Autor: ED

Medios digitales tóxicos nacidos como setas

En los últimos tiempos han comenzado a surgir medios que se presentan a sí mismos como «medios de comunicación» con una serie de características compartidas:

  • Nacen de la escisión de medios clásicos de derechas.
  • Promueven la difusión de bulos y mentiras; informaciones tergiversadas o directamente inventadas.
  • Se financian de manera opaca.
  • Suelen depender de gobiernos autonómicos o municipales que los inundan con regalías de dinero público que después devuelven siendo fieles comunicadores de sus bulos y de sus argumentarios.
  • Desprecian las reglas básicas del periodismo. De hecho, no se caracterizan por su profesionalidad periodística cuando trasladan «informaciones» sin molestarse siquiera en contrastarlas.
  • Carecen de infraestructura nacional o internacional. De hecho, se centran en ser altavoces de los intereses que los mantienen.
  • Están centrados en provocar y amplificar la bronca política nacional.
  • Y, sobre todo, mienten descaradamente sobre su importancia social al falsear sin rubor su audiencia.

El fraude flagrante de algunos digitales

https://www.infolibre.es/tintalibre/fraude-flagrante-digitales_1_1754973.html

Su impacto en la sociedad no es gigantesco pero su toxicidad es real y cotidiana.

[…]

Destacan los más asentados, como El Español, del antiguo director de El Mundo Pedro J. Ramírez, y OKdiario, del tertuliano y también ex de El Mundo Eduardo Inda. Pero hay muchos más, desde el The Objective de Álvaro Nieto (el redactor jefe más breve de la historia de El País) hasta El Debate (órgano de la Asociación Católica de Propagandistas que dirige Bieito Rubido, ex director de ABC), pasando por el VozPópuli de Jesús Cacho hasta llegar a panfletos (en el peor sentido de la palabra) como Libertad Digital o EDATV, los dos controlados por antiguos periodistas de El Mundo convertidos en activistas de ultraderecha. Todos compiten en nichos de mercado muy cercanos, a la derecha de diarios tradicionales como El Mundo o ABC.

¿Cuál es el impacto real de estos digitales? ¿Debemos encender las luces de alerta ante la propagación casi diaria de bulos y de informaciones tendenciosas y tergiversadas cuando no totalmente inventadas? ¿O son herramientas políticas sin impacto potente porque sus audiencias son raquíticas fuera de círculos, principalmente madrileños, de extrema derecha? ¿Cuánto pesan? ¿Son reales las audiencias que declaran?

idafe martín, tinta libre (infolibre), abril 2024, pág. 20

Cuesta creer que las audiencias que proclaman, con millones de «usuarios únicos» sean ciertas cuando se conoce que en sitios web como «Best Web Traffic» se pueden comprar 200.000 visitantes de la web que se les indique por algo más de mil dólares. Y por menos de 10.000 € se pueden comprar dos millones de «usuarios únicos» para cualquier web.

De hecho, nos venden que El Español (con 16,8 millones) supera en «usuarios únicos» a El País o la Vanguardia y que OKdiario (13,5 millones) tiene casi los mismos que ABC (13.1 millones). Algo que, como mínimo sorprende. Sobre todo si pensamos que los niveles de audiencia declarados por diarios gigantes como Le Monde o The Guardian está en los 22 millones de «usuarios únicos».

Por ello, se ha optado por comprobar estos datos mediante distintos sistemas alternativos de cotejamiento.

Uno consiste en medir el número de seguidores de estos medios en las principales redes sociales (X, Facebook, Instagram, Youtube, Linkedin y Tiktok), y aquí sí que parece que se establecen diferencias más reales: «El País tiene 20,5 millones, El Mundo 11,8, El Español 2,3, OKdiario 1,8, Libertad Digital 1,2, The Objective 0,45, EDATV 0,4, El Debate 0,35, La Gaceta 0,34 y Vozpópuli 0,33.» (Ibid, pág. 20)

Si El País tiene casi 8,8 millones de seguidores en la red social y presumía hace un año de 17,3 millones de “usuarios únicos”, ¿es creíble que El Debate, que lleva meses peleando para llegar a 55.000 seguidores en X, ¿alegue tener más de 12 millones de “usuarios únicos”? Si The Objective ronda los 157.000 seguidores en X, ¿tiene realmente 10 millones de “usuarios únicos”?

[…] [Otro indicador lo encontramos en YouTube]

Hace casi tres meses Álvaro Nieto, director de The Objective, subió un video de casi dos minutos en el que analizaba la foto de los enviados del PSOE a Bruselas para reunirse con el expresidente catalán Carles Puigdemont. Un tema que polariza, que genera audiencias y que su diario cubrió ampliamente. La cuenta en X de su digital lo posteó. Ese video no llegaba al cierre de esta pieza a las 550 visualizaciones. El último video de Pepa Bueno, directora de El País, analizando el resultado electoral del 23J, suma más de 153.000 visualizaciones. Pepa Bueno supera los 450.000 seguidores en X mientras Álvaro Nieto no llega a 20.000. Nieto es más activo que Bueno en la red. Él tuiteó su video. Ella no.

ibid, pág. 21

Otro recurso para comprobar la validez de los datos de audiencia que publican es la revisión de las encuestas realizas por el CIS que pregunta por el medio al que los entrevistados acuden para informarse: «una cuarta parte de los encuestados respondió El País mientras que algunos de esos medios no aparecieron ni entre el 0,1% de los encuestados» (Ibid, pág. 20). El Español, que si creyéramos los datos de Pedro J. Ramírez sería el diario en español más leído del planeta (superando a El País, al argentino Clarín con 700.000 suscriptores o al mejicano Reforma), sólo era elegido en la encuesta del CIS por el 1,2% de los encuestados.

Un tercer camino para comprobar la validez de las supuestas audiencias y del impacto de un medio consiste en medir la publicidad privada que reciben (lógicamente la institucional puede tener una intencionalidad política que la hace inútil para este objetivo). «Salvo excepciones por motivos espúreos, ninguna empresa privada pagaría publicidad en un medio si supiera que su anuncio llegaría a muy poca gente. Medios como los referidos The Objective o El Debate apenas tienen publicidad. Dando por sentado que no reniegan de publicar anuncios porque algunos sí consiguen, y teniendo en cuenta que cualquiera preferiría vender baratos sus espacios publicitarios que no venderlos, la única explicación a que no tengan más publicidad es que no consiguen captarla por mucho que tiren las tarifas. O las empresas saben que sus audiencias reales son mucho menores de las que anuncian o no quieren verse relacionadas con medios cargados de bulos y defensa de postulados muy conservadores o directamente de extrema derecha«. (Ibid, pág. 21)

En suma,

su interés por todo lo que no sea la bronca política nacional es escaso o nulo, sus secciones de Internacional o no existen o son un largo surtido de cables de agencias y de todos esos medios sólo El Debate tiene corresponsalía en Bruselas. Raro es el día en que no se les desmiente alguna información. Si bien es cierto que algunos de sus redactores y directivos pasan por tertulias de radio y televisión y eso les da visibilidad, es una anomalía que esas personas tengan más seguidores en X que sus medios, periódicos cuyo impacto real en la conversación política, social, cultural y económica es residual. Mucho ruido y pocas nueces.

ibid, pág. 21

La nueva ley de medios aprobada por el Parlamento europeo va a obligar a los «medios de comunicación» a que hagan público quién los financia y qué publicidad institucional y pública reciben. En este sentido, España se sitúan en le vagón de cola de este tipo de transparencia, algo que deberá cambiar cuando se trasponga a la ley nacional la aprobada por Europa.

Una posible solución al problema planteado consiste en el establecimiento de un sello de calidad, como sucede en Noruega, que otorga una Comisión independiente que vela por que los medios certificados cumplan con una serie de estándares vinculados con la responsabilidad, la veracidad de la información y con el compromiso de hacer pública la rectificación cuando se detecte un error en los datos ofrecidos. El trabajo de esa Comisión es tramitar las quejas recibidas y hacer públicas las denuncia de aquellos medios que incumplen su compromiso, algo que les puede llevar a perder su «sello de calidad».

