Mes: julio 2025

Trump está tan perfectamente acompasado con los tiempos que vivimos que parece un «scroll infinito» de Instagram

¿Qué es el «scroll infinito»? El scroll infinito es un método de diseño web que carga contenidos continuamente sin paginación. El efecto que produce sobre el visitante es adictivo dejándolo enganchado, sin límite de tiempo, a la observación de: una nueva ocurrencia; un nuevo vídeo gracioso, aterrador o simplemente impactante que supera al anterior; un consejo para conservar las plantas de tu hogar; una recomendación de a quién votar en las próximas elecciones…, y así,… sin límite, sin posibilidad de análisis y sin forma de activar la capacidad crítica; absorbiendo como esponjas un contenido a veces rallando lo inconsciente. Pero eso es lo que quiere la Plataforma, si nadie se lo prohíbe, que estés enganchado cuanto más tiempo mejor para ser sujeto de su publicidad que es realmente de donde obtiene ingentes beneficios (a ser posible una publicidad dirigida a ti, porque el programa realiza un «perfil» de cada uno de sus usuarios para determinar sus gustos, preocupaciones, intereses y necesidades a los que dirigir una publicidad y un contenido «personalizado»).

Y eso, un «scroll infinito», es lo que parece la acción política del presidente de la primera potencia económica mundial. Sin posibilidad de análisis, su comportamiento es un continuo aluvión de decisiones y de conductas, a cada cual más disparatada, sorprendente o contradictoria con las anteriores que nadie es capaz de digerir porque es imposible ir a su ritmo. Cuando pausas -o desconectas- para pensar lo que ha ocurrido o buscar información que desmienta sus barbaridades nada de eso está en la nueva actualidad dominada por nuevas barbaridades, nuevas mentiras o nuevos cambios de opinión que son claramente contradictorios con lo dicho sólo unos días antes. Lo gracioso (entiéndase la ironía) es que a ninguno de sus seguidores parece importarles nada de esto. Simplemente disfrutan de ese «scroll infinito» en el que, como en su teléfono, se limitan a ser espectadores de continuas ocurrencias o barbaridades que mueven con el clásico barrido hacia arriba de sus dedos sobre la pantalla.

Como explica Carlos C. Pérez, en su artículo «La tentación autolesiva de Trump. Cinco hipótesis del caos», Tinta Libre, junio 2025, págs. 28-31, la explicación de este comportamiento puede hacerse desde cinco hipótesis singulares.

A comienzos del presente siglo, un asesor de George W. Bush pronunció una de esas frases que regresan como un bumerán, adquiriendo una lucidez renovada en contextos históricos distintos: «Ahora somos un imperio y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras tú estudias esa realidad -con todo el juicio que quieras- nosotros volveremos a actuar, creando nuevas realidades, que tú también podrás estudiar, y así se irán ordenando las cosas. Nosotros somos los actores de la historia… y tú, todos ustedes, quedarán reducidos a estudiar lo que hacemos».
[…]
¿Qué lógica -si es que la hay- articula una política que parece, al mismo tiempo, errática y autodestructiva?
[…]
De esta indecisión -no exenta de escepticismo- nace este texto: un ejercicio especulativo que reúne hipótesis dispares como piezas de un rompecabezas condenado a permanecer incompleto. No todas explican lo mismo, ni con la misma escala: algunas apuntan a las intenciones, otras a los efectos, otras a la forma. Y en el fondo, quizá puedan disponerse en un eje: en un extremo, la idea de un gran plan mesiánico que justifica cualquier coste; en el otro, la pura errancia, sin más lógica que la pugna interna o la improvisación emocional. Tal vez la verdad no habite en ninguna de estas hipótesis por separado, sino en su entretejido: un tapiz roto y movedizo donde cada hilo aporta un fragmente de sentido, y donde hay tantas formas de caos como almas trumpistas. (Ibid., pág. 29)

Las hipótesis son cinco:

