la cantidad y calidad del agua que se recibe aguas abajo?
  • ¿Va a ser el agua, por su escasez, un arma política y de enfrentamiento entre países? ¿Será soportable al inseguridad alimentaria y social que va a producir?
  • ¿Será la falta de agua el principal motor de las próximas migraciones masivas?
  • ¿Deben los gobiernos poner todo su empeño en el desarrollo de nuevas técnicas de desalación más sostenibles como única vía para salir de esta situación de sequía irreversible?

Algunos datos

(Los datos y el entrecomillado corresponde a la revista de elDiario.es – «Los valores éticos del agua»)

  • El consumo, por renta, es diferente en España: mientras la clases bajas consumen por debajo de los 100 l / persona-día, las más altas se acercan a los 450 l / persona-día. La explicación está en el consumo de piscinas particulares y de zonas ajardinadas con césped que requieren mucha cantidad de agua. – La respuesta es: establecer los usos prioritarios del agua distinguiendo entre necesidades básicas y no básicas; la obligatoriedad de cubrir piscinas para reducir la evaporación; la reducción de las zonas de césped y la reutilización de agua tratada -procedente de depuradoras- para el riego; asimismo, podría incrementarse el precio del agua, por tramos, para utilizarlo como efecto disuasorio (un incremento igual para todos, no sería justo porque penalizaría a quienes menos consumen, que son quienes menos recursos poseen para afrontar este gasto).
  • La agricultura consume entre el 80 y el 93% del agua total en España. Las zonas de regadío se han ampliado de manera descontrolada en los últimos años hasta los 4,5 millones de hectáreas cultivadas (de las cuales algo menos de 4,1 son legales). En Castilla-La Mancha la superficie de regadío ha aumentado en un 65% en los últimos 25 años, siendo la segunda región con más superficie regada en España (583.000 ha). La primera es Andalucía con más de 1,1 millones de hectáreas y un crecimiento del 44,1% en los últimos 25 años. Los cambios más llamativos tienen que ver con la conversión de leñosos de olivar, almendro y viñedo de secano a regadío, con 875.000, 400.000 y 140.000 ha, respectivamente. Otro leñoso de nueva implantación -y de crecimiento muy rápido- es el pistacho, con 20.000 ha, en su mayoría, en Castilla-La Mancha.
  • Aunque resulte contradictorio, a primera vista, los recursos dedicados a la modernización de regadíos por formas más eficientes, no se han utilizado para esto sino para ampliar las zonas regables.
  • En los últimos 25 o 30 años el consumo de agua ha crecido mientas el agua disponible se ha reducido entre un 15 y un 20% por el cambio climático que ha actuado reduciendo el régimen de lluvias y aumentando la temperatura, lo que supone mayores índices de evaporación.
  • Son espacios naturales amenazados por la extracción de los pozos y la desmedida voracidad del regadío: el Parque natural de Doñana, las Tablas de Daimiel (a las que se le hacen trasvases de emergencia para evitar que se vuelvan a producir los incendios subterráneos de las turberas), los humedales manchegos (Las Lagunas de Ruidera, por ejemplo), el Mar Menor,…
  • Sobreexplotación de los acuíferos: en la última campaña de inspección del Seprona en Cuenca, Albacete y Ciudad Real se descubrió que el 99% de los pozos tenían los caudalímetros manipulados para poder extraer más de los 7.000 m3 anuales autorizados.
  • La proliferación del regadío supone un uso masivo de fertilizantes y plaguicidas que contaminan de manera severa el entorno (pensemos en la eutrificación y las muertes masivas de peces que se produce en el Mar Menor). El uso de nitratos como abono, junto con los que producen las macrogranjas intensivas ha hecho que, en los últimos años, el agua de abastecimiento doméstico de más de un millón de personas supere los niveles autorizados, lo que supone un riesgo para la salud de las personas y obliga al abastecimiento de poblaciones mediante cubas o barcos.
  • En las zonas costeras, la sobreexplotación de los acuíferos conlleva la contaminación salina de los mismos por una pérdida de caudal que permite la entrada de agua salobre procedente del mar. En el Campo de Cartagena esta salobridad se ha intentado contrarrestar con mini desaladoras instaladas bajo tierra para no ser detectados los pozos, llegando, incluso a enterrar vehículos para utilizar sus baterías -y no un tendido eléctrico convencional- como fuente de energía para estos dispositivos ilegales. Más aún, cuando se produjo la larga sequía se autorizó la creación de «pozos de sequía» que, superado el periodo de falta de precipitaciones, continúan operativos.
  • El 44% del agua subterránea de España está en mal estado, bien por estar sobreexplotada o por contaminada por nitratos o por ambas razones.
  • Hemos vivido 30 años de absoluta falta de control.
  • El retorno del consumo de las ciudades es de un 80%, mientras que el del regadío es de sólo el 10%.
  • Necesitamos recuperar el equilibro hídrico consumiendo, de manera racional, un recurso que es limitado y que, cada vez, es más escaso. En consecuencia, debemos planificar su uso y limitarlo para que se acomode a las existencias, priorizando los usos básicos y limitando la explotación desmedida del recurso. Esto significa reducir la superficie regable y las explotaciones de macrogranjas intensivas.
  • El 75% de la producción hortofrutícola española se dedica a la exportación, por lo tanto el problema no es de abastecimiento.
  • España es «el primer productor mundial de aceite de oliva; tercero en producción de vino; primer exportador de frutos rojos de la UE, junto a Países Bajos; y tercer país en producción de carne de cerdo a nivel mundial y primero de Europa.» (pág. 43)
  • Aguacate y mango en Málaga, sin comentarios.