La emergencia de lo cualitativo

Emergencia

El salto cualitativo, es decir, la aparición de una cualidad nueva en una realidad que no la poseía ha sido, tradicionalmente, uno de los recursos utilizados para justificar la necesidad de la existencia de un dios capaz de llevar lo real a un nivel cualitativo superior de vida o de conciencia.

En otras palabras, si en el universo original sólo existían elementos inorgánicos ¿cómo es posible explicar la aparición de lo orgánico, y de ello la vida, y de la vida la conciencia, y de la conciencia la mente humana?

Los científicos hace tiempo que demostraron que es posible generar elementos químicos orgánicos a partir de los inorgánicos; de manera que la existencia de un ser superior capaz de introducir esa nueva «cualidad» en lo orgánico ya no era necesaria.

Sin embargo, ¿y si la emergencia cualitativa nace del observador, de un ser con conciencia capaz de entender aquello nuevo a lo que ha dado lugar lo existente?

Recuerda a lo que ocurre con la definición fuerte y débil de la inteligencia artificial: ¿una máquina que juega al ajedrez sabe jugar al ajedrez? Para un observador exterior su comportamiento le dice que sí, pero ¿realmente lo hace? Porque verdaderamente la máquina no tiene «conciencia» de lo que está haciendo. Como las neuronas tampoco «saben» que están llevando a cabo procesos inteligentes. Es, en suma, una nueva recurrencia de la «habitación de Searle» de la que tanto se ha hablado.

La conciencia es el resultado de la acción combinada de una serie de estructuras nerviosas que operan consumiendo energía y que desde su composición inorgánica dan lugar a la configuración de una «realidad» de la que sabemos que es un constructo de dicha conciencia. Lo real, como sea en sí mismo, -como nos enseñó Kant- escapa a nuestra comprensión. De hecho, la pérdida de actividad del sistema por un fallo de sus componentes o por una pérdida de la energía que lo alimenta hace que la conciencia desaparezca para siempre, como lo hace «su realidad» y como lo hace el «yo», eso que llamamos «identidad personal». Para los demás habremos muerto, aunque nosotros no lo sepamos.

Un pequeño grupo de empresas en la sombra se hace con el dominio del comercio agrícola mundial

https://www.infolibre.es/mediapart/pequeno-grupo-empresas-sombra-dominio-comercio-agricola-mundial_1_1762736.html

Martine Orange (Mediapart) 10 de abril de 2024

Un puñado de actores, desconocidos para el gran público, dominan el comercio agroalimentario mundial y hacen todo lo posible por ocultar los imperios que han construido a lo largo de los años así como el dominio que han conseguido sobre el mundo.  

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha contabilizado catorce grandes grupos que reinan en este sector. [Un oligopolio del que no sabemos casi nada, a veces ni siquiera su nombre]. Según sus estimaciones, sólo los cuatro primeros –Cargill, Archer Daniels Midland, Bunge y Louis Dreyfus– controlan cerca del 70% del mercado agrícola mundial

¿Podemos dejar el destino de la seguridad alimentaria mundial en manos de unas cuantas empresas que sólo velan por sus propios intereses?

La escalada de precios de los alimentos en todo el mundo, que contribuye a la inflación mundial, pero también a la escasez y el aumento de crisis alimentarias en los países más pobres, ha llevado a la institución internacional a analizar detenidamente en su último informe anual el papel desempeñado por estos gigantes del agronegocio en este periodo. Son datos abrumadores. 

Los superbeneficios de las grandes petroleras han estado en el centro de todos los debates, pero los de los gigantes del agronegocio han pasado desapercibidos. Y sin embargo han sido los otros grandes ganadores de las sucesivas crisis (el fin de la pandemia, la guerra de Ucrania, las tensiones geopolíticas) que se han desencadenado en los últimos cuatro años. 

Estas crisis han provocado una volatilidad sin precedentes en los precios de todas las materias primas agrícolas (trigo, soja, maíz, girasol, arroz, azúcar, café y cacao), que estos grandes grupos han sabido explotar de la mejor manera posible para sus intereses. En 2022, Cargill, Archer Daniels Midland, Bunge y Louis Dreyfus lograron un beneficio conjunto de más de 17.000 millones de dólares, casi el triple que en 2020. «Los beneficios totales de las nueve principales empresas de fertilizantes en los últimos cinco años han pasado de una media de unos 14.000 millones de dólares antes de la pandemia, a 28.000 millones en 2021, y luego a la increíble cifra de 49.000 millones en 2022″, añade el informe de la UNCTAD. 

En 2023 disminuyó algo la presión sobre los productos básicos agrícolas, pero el verano pasado, como señala el organismo, «el precio del trigo seguía siendo el doble que antes de la pandemia». Esto es aplicable a prácticamente todos los precios agrícolas, por no hablar de casos específicos como el cacao y el café, que actualmente están alcanzando niveles estratosféricos. Pensar que los altos precios agrícolas benefician a los productores «es ignorar el importante papel que desempeñan estos grupos internacionales del agronegocio, que controlan muchos de los eslabones de la cadena de valor mundial y en la dinámica de formación de precios en el sistema alimentario mundial», insiste la agencia de la ONU. 

No se sabe prácticamente nada de esos grupos. De los catorce más importantes identificados por la UNCTAD, «sólo ocho cotizan en bolsa y publican sus cuentas», señala el informe. Todos los demás prosperan fuera de la vista. Conjugando fronteras y gobiernos, todos ellos se mueven en la opacidad y utilizan las lagunas y porosidades del sistema para operar con total impunidad. 

Algunos empezaron como comerciantes, pero han ido ampliando su dominio hasta hacerse con el control de plantas de procesamiento, capacidades de almacenamiento y empresas de transporte. Luego se hicieron con semillas y fertilizantes para al final convertirse en gigantescos terratenientes. Ya controlan cientos de miles de hectáreas en Ucrania, Brasil, Argentina, Australia y Canadá. Es decir, en todos los grandes países agrícolas donde pueden realizar cultivos intensivos a escala industrial, incluyendo la deforestación masiva si fuera necesario. 

Pueden permitirse dictar sus condiciones a los productores locales y a los gobiernos, e influir en la forma de comer de todo el planeta. En el futuro, no dudarán en poner en peligro el abastecimiento mundial, y muchos están dispuestos a cambiar la producción de alimentos por la de agrocombustibles, que se considera mucho más rentable. 

A lo largo de décadas de fusiones y adquisiciones, «estos grupos han sido capaces de extender su influencia a lo largo de la cadena de suministro, recopilando al mismo tiempo enormes cantidades de datos de mercado. Si un puñado de empresas sigue teniendo un poder desmesurado sobre los sistemas alimentarios mundiales, cualquier política destinada a mitigar los efectos a corto plazo de la subida de los precios de los alimentos será inútil a largo plazo», advierte la UNCTAD. 

Tras los pasos de las finanzas en la sombra

En los últimos quince años se ha producido otro cambio importante que, según el informe, no ha sido suficientemente analizado: estos gigantes del agronegocio no sólo han cambiado de tamaño, sino también de naturaleza. Se han convertido en actores financieros por derecho propio: […]. 

Dado que los mercados agrícolas son caóticos por naturaleza y las leyes de la oferta y la demanda no se aplican de acuerdo con las teorías clásicas, siempre han estado estrechamente vinculados a las finanzas y la especulación. Fueron esos mercados los que primero desarrollaron e implantaron los derivados financieros, negociados en mercados extra-bursátiles (over the counter, OTC) para evitar el riesgo de las fluctuaciones de los precios a corto, medio y largo plazo. 

Pero a partir de los años 80 entraron en juego nuevos actores: los bancos y, sobre todo, una serie de actores financieros «en la sombra» (hedge funds, fondos de inversión, gestores de activos, etc.) irrumpieron en estos mercados y, aprovechando la desregulación de los mercados agrícolas, han ido desarrollando derivados financieros cada vez más sofisticados que ya no se basan en contrapartidas físicas, alimentando así la especulación. 

Desde la crisis de 2008, la situación ha cambiado aún más. Las grandes empresas de este negocio han seguido los pasos de las finanzas en la sombra, yendo mucho más allá de la cobertura de riesgos. Al tener acceso a información de mercado que otros no tenían, se impusieron rápidamente como actores clave. 

