Mes: mayo 2025

Amazon – Jeff Bezos

Amazon surgió como una tienda de venta de libros «online». Pronto comenzó a vender otros artículos y, más tarde, abrió su plataforma a la venta de terceros de todo tipo de productos. Ahora es quien domina el mercado: en EE.UU el 40% de las ventas «online» se realizan en Amazon; en España el 68% de los que realizan compras en Internet utilizan esta plataforma.

La entrada de este nuevo tipo de comercio ha sido demoledora para el comercio tradicional, provocando el cierre de miles de pequeñas (o no tan pequeñas) tiendas que han perdido su base de negocio. Ahora es común recorrer las calles de las ciudades y ver cómo se suceden los carteles de alquiler (o venta) de locales comerciales vacíos de los que antes nadie se desprendía. Del mismo modo, los dependientes de pequeños negocios ha sido sustituidos por trabajadores de almacén y por una legión de repartidores a domicilio que viven el estrés de unos controles de tiempos y de productividad insoportables, bajo la mirada constante de una empresa que les obliga a rendir como máquinas. Porque, no nos engañemos, el objetivo de Amazon no es contratar trabajadores para la mejora de la vida social del entorno en el que se instalan, sino sustituir a todo el personal humano posible por máquinas que realicen su trabajo sin descansos, enfermedades, bajas o quejas.

después de dedicar su vida a perfeccionar el capitalismo –precio, consumo, distribución, productividad, crecimiento– ahora necesitara buscar una solución grandilocuente a los problemas que él mismo ha contribuido a crear, enfocando el resto de su tiempo en una huída hacia adelante (o mejor dicho, hacia arriba, hacia el espacio).

delia rodríguez, «Jeff bezos: la termita mecánica» – revista tintalibre, mayo 2025, pág. 21

La tienda de libros iniciada en un garaje y financiada con el dinero de sus padres, a quienes también hizo ricos, fue un éxito inmediato, y pronto añadió todo tipo de productos a su catálogo. Se benefició de la larga cola de internet, es decir, de la capacidad de los comercios electrónicos de dar salida a todos esos productos que no son ni los más vendidos ni de uso diario, pero que desearemos en algún momento. Amazon sobrevivió a la crisis de las punto com.
Llegaron la compra en un solo clic, que eliminaba fricciones en el comprador y facilitaba enormemente la venta; el marketplace, es decir, la posibilidad de que terceros usaran su plataforma para vender; Amazon Prime, una gran novedad en la distribución y la relación con el cliente. Creó Amazon Web Services, la división de alojamiento y computación en la nube que transformó el modo en el que trabajan los equipos técnicos y supuso en realidad otra gigantesca empresa hermana. Vinieron también el Kindle, con su servicio instantáneo y casi mágico de descarga de libros; su asistente de voz Alexa, inspirada por Star Trek; la productora Amazon Studios (que incluye Metro-Goldwyn-Mayer) y la distribuidora Amazon Prime Video; la plataforma de streaming Twitch; la compra de los supermercados Whole Foods, que permitió enviar productos frescos. La tienda de libros se transformó en un ecosistema completo. 

ibid., pág. 20

Un sistema de vigilancia y de explotación de los trabajadores

como le dijo una vez el senador Bernie Sanders, después de que se supiera que una décima parte de sus trabajadores en Pennsylvania y Ohio recurrían a cupones de comida para subsistir: “En lugar de intentar explorar Marte o ir a la Luna, ¿qué tal si Jeff Bezos paga a sus trabajadores un salario digno?”.
La lista de críticas a Amazon es amplia y está bien documentada: apenas paga impuestos, pero aprovecha las infraestructuras públicas para su negocio; hace lo posible por impedir la sindicación de unos empleados exprimidos e hipervigilados que trabajan en condiciones extenuantes (fue famoso el caso de repartidores tan presionados que orinaban en botellas de plástico porque no podían perder un minuto); sus prácticas monopolísticas y su trato a terceros están en la mira de las autoridades europeas y estadounidenses; el impacto ecológico de sus envíos y sus centros de datos es descomunal. Por ejemplo, la ampliación de las tres instalaciones de la compañía en Aragón consumirá más energía que toda la comunidad autónoma, además de unas cantidades de agua ingentes. A cambio, promete 17.500 nuevos empleos.

ibid, pag. 20

Y también compró el Washington Post

Lo hizo en 2013 por 250 millones de dólares, y dejó que siguiera con su dinámica y su línea editorial hasta que decidió no oponerse a Donald Trump durante su segunda campaña electoral. En ese momento decidió que el periódico no apoyaría, como hasta ese momento, al candidatos demócrata y que se mantendría «al margen» defendiendo la libertad personal y la del mercado.