  1. La navaja de Hanlon: «Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez humana» (una versión del clásico principio de economía o también conocido como la «navaja de Ockham»). [Otros corolarios de dicho principio de economía son: La navaja de Hitchens – «lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser descartado sin pruebas«; la navaja de Newton: «no debemos inventar causas innecesarias«; o la navaja de Alder: «si algo no puede ser probado ni refutado por la experimentación, no es científicamente relevante.» (citados por el autor)]. Esto simplemente nos enseña que las explicaciones más simples son siempre las preferibles: por qué pensar en un sofisticado plan de un sofisticado y retorcido presidente, cuando todo puede ser el resultado de su incompetencia y de su estupidez. No despreciemos el poder de la estupidez, pues, como decía Proust: «Contra la estupidez, luchan en vano hasta los propios dioses» (citado por el autor).
  2. La pulsión freudiana de muerte. Eros y Thanatos habitan, según Freud, en la mente humana y es este último el que explica las pulsiones agresivas hacia los otros y autodestructivas que encontramos en los humanos. ¿Puede ser esta la explicación de la psique de Trump y de sus votantes? Porque ¿puede haber una explicación psicológica a los comportamientos tanto de uno como de los otros? «En este sentido, parecería que Trump invita a América a retroceder a estadios previos de su desarrollo vivilizatorio, a desacralizar la ciencia, relativizar la razón, declarar obsoleta la verdad, liberar al poder de toda restricción ética y desactivar los pilares del contrato social. Trump aparece así como un convocante de pulsiones primitivas, un atávico que ofrece a sus seguidores un espacio donde liberar deseos prohibidos, instintos voraces, rabias sin contención. Su idea de América es un teatro propicio para que esas fuerzas latentes se traduzcan en actos concretos. Y en ello, paradójicamente, hay placer: una forma de alivio psíquico al entregarse a lo que la cultura había reprimido. Lo que al análisis político le parece delirio, aquí se revela como catarsis colectiva» (Ibid., pág. 30)
  3. La hybris de Eurípides. Hace referencia al crimen de la soberbia que afecta al gobernante que padece un exceso de orgullo, un ansia de gloria individual, una ambición desmedida, un deseo por desafiar los límites humanos en una especie de ilusión de invulnerabilidad. A eso los griegos lo llamaban «hybris» y nunca terminaba bien. «Arnold J. Toynbee retomó esta idea como clave para explicar la decadencia de las civilizaciones. Para el historiador británico, los imperios no caen por amenazas externas, […] [sino por fallos internos provocados por] una ceguera autodestructiva que se instala en las élites cuando alcanzan el poder hegemónico. […] [son] civilizaciones que, tras conquistar el mundo, se devoran a sí mismas, arrastradas por la desmesura. Así ocurrió con Roma, y también con ciertas potencias imperiales modernas. […] Trump actúa como si las estructuras de la economía global, los equilibrios estratégicos ente naciones o las normas constitucionales de su país fuesen obstáculos menores, fácilmente moldeables a su voluntad. Cada arancel, cada desafío institucional, cada ruptura con el tejido tradicional de alianzas no responde tanto a un cálculo racional como a una afirmación de poder bruto, de dominio absoluto. […] quienes olvidan los límites acaban devorados por su propio delirio. Bajo la hipótesis de hybris, Trump, como los héroes solitarios de la Grecia arcaica, arrastra consigo no sólo su destino sino también el de quienes, fascinados por su aura de invulnerabilidad, no ve -o no quieren ver- el abismo que se abre bajo sus pies.» (Ibid., pág. 30)