“En este contexto, los grandes grupos internacionales del sector pasaron a ocupar una posición privilegiada para fijar los precios, acceder a la financiación y participar directamente en los mercados financieros», prosigue el informe. “Eso ha permitido no sólo operaciones especulativas en plataformas organizadas, sino también un volumen creciente de transacciones entre particulares o extra-bursátiles, sobre las que la mayoría de los gobiernos de los países avanzados no tienen autoridad ni control». 

Proliferación especulativa

Los últimos años de tensiones y riesgos de escasez en los mercados agrícolas han multiplicado por diez la voracidad, impulsada por el afán de lucro. Según cifras publicadas por el Banco de Pagos Internacionales, la suma total de los derivados extra bursátiles sobre productos agrícolas, energía y metales alcanzó un pico de 886.000 millones de dólares a mediados de 2022, frente a una media de 200.000 millones antes de 2020. El valor teórico de estos contratos representaba entonces más de 2 billones de dólares. 

La magnitud de esas sumas ilustra el poder desestabilizador de las finanzas en estos mercados esenciales. Todos se han embolsado miles de millones en superbeneficios a costa de las poblaciones del mundo. Un estudio reciente de Société Générale muestra que el grupo de los diez principales fondos «dinámicos» obtuvo un beneficio de 1.900 millones de dólares en contratos de trigo, maíz y soja al comienzo de la guerra en Ucrania, cuando los precios de las materias primas agrícolas estaban por las nubes, después de haber perdido dinero en los mismos contratos en periodos anteriores. 

¿Hasta qué punto los grandes grupos que controlan el comercio agrícola mundial han utilizado su enorme poder de mercado para impulsar la especulación y aumentar sus beneficios? La UNCTAD es incapaz de decirlo. La opacidad que reina en estos mercados, la falta de datos fiables y la ausencia de regulación y control hacen imposible tener una visión precisa de lo que está ocurriendo

[…]

El fracaso de la regulación

[…] Hasta ahora han fracasado todos los intentos de arrojar luz sobre estos mercados y reforzar la regulación. La regulación sigue siendo poco sistemática, polifacética y a menudo cambia de un país a otro.  

Durante la crisis financiera de 2008, los legisladores se cuidaron de no tocar los mercados de materias primas y las finanzas en la sombra, por considerar que sólo representaban riesgos secundarios. Tampoco se hizo nada para conciliar las actividades de los mercados de materias primas y las de los mercados financieros, pues los reguladores consideraban que eran dos mundos separados

Las actividades de los grandes grupos del sector demuestran ahora que estas dos esferas están ahora intrínsecamente vinculadas, ya que las operaciones financieras apoyan –a menudo con vistas a maximizar los beneficios– el comercio agrícola. «Los beneficios no se limitan a un sector concreto, sino que son específicos de determinadas empresas. […] 

La UNCTAD cree que ya es hora de reconocer la insuficiencia de la normativa actual, dados los riesgos subyacentes que amenazan tanto la seguridad alimentaria mundial como la estabilidad del mundo financiero. El organismo propone pues una serie de ámbitos de reforma, algunos referidos a la transparencia, limitación y control de los instrumentos financieros, y a la introducción de una regulación global; otros implican reforzar la aplicación de las leyes antitrust: el comercio mundial de alimentos no puede dejarse en manos de un oligopolio que actúe en su propio interés.

La importancia de la privacidad

La privacidad nos protege de potenciales abusos de poder [de gobiernos, empresas o personas malintencionadas].

[…]

Las tecnológicas nos han intentado convencer de que la privacidad es algo del pasado, de que ya no importa. Pero poco a poco, por desgracia a través de malas experiencias, volvemos a aprender su importancia.

Carissa Véliz, El diario.es – El rincón de pensar, abril 2024

Sucede con la privacidad algo parecido a lo que ocurre con la libertad de expresión, todo aquel que se considera «buen ciudadano» o, simplemente «irrelevante», entiende que la cuestión no va con él. Pues, ¿qué importancia tiene la libertad de expresión si yo no tengo nada que decir? En otras palabras, ¿por qué proteger mi privacidad si no tengo nada que ocultar, si no he cometido ningún delito, ni soy una amenaza o sospechoso de nada?

Es la estrategia de los sistemas totalitarios: poder acceder a toda la información posible que les permita actuar y controlar a los individuos. Lo mismo ocurre con las grandes empresas tecnológicas para cuyo negocio es tremendamente rentable poder recolectar y procesar sin límites toda la información posible de cada persona: conocer sus ideas políticas, sus creencias, sus gustos y aficiones; en suma, todo aquello que los haga potenciales clientes de sus anunciantes, o, por el contrario, poco recomendable como clientes para la empresa que compra la información procesada. Estamos ante casos en los que el conocimiento de información privada determina la posibilidad de acceder a un crédito, solicitar un seguro, acceder a un puesto de trabajo o cualquier otra circunstancia. (Recordemos que, ahora, por ejemplo, los equipos de recursos humanos de las empresas de selección de personal investigan a los aspirantes y determinan su idoneidad o no para el puesto por las actividades, comentarios o ideas que éstos muestran alegremente en las redes sociales -con acceso universal- en las que vuelcan sus vidas a lo largo de años).

Si la privacidad fuera considerada un bien valioso, que todo ciudadano debe preservar, nada de esto sería posible: cómo podrían enviarte noticias, vídeos o bulos directamente dirigidos a ti para ratificarte en tus prejuicios u opiniones; cómo podrían hacerte ratificarte en el partido al que desean que votes, cambiarlo por otro -si les pagan por ello-, o, simplemente descorazonarte para que no vayas a votar, si es lo mejor para sus intereses, si no lo supieran todo de ti porque tú mismo se lo ofreces alegremente. Del mismo modo, cómo podrían venderte productos específicamente «pensados para ti»; cómo podrían fragmentar la publicidad de las empresas a las que les prometen que sus campañas no van a ser genéricas -con el gasto inútil que esto supone- sino que irán dirigidas a potenciales clientes perfectamente seleccionados. Porque sé si lees o no, qué lees, si estás informado, dónde te informas, qué te preocupa, qué opiniones defiendes y cuáles rechazas, si tienes amistades, si buscas drogas o sexo, si estás enfermo, si viajas o no, si quieres un coche nuevo, o si eres receptivo al machismo, a la xenofobia o al racismo. Te he vendido millones de alarmas en un país con unos niveles de criminalidad bajos creándote un miedo artificial a la ocupación de viviendas que no se corresponde con la realidad. Recuerda lo que te han dicho mil veces en las redes: «puedes bajar a comprar el pan y encontrarte tu casa ocupada». Si puedo hacer esto, ¿no podré cambiar tu opinión sobre el aumento del gasto militar o la posibilidad de una guerra? ¿No voy a poder venderte cualquier cosa o cambiar tu perspectiva sobre la inmigración, la sanidad pública, o la legitimidad de un gobierno democrático, o sobre la propia existencia de la democracia como un pésimo sistema político,…? Lo lamento, pero tienen claro que están ante personas sin capacidad crítica y fácilmente influenciables, porque saben qué «tecla» tocar en cada caso. Podríamos decir -o así lo creen- que nos conocen mejor que nosotros mismos.

La interpretación de la privacidad como algo negativo siempre tiene intereses detrás, intereses a veces económicos, a veces de género: ha sido un arma, por ejemplo, para controlar a las mujeres; también ha sido un arma usada por la religión para controlar a los creyentes. Y las tecnológicas lo han usado como un arma para hacer lo que quieren con los datos personales y controlar a los usuarios y a los ciudadanos.

Ibid

La voracidad de las redes sociales

Las redes sociales han decidido que su estrategia pasa por que sus usuarios pasen el mayor tiempo posible dentro de ellas. Para conseguirlo han empleado mecanismos psicológicos conocidos que permitan atraer la atención de manera continuada, durante largos periodos de tiempo, a los que se acompaña de premios o refuerzos que causan una sensación de dependencia parecida a la de un «síndrome de abstinencia». Pensemos en algunos de estos mecanismos: la recompensa (refuerzo) de los «likes»; el «scroll» infinito que transmite la sensación de una tarea inacabada que nunca se completa, o la activación automática de los vídeos (sin la intervención del usuario). Las redes han cambiado, ya no hay una relación de intercambio entre usuarios, como lo era en un principio, ahora es una muestra interminable en la que la persona es constantemente bombardeada con imágenes y vídeos. Todo cargado de publicidad. Una publicidad que, ahora, se puede ir modificando según la reacción de los potenciales clientes. No es como antes. Tradicionalmente, una empresa de publicidad planificaba una campaña, la probaba en un piloto y luego la lanzaba al mundo. Ahora están personalizadas de manera automática: la muestras sólo a quienes el algoritmo te selecciona y la modificas, sobre la marcha -en tiempo real-, si no alcanza el impacto previsto.