En la Loma de Úbeda, en Jaén, perforan el suelo como si no hubiera un mañana en busca de agua para salvar los olivares y pinchan en el acuífero gigantesco y confinado del que nadie sabía hasta entonces. El agua liberada tiene tal presión que sale a razón de 100 litros por segundo. Los olivos celebran su conversión al regadío multiplicando hasta por cinco la cosecha típica de un año de lluvias con el árbol en secano. La fórmula vigente de la PAC, que pagaba entonces por producción, riega los bolsillos de los olivareros de la Loma. El efecto contagio es inmenso. El que ve los árboles del vecino rebosando aceituna preñada de aceite pincha sus tierras sin descanso ni autorización en busca del agua. “Aquello era un dineral”, dicen acordándose de la sensación cuando cobraron la PAC los primeros años de puesta en riego.
Cuando, a finales de 1995, vuelvan las lluvias de forma abundante, nadie en la Loma de Úbeda se planteará ya devolver a secano sus olivos. Al contrario. Siguen perforando sin descanso y extendiendo la puesta en regadío, alentados por los anuncios orgullosos de las administraciones sobre su capacidad de producción. Muchos en La Loma intentan lograr que se regularice su situación, formar una comunidad de regantes, organizar los riegos, pero la lentitud, las competencias de ida y vuelta entre administraciones y algunas irregularidades, corruptelas y corrupciones en los procesos estancan la tramitación y con ello la posibilidad de poner orden en las extracciones del acuífero, que aún hoy siguen sin estar ordenadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pese a las zonas ya agotadas de la masa de agua y la vuelta al secano de
parte de los árboles por la fuerza de la realidad. Una parte de los pozos se ha secado. El acuífero de la Loma, en sólo 30 años desde que se descubrió, está dañado.

«Así daño españa sus reservas futuras de agua» – Revista eldiaro.es, pág. 46

En el Campo de Cartagena, las 52 autorizaciones por cinco años para desalobradoras son revocadas a principios de siglo pero ni se controló su cierre efectivo ni el crecimiento de nuevas instalaciones bajo el suelo sin autorización. Nadie abrió expediente a una sola instalación hasta 2014. Cuando se intentó regularizar el caos, las desalobradoras se contaban por cientos, eran subterráneas, se ocultaban bajo trampillas, incluso enterrando vehículos para alimentar con sus baterías las instalaciones evitando que el tendido eléctrico diese la pista para localizarlas. Hubo un intento de regularización en 2012. Los agricultores cooperaron convencidos del proceso acompañando a los agentes sobre el terreno pero pronto se vio que aquello era de tal magnitud que el Excel con las coordenadas de ubicación se guardó cuidadosamente en un cajón hasta que un comisario decidió abrir el melón.