  4. El complotismo. Es curioso cómo el fenómeno conspiranoico se ha convertido en un «fenómeno de masas». Una nueva moda que arrasa en las redes sociales y que convence a multitudes demostrando la dejadez de los sucesivos gobiernos para preparar y educar a sus ciudadanos en un pensamiento racional y crítico (ahora totalmente denostado). Frente a ello, el pensamiento conspiranoico tiene el atractivo de desvelar lo que te ocultan, pero, sobre todo, de ser una teoría sin fisuras pues mientras «En la realidad siempre queda algún cabo suelto; en las ficciones conspiranoicas, en cambio, todo encaja a la perfección.» (Ibid., pág. 30). «Como ocurre con toda buena teoría conspirativa, lo esencial no es su veracidad, sino su poder explicativo. Frente al vértigo del sinsentido, se impone la ilusión de un diseño secreto: detrás del desastre, un plan; detrás del bufón, un estratega. Tal vez no hay nada de eso. Tal vez lo que hay -como núcleo emocional del complotismo contemporáneo- sea simplemente el deseo de que el caos tenga autoría, y el poder, propósito. O, más perversamente aún, la convicción de que el coste es irrelevante si el rumbo responde a un imaginario lo bastante fuerte: castigar a los infieles, liberar al mercado, blindar a los nuestros.» (Ibid., pág. 31)
  5. Un tumor cerebral. Como señaló Mike Davis (citado por el autor) no nos encontramos en un momento de crisis fruto de un cambio de época que está empezando a generar una nueva, sino ante un «tumor cerebral en la clase dominante» que les impide analizar la realidad y diseñar un nuevo proyecto de futuro. «No se trata simplemente de torpeza, sino de un nihilismo activo, un vaciamiento estructural de visión histórica y vocación política por parte de quienes comprender -y practican- el poder desde el aventurismo más irresponsable. […] la clase dirigente ya no ignora el rumbo del mundo por desdén o ineptitud, sino porque ha perdido la capacidad de pensar más allá del presente inmediato. No hay estrategia, ni horizonte. Lo que queda es una amalgama de tácticas de distracción bien afinadas, bien diseñadas, que reemplazan toda arquitectura ideológica. […] En este contexto, la extrema derecha no es tanto una alternativa coherente como un síntoma de esa disolución. Carece de un proyecto integral, pero sabe operar con destreza en el vacío: reduce el mundo a eslóganes, proyecta la culpa sobre chivos expiatorios y figuras espectrales -los migrantes, lo woke, los pronombres-, canaliza el resentimiento en clave reaccionaria. No hay un gran cálculo maestro detrás de todo ello. […] Más que un proyecto, hay un aventurismo desatado: una voluntad de acción sin cálculo, sin estrategia, sin legado. […] Puede que hoy, […], lo grotesco no sea el preludio de lo nuevo, sino la forma prolongada y eficaz de una dominación que ya no necesita siquiera disfrazarse de grandeza.» (Ibid., pág. 31). Frente a todo esto, la izquierda se encuentra paralizada. Observa un espectáculo desquiciado que no sabe cómo nombrar, sin proyecto (o con un proyecto que necesita ser explicado y argumentado frente a un público que prefiere las explicaciones mágicas y simplistas que les ofrece el pensamiento conspiranoico) y con la desventaja de vivir con la duda, la revisión, la reformulación de objetivos, el deseo de coherencia y el freno que supone unos principios morales con los que pretende dirigir su conducta.