La cuestión es que estés «dentro de la red» el máximo tiempo posible y, para ello, las redes sociales, en su deseo voraz e inagotable de cada vez más beneficios, han decidido poner en marcha una nueva estrategia que es la de ofrecerte todo un ecosistema completo, sin salir de ella. Redes tan «sosas» como Linkedin, centrada en la búsqueda de empleo ha pensado que debe abrirse al intercambio de mensajes entre sus usuarios, los vídeos y las videoconferencias (X, por su parte, ha introducido hace muy poco un sistema de búsqueda de empleo dentro de su propia red). Del mismo modo, todas buscan convertirse en bancos digitales, permitiendo las compras y los pagos entre sus usuarios a partir de sistemas propios o de terceros integrados en su sistema para que no tengas que desconectarte y pasarte a otra aplicación. Un debilitamiento más de la privacidad, pues estarás ofreciendo a la empresa conocimientos sobre tu capacidad económica o sobre tu red de relaciones con otros usuarios.

Las redes sociales empujan a una exposición pública constante. Esa exposición es la que hace que los algoritmos decidan quién no es adecuado para un determinado puesto de trabajo, o los que le indican a los bancos quién merece un préstamo, quién un seguro, o, para los servicios de seguridad, quién es un potencial terrorista.

«No puedes negociar los términos y condiciones de las plataformas o los algoritmos». Te los encuentras ya hechos y has de aceptarlos si quieres utilizar el sistema sin saber qué datos se recolectan ni qué hacen con ellos. Nos son impuestos, de ahí la importancia de una leyes que salvaguarden nuestros derechos y que prohíban el uso de nuestra privacidad para fines ilegítimos. Las recolecciones de datos personales o sensibles deben estar prohibidas por ley porque no sabemos el uso que se va a hacer de ellas ni en qué manos van a caer.

[Los sistemas totalitarios son partidarios de la vigilancia completa de sus ciudadanos y, por tanto, del desprecio de su privacidad, los democráticos no lo son tanto, sin embargo,]

Los datos personales son muy sensibles, son muy difíciles de mantener seguros y es muy fácil abusar de ellos. Cuando tienes una arquitectura de vigilancia, si te basas en la intención y tienes un buen gobierno, puedes dejar que llenemos las calles de cámaras y las habitaciones de micrófonos. Pero el problema es que esa estructura de vigilancia luego la va a heredar otro gobierno. Y si ese gobierno tiene peores intenciones, ya dan igual las intenciones originales.

[…]

Ese problema lo vemos mucho a lo largo de la historia, por ejemplo en Hong Kong. Es un ejemplo de una sociedad bastante puntera en tecnología y que tenía a China continental más o menos a distancia. Cuando China continental aprieta ya es muy tarde, porque la estructura de la vigilancia ya está ahí. Entonces ves a la gente tratando de tirar las cámaras en la calle o de comprar billetes para el metro con efectivo cuando prácticamente todas las transacciones son digitales. Por eso es un error concentrarse en la intención.

[…]

El ejemplo más preocupante de la relación entre autoritarismo y vigilancia en este momento evidentemente es China. En parte porque está más avanzado en tecnología que otros países y es un sitio donde se ve muy claramente cómo la vigilancia se utiliza para el control. Primero con excusas, con cuestiones como la delincuencia o la pandemia, pero al final termina con un sistema de crédito social en el que se vigila no solamente que cumplas la ley, sino que además seas buen vecino… y no se trata sólo de que cumplas la ley en las cuestiones más importantes como pagar impuestos o no agredir a nadie: por una pequeña infracción, por ejemplo, fumar dentro de un tren, te pueden poner en la lista negra y ya no puedes viajar en tren, no puedes viajar en avión, no puedes quedarte en hoteles de cinco estrellas. Una de las características de las sociedades totalitarias es que cualquier infracción te afecta al resto de la vida.

ibid

Recordemos que en el genocidio de Gaza un sistema de inteligencia artificial ha sido utilizado para determinar qué lugares potenciales podrían servir de escondite a miembros de Hamas; información que el ejército de Israel ha utilizado para destruir edificios enteros aunque ello supusiera la muerte de decenas o centenares de civiles inocentes.

Nos hemos encontrado ya con varios casos de extorsión a pacientes de clínicas que pierden información y luego los delincuentes utilizan la información para extorsionarlos.

Nos vigilan

Vivimos, con las redes sociales, en un estado de constante vigilancia.

Estamos traduciendo el mundo de las cosas al mundo de los unos y los ceros, que hace que todo sea registrable y buscable, tangible y rastreable.

Bernat Castany Prado – «Felicidad de mínimos. Filosofía y salud mental»

Hemos patologizado la vida. Cualquier contratiempo, cualquier problema existencial, moral o político lo hemos convertido en una enfermedad, y así nos convencemos de que tiene una fácil solución fácil y automática mediante un medicamento. Ni siquiera cuando recurrimos a terapias para afrontar los problemas estamos dispuestos a que nos digan que lo que nos ocurre se debe a una serie de hábitos que debemos cambiar , ni estamos dispuestos a razonar nuestra situación y modificar todo aquello que nos revele nuestro análisis. Hemos olvidado que, a veces, simplemente debemos aceptar el carácter problemático de la vida y de las situaciones a las que nos enfrentamos. Recuerda a la actitud de aquel psiquiatra que decía lastimeramente: «¡a mí no me cuente su vida!; que yo soy pastillero». Así que no me aburra, no me haga pensar, no me obligue a cambiar, no me diga que debo aceptar lo que me sucede: ¡deme una pastilla ya!.

Enrique Jardiel Poncela decía que «la medicina es el arte de acompañar al enfermo hasta la tumba consolándolo con palabras griegas». Esta broma, más propia de un tiempo pasado no mejor, en el que la medicina dejaba al enfermo, en el mejor de los casos, tal y como estaba, ha recobrado cierta actualidad en el ámbito de la psicología y la psiquiatría. Lo cual no es culpa suya, sino del nuevo paradigma de la «salud mental», que les está obligando a tratar, como si fuesen meras enfermedades, lo que en muchas ocasiones son sobre todo problemas existenciales, morales o políticos, que piden (a gritos) otro tipo de enfoque.
[…]
Primero, este nuevo enfoque ha acabado dando lugar a una especie de inflación patologizante, Pues identificar, de un lado, «la salud mental» con la «felicidad», y, del otro, «la felicidad» con la ausencia de toda insatisfacción o tristeza, nos ha condenado a sentirnos permanentemente enfermos, en lugar de razonablemente infelices. […] Pues a nosotros nos falta poco para que sea una excepción llorar de tristeza natural. El problema de fondo -esto es, filosófico- es que el enfoque patologizante concibe el cambio, la imperfección y la finitud como virus o bacterias que podemos destruir; y la tristeza, el miedo y la frustración que suelen provocarnos, como síntomas que debemos eliminar. Cuando son rasgos estructurales de la realidad, y de la vida. […] Es célebre la metáfora kantiana de la paloma que, al notar la resistencia del aire en sus alas, pensó que en el vacío volaría mejor, cuando en el vacío es imposible volar, porque la resistencia del aire es a la vez límite y condición de posibilidad. Por eso, para Goethe, lo romántico, que odia el límite, es «lo enfermo», y lo clásico, que intenta amarlo, es «lo sano».
[…]
Segundo, la idea misma de que la salud/felicidad es la ausencia de toda tristeza o insatisfacción tiende a provocarnos una cierta hipocondría psicológica, que hace que muchos de nosotros no suframos tanto por estar tristes o ansiosos, como no sentirnos lo suficientemente felices y satisfechos. Nos hemos vuelto como aquel hombre que despertó a su mujer porque se había olvidado de tomar las pastillas para dormir.