Ibid, pág. 48

En 2011, también buena parte de las aguas subterráneas de la cuenca del Ebro a su paso por Aragón tenía ya un problema de contaminación por nitratos por los fertilizantes de la agricultura. En abril de ese año, el alcalde de Ejea de los Caballeros, el socialista Javier Lambán, quien después se convertiría durante varias legislaturas en presidente de la autonomía, inauguró junto a la catalana Vall Companys una fábrica de piensos en su municipio. Dos años después, Vall compraba un matadero en la misma localidad. Estaba cerrando el círculo para trasladar a Aragón su modelo de ganadería industrial integrada para poder seguir con sus planes de expansión internacional.
Iba a necesitar cerrar contratos de integración con muchas granjas de engorde y de cerdas madre para alimentar sus instalaciones, en cuya ampliación no parará de invertir una y otra vez. Las granjas necesitan estar a poca distancia para ahorrar costes de transporte y mantener el negocio de la carne barata. Vall Companys no es la única integradora que puso los ojos en las despobladas tierras de Aragón. Allí han crecido también en la segunda década del siglo otras integradoras de gran tamaño como Piensos Costa. Los ganaderos, que no son dueños de los cerdos pero sí responsables de la gestión de sus excrementos, no pueden permitirse trasladar los purines a más de cinco kilómetros de las granjas si quieren mantener la rentabilidad. La solución: en muchos casos sobrefertilizan las tierras a su alrededor extendiendo los purines una y otra vez, una y otra vez sobre el mismo terreno. El impacto en las aguas subterráneas figura ya en los documentos del Plan de Tercer Ciclo de la Confederación Hidrográfica del Ebro

IBid, pág. 50-51

A modo de reflexión:

  • Los recursos naturales son limitados. Ni se puede pescar sin límite, ni se puede extraer agua como si fuera un recurso que nunca se va a agotar.
  • Los ríos son seres que deberían ser protegidos jurídicamente. Su aportación a los mares es fundamental y el ecosistema que se genera en su cauce no puede ser eliminado de manera impune.
  • la sobrexplotación de los acuíferos supone la salinización de los mismos en las zonas junto al mar, pues la falta de presión permite la entrada del agua del mar en unos cauces subterráneos que se convierten en aguas inutilizables.
  • Las explotaciones intensivas, tanto agrícolas como ganaderas, tienen un impacto sobre el medio ambiente demoledor. Más aún, no permiten la fijación de población ni aportan riqueza a la zona. Son procesos industrializados altamente tecnificados (con poca necesidad de mano de obra) en manos de grandes empresas y fondos de inversión que llevan sus beneficios muy lejos de esas poblaciones, dejando, en cambio, una zona con altos niveles de contaminación y un consumo elevadísimo de sus aguas. Unas empresas que acaparan tierras y agua, haciendo desaparecer a los pequeños productores y a las explotaciones familiares y extensivas que terminan vendiendo sus tierras y concesiones.
  • España puede producir alimentos, pero no tiene por qué ser la encargada de producirlos para toda Europa. Los largos periodos de sequía, la reducción de los caudales y la contaminación de sus aguas hace imposible (medioambientalmente) esta pretensión.
  • No es admisible que la codicia de unos pocos haga que poblaciones enteras estén sin agua, dependiendo de camiones cisterna que no llegan los fines de semana y de agua marrón en los grifos que les obliga a pedirles a sus hijos que cierren bien los ojos y la boca cuando se duchan. Esto no es admisible; no fija población, ni hace atractiva la vida en el medio rural. ¿Quién va a querer vivir así?
  • Recordemos que el derecho al agua es un derecho humano fundamental. De ahí que en Ley de Aguas se considere prioritario el uso para abastecimiento humano frente a su utilización productiva.
  • Abandonemos cultivos subtropicales como el aguacate o el mando, por muy rentable que sean cuando hay agua suficiente, en zonas donde no son climáticamente sostenibles.
  • Es planificación lo que se necesita y alguien que desde las instancias de decisión sea capaz de decir ¡basta!. No se pueden crear expectativas de regadío en zonas donde no es posible. Del mismo modo, es necesario reconducir el reparto del agua según criterios sociales (de economía local y fijación de población) y no por criterios de productividad.
  • Porque ahora lo rural se siente tratado insolidariamente y abandonado.