Migrantes de segunda generación – No soy de aquí ni de allí

Los migrantes de segunda generación -nacidos en España- se encuentran ante una situación difícil:

  • Viven sintiéndose rechazados porque no son plenamente aceptados en el país en el que han nacido. De hecho, se les denominan «extranjeros», sin serlo.
  • Tampoco se encuentran bien en el país de origen de sus padres. Cuando visitan a sus familias allí observan que hablan con acento español y, por lo tanto, se sienten desarraigados.
  • A esos problemas de identidad se le une la frustración y el fracaso escolar. Pensemos que sus padres se pasan el día trabajando -de sol a sol- y, cuando llegan a casa derrotados no tienen fuerzas ni tiempo (y tampoco preparación, en muchos casos hablamos de personas analfabetas) para ocuparse de la educación de sus hijos: de hecho, no tienen tiempo ni preparación para ir a ver al tutor o tutora de sus hijos en el Colegio o en el Instituto.
  • Es soledad, desorientación, desarraigo, sentimiento de fracaso y, todo ello, puede desencadenar conductas delictivas o simples reacciones de violencia.

La experiencia de Francia es muy clarificadora. La falta de atención a estos jóvenes es una fuente de problemas. Cualquier altercado con la policía o cualquier exceso policial se convierte en fuertes disturbios que acaban con violencia, contenedores y coches quemados, saqueos y vandalismo.

La situación es utilizada por hordas de violentos, partidos nazis, de derecha y ultraderecha para criminalizar a todo el colectivo inmigrante con el fin de buscar un chivo expiatorio y un débil contra el que descargar su ira y sus propias frustraciones. En el fondo, todos esperan, sin hacer nada, a que las comunidades inmigrantes se limiten a trabajar sin descanso («de sol a sol» por un sueldo de miseria) y, acabada la jornada, se mantengan ocultos en sus casas porque simplemente les molesta su presencia. En el fondo, simplemente, son incapaces de aceptar que el país que ya sólo existe en sus cabezas vuelva a ser tal y como ellos lo sueñan. Pero la realidad es tozuda y no tiene vuelta atrás: ahora ese país es multicultural y personas venidas de mil otras partes del mundo conforman esa realidad política que se niegan a aceptar.

Aprendamos de los errores de otros y comprendamos que es necesario trabajar y dar soporte educativo, social y laboral a estas personas y a sus hijos para no convertir la sociedad en la que vivimos en una realidad insoportable dominada por la violencia, los linchamientos y la crueldad. Invirtamos recursos públicos en éstas y en tantas otras cosas que son necesarias para la convivencia dentro de una sociedad. Y, sobre todo, eduquemos a nuestros ciudadanos para que comprendan que los grupos humanos no son ensoñaciones sino realidades vivas que cambian con el tiempo.


https://www.eldiario.es/murcia/sociedad/voces-migrantes-disturbios-torre-pacheco-no-meter-saco_1_12456509.html

Voces migrantes tras los disturbios en Torre Pacheco: “No se nos puede meter a todos en el mismo saco”

Gloria Piñero / Torre Pacheco (Región de Murcia) / 11 de julio de 2025

En cuestión de horas, la brutal paliza propinada a un anciano en Torre Pacheco (Región de Murcia) por un grupo de jóvenes ha dejado de ser un suceso local para convertirse en munición política. […]

Torre Pacheco: el reto de convivir en un municipio plural

En Torre Pacheco, en el corazón agrícola de la Región de Murcia, la demanda de mano de obra en el sector primario ha sido un factor clave en el aumento de la población extranjera, especialmente la de origen marroquí, aunque entre sus algo más de 41.000 vecinos y vecinas los hay de otras 95 nacionalidades.

Este mosaico cultural ha dado forma a un municipio con tiendas, cafés y espacios públicos compartidos que reflejan un cruce de costumbres y tradiciones. […]

Sin embargo, vecinos entrevistados por esta redacción sí apuntan a un incremento en los últimos meses de actos incívicos –cuando no directamente delictivos– cuya autoría se atribuye a jóvenes de origen magrebí.

[…] María Elena, una joven paraguaya de nacimiento que trabaja como camarera en un bar de la localidad, […] asegura que ahora tiene miedo de volver sola a casa. “Últimamente hay muchos jóvenes –ella asegura que marroquíes– que generan conflictos y peleas. Actúan como si estuvieran llenos de rabia”.

Hijos del desarraigo

Ahmed es parte de esa segunda generación de hijos de inmigrantes marroquíes que ya nacieron en territorio español. […]

Él conoce en carne propia los efectos del desarraigo, no sentirse de aquí ni tampoco del país de sus ancestros. “Sé lo que es que en Marruecos te miren raro porque hablas árabe con acento español, y que en España se refieran despectivamente a ti como ‘moro’”.

Asegura que él se siente pachequero “aunque haya quien no quiera aceptarlo”. “Para mí, España también es mi país. Es donde nací, donde tengo todos los recuerdos de mi infancia, donde he estudiado, donde vivo y donde cotizo”, defiende.