Revista tinta libre, marzo 2024, pág. 14

«¡A la psicología, lo que es de la psicología, y a la filosofía, lo que es de la filosofía!»

La filosofía (abandonada socialmente durante tanto tiempo) recupera, en este momento, su utilidad esencial como diálogo sobre la estrategia, es decir, sobre los objetivos de la vida personal y social, y sobre los medios para alcanzarlos.

Como en cualquier otro momento de la historia, estamos ante una situación que requiere análisis y discusión racional. La diferencia con los anteriores puede estribar en la necesidad de desenmascaramiento de su verdadero carácter. Pues estamos errando el enfoque: una comprensión profunda de los problemas que se nos presentan como personales (psicológicos-individuales) puede desvelarnos que, en realidad, son éticos y políticos (dentro del ámbito de lo social y de lo colectivo -tan denostado últimamente).

Como explica Naomi Klein, el poder económico y el capitalismo tecnológico están interesados en reducir la vida y la política a una simple reacción constante a una sucesión de emergencias o «crisis existenciales, económicas, sociales o ecológicas, con el objetivo de que no podamos pensar ni organizarnos«. La idea, como señalan Edgar Cabanas y Eva Illouz es «despolitizar el malestar que nos provoca la precariedad o la alienación» para evitar que los individuos se rebelen contra una situación de absoluta injusticia.

La epidemia de la psicopatología

Parece como si debiéramos instalarnos en una especie de masoquismo psicológico en el que no debemos ver cuan moderadamente felices somos sino castigarnos por no sentirnos lo suficientemente felices y satisfechos, situados en un máximo siempre inalcanzable e irreal. Es como aquel hombre que despertó a su mujer porque no se había tomado las pastillas para dormir. Estamos tan obsesionados y hemos perdido la brújula de tal manera que nuestra actitud colabora con el problema en lugar de poner de su parte para solucionarlo.

El sistema de salud mental está sobrecargado porque se han considerado como problemas propios lo que no son sino problemas sociales, éticos y políticos. Cuando los profesionales de la salud han comenzado a comprender esta situación es cuando han empezado a distinguir entre lo que son verdaderas patologías, de aquello que requiere un enfoque más filosófico (ético-político) que terapéutico. Un enfoque que, para el paciente, en el fondo, resulta emancipador.

En este sentido la filosofía (no al académica, ni la malentendida «filosofía de autoayuda» que ni es filosofía ni ha ayudado nunca a nadie -como señala el autor-) puede «cumplir una función importante en el bienestar de las personas» al aportar un nuevo enfoque. Hablamos de la filosofía entendida como «práxis», es decir, como filosofía práctica ocupada por ayudar a la persona (y al grupo social) a determinar los fines y las reglas existenciales para la vida. Un proyecto existencial en el que se respete la idiosincrasia de lo real, recogiendo la variabilidad, la finitud, la imprecisión, las exigencias, los miedos y las tentaciones como elementos esenciales de la vida.

La filosofía es un intento de resistir a las sirenas (griegas) del idealismo, que entendemos aquí como una fantasía compensatoria de corte nihilista. Frente a los rasgos constitutivos de lo vivo, como son el cambio, al imperfección o la impureza, sueña con otro mundo, teológico o metafísico, que posee los rasgos constitutivos de lo muerto, coo son la estabilidad, la perfección o la pureza. Cuando un psicólogo como Peter Gray afirma que la actual «epidemia de psicopatología» en niños y adolescentes está relacionada con la reducción gradual del nivel de independencia de los jóvenes, tenemos que ser capaces de ver que detrás de esa ansiosa hiperprotección, esté el miedo idealista hacia la realidad, que sólo podemos comprender y combatir gracias a la filosofía.»

ibid, pág. 17

«Hay que repolitizar nuestro malestar». Olvidémonos de la autoayuda que convierte todos los problemas en problemas individuales que el sujeto debe solucionar por sí mismo: «privatizando nuestro malestar» y descontextualizándolo de sus «circunstancias materiales colectivas». Mark Fisher la describe como una «hedonía depresiva» en la que «nuestras sensaciones de asco y vergüenza tienen un profundo significado político» (Martha Nussbaum).

Descubramos hasta qué punto estamos alienados e instrumentalizados por un sistema político-económico absolutamente deshumanizante.

Decía Chesterton que «demasiado capitalismo no quiere decir muchos capitalistas, sino muy pocos capitalistas». Y es posible que una sociedad mentalmente sana no quiera decir muchas personas «felices» (al menos no en el sentido que la happycracias nos inflige), sino muchas personas capaces de lidiar con las infelicidades constitutivas de la vida (lo cual es toda la felicidad a la que podemos aspirar). Debemos resistir, pues, la tentación de concebir la vida como una enfermedad. Para ello debemos aprender a distinguir entre aquello que puede ser tratado mediante la práctica filosófico-literaria, y que debería impregnar la educación, la sociabilidad y la política, y aquello que excede sus competencias, y necesita de ayuda psicológica y psiquiátrica. La frontera no es clara, porque nada lo es. Y no pasa nada.

[…] la filosofía de este artículo es imperfecta [como lo es cualquier filosofía honesta,…] pero es tan sabia,…

Ibid, pág. 17

Bernat Castany Prado – «La Mesías más atea»

https://www.infolibre.es/tintalibre/mesias-atea_1_1687589.html

En sus manos, [en las de cualquier bastardo] el lenguaje con el que debía comunicarse se convierte en un laberinto de falsedades; la comunidad con la que debía protegerse se transforma en servidumbre voluntaria; y la imaginación con la que había de aumentar su vida se erige en fuente de odio hacia la realidad. Es precisamente este último tropiezo, en la forma en que la religión suele practicarlo, el tema fundamental de una serie como La Mesías, de Javier Calvo y Javier Ambrossi, cuyo argumento puede resumirse con aquel chiste en el que un niño le pregunta a un cura: “Padre, si hay más allá, ¿hay menos aquí?” Y es que el mundo de las fantasías compensatorias y el de la realidad impura y dura forman un peligroso sistema de vasos comunicantes (que algunos suelen aprovechar para vaciarnos el depósito). Como dice Nietzsche en El anticristo: “Si se coloca el centro de la vida, no en la vida, sino en el ‘más allá’ –en la nada–, se le quita a la vida en general el centro de gravedad.” (Aunque yo prefiero el chiste del niño.)

[…] [La negación del cambio, de la mezcla y de la imperfección] implica una negación total de la vida, ya que el cambio, la mezcla y la imperfección no son errores contingentes que podamos depurar, sino aspectos necesarios de la realidad, que se toma o se deja, pues no puede asumirse a beneficio de inventario. […] [La realidad es algo muy real -ya lo decía Gómez de la Serna: «la realidad es la más profunda desapariencia, todo en ella es verdad, demasiado verdad»- por ello es un lugar] muy imperfecto, muy mezclado y muy expuesto al cambio. […] Porque la vida es confusa, precaria, dolorosa y (paradójicamente) breve. Y aun así la cola del ratón de la realidad siempre será mejor que la cabeza del león de la fantasía.

[…] El problema es que la vida es un incendio que no se apaga, por muy fuerte que cerremos los ojos.

[…] la reacción religiosa cada vez que hay tormenta. Esto es, muy a menudo. Como si dijesen: “¿No veis que no sabéis volar solos, y que es la hora de regresar a la misma casa en la que os cortamos las alas?”

De hecho, a mí me hubiese gustado que alguno de los personajes de La mesías hubiese sido capaz de construir una actitud celebratoria respecto de la realidad, logrando, como propone Spinoza, que el amor a la vida supere al miedo a la muerte. Un personaje capaz de hacer el duelo del ideal para, a continuación, decir sí a la vida, a pesar de todo. Un personaje dispuesto a pulverizarse el coxis recorriendo el mundo subido en el rucio cojo de la realidad. Porque, como dice el refrán, quien quiera mula sin defecto, que se prepare a ir a pie. Un personaje, en fin, capaz de invertir el argumento ontológico de san Anselmo (según el cual, el hecho de que la idea de Dios sea perfecta implica que es también real, porque uno de los rasgos de la perfección es la existencia), asumiendo valerosamente que, si una idea es perfecta, entonces es que no existe, porque uno de los atributos esenciales de la realidad es la imperfección. Y que dijese, como un pescador gallego ante un banco de atunes: “Demasiado bonito para ser verdad…

[…] ¿No es ése, en definitiva, el proyecto ilustrado: acabar con nuestras fantasías infantiles, para liberarnos de aquellos que las agitan con el objetivo de dominarnos?