Algunos periodistas relevantes dejaron sus puestos como protesta. Unos 250.000 suscriptores ya habían cancelado sus suscripciones pocos meses antes en respuesta a la decisión del periódico de cancelar su apoyo a Kamala Harris, lo que se interpretó como una capitulación ante Trump. Asegurándose el control editorial de una de las grandes instituciones de la prensa, cuyo trabajo es supuestamente vigilar a los grandes poderosos como él, Bezos expresaba su puesta a disposición del régimen republicano, igual que hizo Elon Musk transformando X en la gran herramienta de propaganda del trumpismo, o Mark Zuckerberg eliminando cualquier rasgo de conciencia social en sus redes sociales. Quedaba claro que los magnates de la tecnología eran también los dueños de la información. 

ibid, pág. 19

A este paso, si queremos vivir en un estado social y democrático de derecho, tendremos que hacerle caso a Musk y Bezos… nos tendremos que ir a la Luna.


Doge – Elon Musk

Este hombre patético e inmaduro ya no es sólo la persona más rica del mundo, también ha sido en los últimos meses el apoyo del presidente de la primera potencia mundial. Donald Trump le ha confiado la reforma de la administración para hacerla más eficiente y eliminar todos los gastos superfluos, y para ello le ha puesto al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, DOGE por sus siglas en inglés. DOGE, igual que la criptomoneda que Elon Musk ha promocionado a lo largo de los años. Parecería una broma si no fuera porque las decisiones de Musk en este Departamento han supuesto que entre 50.000 y 60.000 personas pierdan el empleo. En opinión de Musk, en la administración no se trabaja como se debería. Según él “nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana” y “el número correcto de horas es una media de 80 a la semana, con algunos picos de 100 horas semanales”. Trabajar 100 horas “es fácil si realmente amas lo que haces, porque no lo consideras trabajo”. Cuando Musk compró Twitter ya estaba al frente de Tesla, SpaceX, The Boring Company y Neuralink, y ha explicado que en ese momento su horario de trabajo llegó a las 120 horas a la semana. Algo más de 17 horas al día, los siete días de la semana. Casi nadie que trabaje en la administración está a la altura de sus expectativas. 
Esta oleada de despidos se ha realizado sin piedad. Uno de los departamentos fulminados ha sido USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, con actividad en 160 países abarcando áreas como salud, educación, protección de la infancia o seguridad alimentaria. Su programa de Alimentos para la Paz (Food for Pace) proporcionaba ayuda a más de 41 millones de personas en 36 países, el Plan para el Alivio del SIDA (PEPFAR) ha salvado más de 26 millones de vidas y apoyado el tratamiento antiviral de más de 20 millones de personas, el Plan contra la Malaria (PMI) brinda apoyo y prevención a más de 500 millones de personas en África. Por no hablar de los programas de apoyo a la infancia o a la pobreza. Todo cerrado y cancelado de manera súbita. La persona más rica del mundo ha decidido que se puede abandonar a las personas más pobres del mundo.
Parece un juego y no lo es, pero aunque lo fuera Musk también jugaría sucio. Es conocida su afición a los videojuegos y en reiteradas ocasiones se ha esforzado en demostrar que cuando se lo propone puede llegar a ser uno de los mejores del mundo. Este posicionamiento le había ayudado a conectar con el público más joven, pero ha quedado en evidencia cuando al analizar su historial en línea se ha descubierto que su cuenta de juegos estaba activa y logrando puntuaciones récord a la vez que estaba asistiendo a la toma de posesión de Trump, este enero de 2025. No le ha quedado más remedio que admitir que hace trampas usando a terceras personas para que jueguen en su nombre, pero se ha negado a disculparse. Todo lo contrario, se ha dedicado a acosar en su red X al usuario que había descubierto su engaño.
Steve Bannon es el ideólogo ultraconservador que diseñó y lideró la estrategia que llevó a Donald Trump a su primer mandato en la Casa Blanca. Tras acceder al poder tuvo graves problemas relacionados con un enorme e injustificado desvío de fondos públicos, lo que le llevó a salir de la escena pública. Tras este embrollo dedicó su energía, y mucho dinero, a crear “una infraestructura global para un movimiento populista global” que le ha llevado a apoyar desde hace unos diez años el desarrollo de movimientos políticos conservadores y populistas en distintos países. El Frente Nacional en Francia, Vox en España, Fidesz en Hungría, la Liga Norte en Italia, Alternativa por Alemania, los Demócratas de Suecia, el Partido por la Libertad de Países Bajos, el Partido Liberal de Austria, el Partido Popular de Suiza, el Partido de la Independencia en Reino Unido, el Vlaams Belang flamenco, el Partido Popular Belga, el Partido de los Finlandeses, la Alianza de los Socialdemócratas Independientes de Serbia, el Likud israelí o la campaña presidencial de Jair Bolsonaro en Brasil. En un mundo global susceptible de ser operado con plataformas digitales supranacionales, cuando tienes mucho dinero y mucha ambición, te puedes plantear una estrategia para llevar más allá tu ideología y tus intereses. Ahora los socios de Elon Musk ya no sólo quieren hacer negocios, también quieren dominar el mundo. Pero ya se ha visto que Elon Musk tiene una facilidad innata para pelearse con sus socios. Algo pasó porque Bannon dice que Musk “tiene la madurez de un niño”, “debería volver a Sudáfrica” y que “detenerlo es para mí una cuestión personal”.

genís roca, «la maldición de elon musk» – revista tintalibre, mayo 2025, pág. 13