Para Ahmed, el problema de los comportamientos violentos de algunos jóvenes hijos de inmigrantes está directamente relacionado con la marginalidad. “Hay que pensar que los padres y madres de muchos de estos chavales se pasan el día entero trabajando en el campo, así que ellos han sido educados en la ley de la calle, […]”.

[…] “Sus referentes son youtubers, raperos, gente que ha conseguido fama y dinero de manera fácil y con quince o dieciséis años piensan que ese es el camino”, prosigue. “No entienden que deportistas de élite como Karim Benzema, Nico Williams o Lamine Yamal sale uno entre un millón y creen tener ese sueño al alcance de la mano. Son edades críticas en adolescentes especialmente vulnerables”, asegura. […]

Para Ahmed, el derecho de los padres y madres a implicarse en la educación de sus hijos es fundamental, pero “difícilmente puede ejercerse si te vas al campo a las seis de la mañana y vuelves, reventado, cuando ya es de noche. Así, ¿cómo pretenden que vayan a las reuniones de los institutos o a hablar con los tutores de sus hijos?”. [El índice de abandono escolar temprano, dentro del colectivo, es muy alto].

El sistema de valores también está fallando dentro de las estructuras sobre las que se organizan sus propias comunidades. “Soy crítico con el papel de los imanes, que tendría que ser fundamental para educar en la ciudadanía”, comenta. “En Torre Pacheco hay tres mezquitas y, en todas, los sermones se realizan en árabe clásico, que ni siquiera entienden los más mayores, que son analfabetos en su mayoría”. Así que “los jóvenes se han desconectado de su religión y han perdido el respeto por los imanes, porque estos tampoco se preocupan por la población adolescente”, se lamenta.

Sobreponerse al racismo y la xenofobia

A la ausencia de figuras de autoridad y el desarraigo se suman experiencias cotidianas de discriminación, precariedad o rechazo que alimentan un sentimiento de exclusión que puede transformarse fácilmente en la rabia que María Elena observa en los ojos de los chavales con los que se cruza cuando vuelve de madrugada a casa.

“Cuando el horizonte vital se percibe limitado, sin perspectivas claras de futuro, la violencia emerge a veces como un modo torcido de afirmarse, de reclamar un espacio o la identidad que la sociedad les está negando”, asegura Ahmed.

Un fenómeno complejo, donde el abandono institucional y el estigma social funcionan como engranajes silenciosos que acaban empujando a algunos hacia la marginalidad y el resentimiento.

“La inmigración es buena para lo que interesa, para limpiar casas y cuidar de ancianos por cuatro euros y sin seguros sociales, para que los empresarios agrícolas tengan mano de obra barata y sumisa o para ganar ligas de fútbol o medallas olímpicas. Fuera de ahí, lo que enfrentan la mayoría de estos chavales son mensajes que les hacen autopercibirse como indeseables”, argumenta.

Para Ahmed, episodios como el vivido en Torre Pacheco deben abordarse “desde el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y haciendo que el peso de la ley caiga sobre quienes delinquen”, pero sobre todo, con más y mejor educación y más mediación sociocultural. “La solución a la violencia no es más violencia”, asegura mientras teme que las estrategias interesadas en poner “a unos contra otros” termine teniendo dramáticas consecuencias en Torre Pacheco.

[…] [De hecho,] la organización de extrema derecha ‘Deport Them Now’, […] a través de canales de Telegram está invitando a participar en “una cacería” los días 15, 16 y 17 de julio, con la promesa de dar con los agresores y “hacer que se reúnan con Alá”.

Para evitar el estallido de un conflicto social, desde Podemos en la Región de Murcia ya han pedido a la Delegación del Gobierno que prohíba la realización de cualquier concentración violenta “para proteger la seguridad y la convivencia de todos los pachequeros”. La diputada de la formación morada, María Marín, ha trasladado toda su solidaridad a la víctima de la agresión y a su familia, y ha exigido que se aplique el máximo castigo a los culpables “vengan de donde vengan”. Al tiempo, ha condenado la manipulación de la ultraderecha sobre el suceso, que de nuevo “salen como buitres cada vez que sucede una desgracia”.