[… ] Pues el “ya descansaremos cuando estemos muertos” no se diferencia mucho de la idea de que este mundo es un valle de lágrimas, en el que debemos sacrificarnos para salvarnos en el más allá.

[…] Según un viejo cuento africano, que ya le hubiese gustado escribir a Nietzsche, una mujer iba por los pueblos con un cubo de agua y una antorcha encendida. Un niño le preguntó la razón de su extraño comportamiento, y la mujer le dijo: “La antorcha es para quemar el paraíso, y el cubo de agua, para apagar el infierno.” “Pero ¿por qué quieres apagar el infierno e incendiar el paraíso?” –quiso saber el niño. Y la mujer le respondió: “Porque todo está aquí.” No necesitamos ningún otro tipo de mesías.

Revista tinta libre, enero 2024 (Infolibre)

Estrategia de periodismo mal entendido

Una nueva estrategia, presente en los medios, de eso que cualquier alumno de periodismo estudió como «mal periodismo», consiste en balancear intencionadamente las opiniones haciéndonos creer que se nos ofrece una información profesional, equilibrada e imparcial. Así lo explica Vergara:


O dicho con otras palabras…

La extrema derecha y su discurso «contra»

Con la extrema derecha asistimos a un discurso político que no necesita hacer propuestas ni articular un programa político al uso, por cuanto todo su comportamiento es «reactivo«, con un discurso que no es propositivo sino «contra«:

  • La inmigración.
  • Las élites.
  • Los políticos.
  • Los periodistas.
  • Los intelectuales,…

Es decir, un populismo de manual. En el que se busca:

  • El control de los medios de comunicación de masas y de las redes sociales para hacer llegar a todas partes unos mensajes sencillos (sin la elaboración necesaria que exigiría el empleo de datos, evidencias o razones) y contundentes (como eslóganes que alcanzan fácilmente a su público objetivo, y que éste puede aprender y repetir como un «mantra») -ya se sabe que las respuestas elaboradas y fundamentadas son cosas de esos «intelectuales» a los que tanto desprecian.
  • El empleo de mentiras y de falsos relatos. Es algo que encaja perfectamente con este discurso en el que lo importante no es la realidad sino lo que cada uno crea. Pues son las creencias lo fundamental y no el conocimiento. De ahí la importancia y el valor que dan a ciertos individuos en quienes confían absolutamente, con una confianza casi mística e inquebrantable. Para los partidarios de estos grupos la verdad está oculta, y lo está por el carácter malintencionado de las élites que se dedican a engañar con su verborrea sofisticada, intelectual y científica, sólo al alcance de unos pocos. Aquí, en cambio, se está con el pueblo y se le ofrece la posibilidad de conocer lo que se les ha ocultado. Y lo hacen a través de sus gurús: los únicos honestos, los que desvelan, los reveladores de lo que otros no quieren que sepas. De ahí su gusto por la «conspiranoia» porque, para ellos, las élites manejan la realidad y el discurso según patrones e intereses ocultos. Unas élites formadas por grandes fortunas, líderes tecnológicos que desean dominar el mundo a través del control de la mente de los individuos, con el apoyo de intelectuales, científicos y periodistas vendidos a sus oscuros intereses.
  • Sus maneras no son refinadas. Sus políticos no son refinados, son bruscos porque tienen las maneras del pueblo al que representan: ellos simplemente hacen lo que las personas a las que se dirigen harían si dejaran salir toda esa frustración que no saben explicar ni solucionar. Está claro que su conducta -piensan- se traduciría en exabruptos como los que estos «nuevos políticos» les ofrecen. Ellos, con sus maneras descorteses, con sus salidas de tono, sus bravuconadas e insultos, sus bromas de mal gusto, sus comentarios machistas, sus «motosierras»,… muestran el desprecio que comparten hacia las élites amaneradas por una cortesía educada que les pone en desventaja frente a estos «faltones» que tanta gracia les hacen a sus fanáticos seguidores. Sin embargo, sus opositores no deben enfadarse porque hábilmente todo esto lo enmascaran como si fuera un juego banal en el que todo está permitido. Pero realmente no es un juego, ni es banal lo que plantean.
  • El escándalo es la estrategia. Crear escándalos y provocaciones consigue lo que buscan: atraer la atención de la ciudadanía, y lo consiguen porque consiguen la atracción de los medios. Con los escándalos los medios consiguen la audiencia que necesitan y buscan para sobrevivir. La actitud de los medios, en este sentido, es muy importante por cuanto está demostrado que si se les dan foco, titulares y portadas, a sus escándalos los resultados de la ultraderecha en las urnas mejorarán. Si se les relega a segundo plano y sus polémicas no se convierten en el centro de atención, el efecto electoral es mucho menos favorable. Así se demostró en Bélgica con dos partidos de ultraderecha a los que se dio un trato diferente: los medios de la parte flamenca aceptaron el protagonismo que busca la ultraderecha y ésta ganó las elecciones; no sucedió lo mismo con la parte francesa, cuyos medios relativizaron el discurso de su propio partido ultraderechista cuyos resultados fueron menores.
  • Son algo nuevo y suponen una ruptura con lo anterior, de manera que los jóvenes pueden verlos como la respuesta a su rebeldía. Como la expresión de una política rebelde y trasgresora contra lo establecido. Algo nuevo y moderno, que, curiosamente, no tienen nada de nuevo ni de moderno.
  • Pero siempre su actitud es reactiva. Lo es siempre contra algo de lo que deben defenderse: de «los de arriba”, de las élites; de «los que vienen de fuera”, migrantes, musulmanes, refugiados, lo que sea; y de “los de abajo”, que abusan de los recursos del sistema de bienestar: los vagos que piden en las calles, o los parados que viven -sin dar golpe- con las «paguitas» del Estado; o las mujeres «empoderadas» que no aceptan su lugar en la sociedad como esposas y madres. Y en este contexto los nativos, los «verdaderos españoles» o los «verdaderos franceses», o los «verdaderos» de dónde sean, deben protegerse y contraatacar. Está claro que para estas formaciones el concepto de «ciudadanía», central en la formación del «Estado moderno» tras las revoluciones burguesas que acabaron con el servilismo del «Antiguo Régimen», ha perdido su sentido; un riesgo que no podemos olvidar ni minimizar.

Es muy frecuente que los sectores conservadores hagan posible que la extrema derecha gane votos, porque toman su agenda y piensan que con eso pueden conseguir votos, pero los votos van para la extrema derecha, y de esa forma facilitan que gane poder. […]

Ahora, en esta nueva cara de la extrema derecha, en las redes sociales mienten como si fuera normal, dicen cosas erróneas y no importa. El sexismo, la homofobia, el racismo, la misoginia, todo es posible. Y el discurso se ha vuelto más brutal, más explícito, se han transgredido muchos tabúes y ya no hay que usar un lenguaje codificado para discriminar. […]

Tienen un cierto imaginario de cómo deberían ser los países: en primer lugar, neoliberales, libertarios. En segundo lugar, blancos. En tercer lugar, con familias tradicionales con muchos hijos. En cuarto lugar, cristianos. Y en quinto lugar, consideran que las democracias plurales deben cambiar. Tenemos entonces el concepto de “democracias iliberales” para calificar el régimen de Viktor Orbán en Hungría, lo cual es contradictorio en sí mismo. Significa no más libertad de prensa, no más poderes legislativos y judiciales independientes, no más enseñanza y ciencia independiente, no más periodistas independientes, y así sucesivamente. De cierta forma, están en contra de los derechos humanos y de las elecciones democráticas. Y lentamente, cuando son elegidos, empiezan de alguna forma a cambiar el sistema electoral para hacer que sea casi imposible para la oposición ganar las elecciones. No permiten la pluralidad de medios, como sucede con Recep Tayyip Erdogan en Turquía, los partidos de oposición casi no tienen voz y no hay información en los medios sobre ellos. Por lo tanto, cuando son electos, hay un riesgo muy grande de autoritarismo, de restricción de las libertades y los derechos humanos.