Claro que hay futuro

Yayo Herrero, «Podemos vivir mejor… y con menos recursos» (Revista Público – «La izquierda ante una nueva época»)

  • Si admitimos que hemos excedido los límites de nuestro planeta. («Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo»)
  • Si reconocemos que el crecimiento no puede ser ilimitado, ni los procesos de extracción y producción. Es decir, si comprendemos los fundamentos de un capitalismo que lleva a divinizar el crecimiento económico que nos ha abocado a la situación actual.
  • Si reconocemos que el capitalismo, basado en su único principio: la codicia, sólo genera la acumulación de riqueza en unos pocos que se pueden permitir desperdiciar, sin pudor, lo que otros necesitan para sobrevivir.
  • Si recuperamos el sentir de formar parte de una comunidad y buscamos soluciones integradoras en las que todos participen, tanto los estados como los grupos que conforman los estados. Esto no va de la solución llevad a cabo por un individuo o país aislado. Es necesaria una coordinación global para que realmente las soluciones sean eficaces.
  • Si activamos la imaginación y la creatividad para proyectar nuevas soluciones.
  • Si comprendemos el compromiso de las generaciones actuales con las siguientes y perdemos esa mirada bisoña.
  • Si entendemos que no nos queda tiempo para reaccionar. «El retraso se paga en vidas, cuanto antes empecemos, mejor».

«el mundo en el que nuestra especie ha habitado durante miles de años ya no existe. Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo. Asistimos al desmoronamiento de un sistema económico y social basado en una racionalidad desconectada de la naturaleza y sus límites»

queramos o no queramos, viviremos globalmente con menos bienes y producciones de la tierra: agua, cosechas, tierra fértil, capacidad de los territorios para producir alimentos, energía, materiales… El decrecimiento, para mí, no es una propuesta política. Es el contexto material en el que se va a desenvolver la vida en común. Se trata de cómo abordar la contracción material de la economía, con qué prioridades y qué correlación de fuerzas.

Muchas personas ya sufren individualmente la contracción material
en sus vidas cotidianas. El mercado aplica su cartilla de racionamiento. Cuando es el mercado el que raciona, comes, te calientas o te iluminas solo si lo puedes pagar. Solo si tienes dinero, mereces lo que necesitas para vivir. Si tienes dinero, tienes incluso el derecho a despilfarrar lo que otros y otras necesitan para vivir con suficiencia.

Negar la crisis, mirar hacia otro lado o intentar resolverla desde la lógica del mercado supone dar una patada hacia delante. Hace más veloz la destrucción ecológica, profundiza las fracturas sociales y la explotación de personas y territorios, intensifica el extractivismo y el despojo en los pueblos del Sur Global y endilga el problema a las generaciones más jóvenes y a las que aún no han nacido. En el contexto capitalista, las crisis ecosociales se encaran callando las voces discrepantes, extremando las medidas autoritarias, recortando de derechos sociales y económicos, presentando la migración como un problema de seguridad y buscando chivos expiatorios en los apuntalar el éxito electoral o justificar el fracaso.

Hoy los imaginarios sociales, especialmente en los países más ricos, se inscriben en los paradigmas del crecimiento, el consumo y los proyectos de vida individualizados y que, sin un amplio apoyo social, es evidente que no se podrán abordar en profundidad y con urgencia los cambios necesarios. En mi opinión, el punto de partida supone realizar un enorme esfuerzo para que un sector significativo de la sociedad entienda que este cambio es claramente a mejor para una buena parte de la sociedad, aunque es verdad que algunos sectores privilegiados tendrían que aprender a vivir de una
forma más sencilla.

Este proceso no puede hacerse de arriba a abajo sin correr el riesgo de caer en dinámicas autoritarias, generar una respuesta social de oposición o caer en la irrelevancia de las soluciones. Requiere un abordaje integral y una proyección que maneje el corto, medio y largo plazo. Una transición energética o de la movilidad, al margen de la transición del resto de los extractivismos o de la garantía de las condiciones de vida de todas las personas, no es justa.

La puesta en marcha de un proyecto centrado en la construcción de una sociedad de la suficiencia, igualitaria y democrática, en la que las personas estén y se sientan a salvo, puede ser estimulante y motivadora.

YAYO HERRERO (Antropóloga, ingeniera, profesora
y activista ecofeminista española)