Ruth Wodak, académica. Entrevista reproducida en eldiario.es

El caldo de cultivo está formado por gente enfadada que busca soluciones fáciles entre unas enormes desigualdades que siguen creciendo sin control. Es gente que cree que no se les escucha y que ha perdido la confianza en la política, y en las élites que ven como muy lejanas.

[El mensaje que el líder carismático ofrece es simple:] “Soy uno de ustedes y hablo en un lenguaje que tú puedes entender, y no necesitamos todos estos expertos y académicos”. Y también: “Yo digo lo que tú no te atreves a decir. Odiamos a los musulmanes, tú no lo dices, pero yo puedo decirlo, por lo tanto soy valiente”. Y todos están contra mí, entonces soy una víctima de quién sabe quién, los chinos, los judíos, [George] Soros. Y esto aparece como auténtico.

[…] Y por otro lado, le dicen a la gente: “No tienen que avergonzarse, ustedes son víctimas de estas mujeres profesionales, o son víctimas de estas minorías, pero yo les daré de nuevo la posición que tenían en la sociedad, los haré fuertes de nuevo”. Y estas estrategias les resultan muy útiles.

ibid

No hay agua para todo – Las guerras del agua

No hay agua para todo, como tampoco lo hay de cualquier elemento de nuestro planeta finito. Ante esta situación nos encontramos ante una encrucijada en la que o bien se limita y se planifica el consumo, o bien nos encontraremos ante graves problemas sociales y frente a conflictos internacionales, por cuanto el agua no sólo es necesaria para beber, para subsistir, sino que también es imprescindible para la agricultura y la ganadería, entre otros ámbitos productivos. La falta de agua nos va a abocar a la pobreza y al hambre en sociedades fundamentalmente dependientes de lo agropecuario que se verán forzadas a emigrar.

¿Qué proponen los defensores del «agua para todo»?

  • Acabar con el caudal de los ríos, evitando la llegada (es decir, el «vertido» -así suena más a desperdicio y a derroche-) del agua de los ríos al mar.

Pero es que la correntía de los ríos (eso que se llama «caudal ecológico») es esencial para el mantenimiento de un ecosistema sano en el propio río; asimismo, es esencial el aporte de nutrientes que lleva a la desembocadura y al mar haciendo posible la vida y la existencia de unos ecosistemas sanos.

  • Construir infraestructuras, sobre todo, pantanos y tuberías para llevar el agua a zonas de regadío que crecen sin control.

El problema de los pantanos, aparte de ser una infraestructura muy cara que no se construye de un día para otro, es que se utiliza para embalsar agua que no se deja correr río abajo, impidiendo la circulación y la llegada del limo a la parte posterior del río -más allá de la presa-. Sin olvidarnos de las zonas que quedan anegadas, a veces, pueblos enteros que desaparecen bajo el agua. Más aún, resulta que mucha de estas presas se construyen como centrales hidroeléctricas que pasan a ser gestionadas por la grandes eléctricas que dejan de tener como finalidad la existencia de un «caudal ecológico» en el río o el interés social del embalse para centrarse exclusivamente en intereses puramente comerciales de rentabilidad. Lo hemos visto este año 2023 en el que los altos precios de la luz ha llevado a las eléctricas a beneficios récord y al desembalse de los pantanos para hacer caja, sin pensar en la sequía, ni en quienes viven del turismo y de las actividades acuáticas en dichos pantanos. Codicia en el más puro sentido.

Un detalle más que debemos pensar tiene que ver con la cantidad, cada vea mayor, de agua que los regadíos exigen a los pantanos. Cuando la voracidad de los regadíos es tan extrema, los pantanos dejan de tener sentido y utilidad como reguladores del caudal en un régimen irregular de lluvias, porque la voracidad del regadío es tal que el agua que desembalsan es toda la que reciben de la cabecera, convirtiéndose así en puras tuberías de trasvase.

Muerte en el Nilo

El Nilo ha sido, tradicionalmente, sinónimo de Egipto. Su control y explotación ha aparecido como un activo económico y una fuente de riqueza para el país de los faraones. Sin embargo, la cosa ha cambiado cuando Etiopía, en donde nace el Nilo Azul, ha decidido construir una gran presa para aprovechar sus recursos como fuente de desarrollo para el propio país y para la zona. Hablamos de una gigantesca construcción comenzada en 2011 e inaugurada en 2022 (aún sin concluir) y que será capaz de producir ingentes cantidades de electricidad que permitirán el desarrollo de Etiopía y la venta de energía a los países limítrofes. Del mismo modo, la presa dará el poder a Etiopía de controlas la cantidad de agua que el Nilo Azul aportará al Nilo. El enfrentamiento con Egipto está servido. Hasta tal punto que Mohamed Mursi (Primer ministro egipcio, de los «Hermanos musulmanes») amenazó con bombardearla; una amenaza de intervención militar que volvió a plantear el actual dictador Abdelfattah Al Sisi. Está claro que la reacción internacional que supondría un hecho de estas características y la catástrofe natural y humanitaria que provocaría su destrucción hace que no parezca una respuesta plausible. Recordemos que estamos ante una infraestructura monstruosa que va a necesitar las lluvias de varios años para poder almacenar los 74 millones de hectómetros cúbicos que tiene previstos como capacidad. Mientras haya agua, el problema será menor, pero en los momentos de sequía, con varios años sucesivos con pocas lluvias, el problema para Egipto puede ser mayúsculo, con 100 millones de habitantes a los que alimentar y dar de beber (con campos agrícolas bañados por un Nilo sin caudal). Entonces, en esa situación, ¿resurgirá la «solución militar»? Las autoridades egipcias no han dudado en calificar a la presa del Renacimiento como un «problema de seguridad nacional».

El otro afectado, Sudán, se encuentra en una situación de guerra continua que lo le permite preocuparse por los efectos que, sobre su economía vaya a tener esta gigantesca infraestructura hidroeléctrica.

En cuanto a Egipto, la construcción de la presa de Asuán (realizada con ayuda soviética e inaugurada en 1971) fue su particular modo de aprovechar al Nilo como fuente hidroeléctrica y de controlar su caudal, algo que afectó sensiblemente al resto de la zona por la que circula el río hasta su desembocadura a la que le limitó tanto el agua como el aporte de limo que el río lleva. De hecho, si naturalmente su agua llegaba hasta prácticamente las pirámides, en la actualidad el Nilo se ha retraído varios kilómetros hacia el interior quedando sólo dos de los cuatro brazos en su desembocadura.

La situación nos permite reflexionar sobre algo que está a la vuelta de la esquina: las guerras por el agua que se van a producir, al principio por vía diplomática, después, quién sabe.

  • ¿Quién es el dueño de los ríos?
  • Crear infraestructuras hidroeléctricas supone, por un lado una fuente de riqueza para quienes son sus dueños, les permite crear electricidad y venderla; pero, por otro lado, impide el discurrir natural del agua y su aporte de arena y nutrientes al resto del río y al mar en su desembocadura. Más aún, tener una presa es una forma de poder: el de controlar el caudal y la calidad del agua que reciba quienes estén más abajo del río.
  • ¿Tiene derecho quien vive en la cabecera del río a actuar sobre la cantidad y calidad del agua que se recibe aguas abajo?
  • ¿Va a ser el agua, por su escasez, un arma política y de enfrentamiento entre países? ¿Será soportable al inseguridad alimentaria y social que va a producir?
  • ¿Será la falta de agua el principal motor de las próximas migraciones masivas?
  • ¿Deben los gobiernos poner todo su empeño en el desarrollo de nuevas técnicas de desalación más sostenibles como única vía para salir de esta situación de sequía irreversible?

Algunos datos

(Los datos y el entrecomillado corresponde a la revista de elDiario.es – «Los valores éticos del agua»)

  • El consumo, por renta, es diferente en España: mientras la clases bajas consumen por debajo de los 100 l / persona-día, las más altas se acercan a los 450 l / persona-día. La explicación está en el consumo de piscinas particulares y de zonas ajardinadas con césped que requieren mucha cantidad de agua. – La respuesta es: establecer los usos prioritarios del agua distinguiendo entre necesidades básicas y no básicas; la obligatoriedad de cubrir piscinas para reducir la evaporación; la reducción de las zonas de césped y la reutilización de agua tratada -procedente de depuradoras- para el riego; asimismo, podría incrementarse el precio del agua, por tramos, para utilizarlo como efecto disuasorio (un incremento igual para todos, no sería justo porque penalizaría a quienes menos consumen, que son quienes menos recursos poseen para afrontar este gasto).
  • La agricultura consume entre el 80 y el 93% del agua total en España. Las zonas de regadío se han ampliado de manera descontrolada en los últimos años hasta los 4,5 millones de hectáreas cultivadas (de las cuales algo menos de 4,1 son legales). En Castilla-La Mancha la superficie de regadío ha aumentado en un 65% en los últimos 25 años, siendo la segunda región con más superficie regada en España (583.000 ha). La primera es Andalucía con más de 1,1 millones de hectáreas y un crecimiento del 44,1% en los últimos 25 años. Los cambios más llamativos tienen que ver con la conversión de leñosos de olivar, almendro y viñedo de secano a regadío, con 875.000, 400.000 y 140.000 ha, respectivamente. Otro leñoso de nueva implantación -y de crecimiento muy rápido- es el pistacho, con 20.000 ha, en su mayoría, en Castilla-La Mancha.
  • Aunque resulte contradictorio, a primera vista, los recursos dedicados a la modernización de regadíos por formas más eficientes, no se han utilizado para esto sino para ampliar las zonas regables.
  • En los últimos 25 o 30 años el consumo de agua ha crecido mientas el agua disponible se ha reducido entre un 15 y un 20% por el cambio climático que ha actuado reduciendo el régimen de lluvias y aumentando la temperatura, lo que supone mayores índices de evaporación.
  • Son espacios naturales amenazados por la extracción de los pozos y la desmedida voracidad del regadío: el Parque natural de Doñana, las Tablas de Daimiel (a las que se le hacen trasvases de emergencia para evitar que se vuelvan a producir los incendios subterráneos de las turberas), los humedales manchegos (Las Lagunas de Ruidera, por ejemplo), el Mar Menor,…
  • Sobreexplotación de los acuíferos: en la última campaña de inspección del Seprona en Cuenca, Albacete y Ciudad Real se descubrió que el 99% de los pozos tenían los caudalímetros manipulados para poder extraer más de los 7.000 m3 anuales autorizados.
  • La proliferación del regadío supone un uso masivo de fertilizantes y plaguicidas que contaminan de manera severa el entorno (pensemos en la eutrificación y las muertes masivas de peces que se produce en el Mar Menor). El uso de nitratos como abono, junto con los que producen las macrogranjas intensivas ha hecho que, en los últimos años, el agua de abastecimiento doméstico de más de un millón de personas supere los niveles autorizados, lo que supone un riesgo para la salud de las personas y obliga al abastecimiento de poblaciones mediante cubas o barcos.
  • En las zonas costeras, la sobreexplotación de los acuíferos conlleva la contaminación salina de los mismos por una pérdida de caudal que permite la entrada de agua salobre procedente del mar. En el Campo de Cartagena esta salobridad se ha intentado contrarrestar con mini desaladoras instaladas bajo tierra para no ser detectados los pozos, llegando, incluso a enterrar vehículos para utilizar sus baterías -y no un tendido eléctrico convencional- como fuente de energía para estos dispositivos ilegales. Más aún, cuando se produjo la larga sequía se autorizó la creación de «pozos de sequía» que, superado el periodo de falta de precipitaciones, continúan operativos.
  • El 44% del agua subterránea de España está en mal estado, bien por estar sobreexplotada o por contaminada por nitratos o por ambas razones.
  • Hemos vivido 30 años de absoluta falta de control.
  • El retorno del consumo de las ciudades es de un 80%, mientras que el del regadío es de sólo el 10%.
  • Necesitamos recuperar el equilibro hídrico consumiendo, de manera racional, un recurso que es limitado y que, cada vez, es más escaso. En consecuencia, debemos planificar su uso y limitarlo para que se acomode a las existencias, priorizando los usos básicos y limitando la explotación desmedida del recurso. Esto significa reducir la superficie regable y las explotaciones de macrogranjas intensivas.
  • El 75% de la producción hortofrutícola española se dedica a la exportación, por lo tanto el problema no es de abastecimiento.
  • España es «el primer productor mundial de aceite de oliva; tercero en producción de vino; primer exportador de frutos rojos de la UE, junto a Países Bajos; y tercer país en producción de carne de cerdo a nivel mundial y primero de Europa.» (pág. 43)
  • Aguacate y mango en Málaga, sin comentarios.

En la Loma de Úbeda, en Jaén, perforan el suelo como si no hubiera un mañana en busca de agua para salvar los olivares y pinchan en el acuífero gigantesco y confinado del que nadie sabía hasta entonces. El agua liberada tiene tal presión que sale a razón de 100 litros por segundo. Los olivos celebran su conversión al regadío multiplicando hasta por cinco la cosecha típica de un año de lluvias con el árbol en secano. La fórmula vigente de la PAC, que pagaba entonces por producción, riega los bolsillos de los olivareros de la Loma. El efecto contagio es inmenso. El que ve los árboles del vecino rebosando aceituna preñada de aceite pincha sus tierras sin descanso ni autorización en busca del agua. “Aquello era un dineral”, dicen acordándose de la sensación cuando cobraron la PAC los primeros años de puesta en riego.
Cuando, a finales de 1995, vuelvan las lluvias de forma abundante, nadie en la Loma de Úbeda se planteará ya devolver a secano sus olivos. Al contrario. Siguen perforando sin descanso y extendiendo la puesta en regadío, alentados por los anuncios orgullosos de las administraciones sobre su capacidad de producción. Muchos en La Loma intentan lograr que se regularice su situación, formar una comunidad de regantes, organizar los riegos, pero la lentitud, las competencias de ida y vuelta entre administraciones y algunas irregularidades, corruptelas y corrupciones en los procesos estancan la tramitación y con ello la posibilidad de poner orden en las extracciones del acuífero, que aún hoy siguen sin estar ordenadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pese a las zonas ya agotadas de la masa de agua y la vuelta al secano de
parte de los árboles por la fuerza de la realidad. Una parte de los pozos se ha secado. El acuífero de la Loma, en sólo 30 años desde que se descubrió, está dañado.

«Así daño españa sus reservas futuras de agua» – Revista eldiaro.es, pág. 46

En el Campo de Cartagena, las 52 autorizaciones por cinco años para desalobradoras son revocadas a principios de siglo pero ni se controló su cierre efectivo ni el crecimiento de nuevas instalaciones bajo el suelo sin autorización. Nadie abrió expediente a una sola instalación hasta 2014. Cuando se intentó regularizar el caos, las desalobradoras se contaban por cientos, eran subterráneas, se ocultaban bajo trampillas, incluso enterrando vehículos para alimentar con sus baterías las instalaciones evitando que el tendido eléctrico diese la pista para localizarlas. Hubo un intento de regularización en 2012. Los agricultores cooperaron convencidos del proceso acompañando a los agentes sobre el terreno pero pronto se vio que aquello era de tal magnitud que el Excel con las coordenadas de ubicación se guardó cuidadosamente en un cajón hasta que un comisario decidió abrir el melón.

Ibid, pág. 48

En 2011, también buena parte de las aguas subterráneas de la cuenca del Ebro a su paso por Aragón tenía ya un problema de contaminación por nitratos por los fertilizantes de la agricultura. En abril de ese año, el alcalde de Ejea de los Caballeros, el socialista Javier Lambán, quien después se convertiría durante varias legislaturas en presidente de la autonomía, inauguró junto a la catalana Vall Companys una fábrica de piensos en su municipio. Dos años después, Vall compraba un matadero en la misma localidad. Estaba cerrando el círculo para trasladar a Aragón su modelo de ganadería industrial integrada para poder seguir con sus planes de expansión internacional.
Iba a necesitar cerrar contratos de integración con muchas granjas de engorde y de cerdas madre para alimentar sus instalaciones, en cuya ampliación no parará de invertir una y otra vez. Las granjas necesitan estar a poca distancia para ahorrar costes de transporte y mantener el negocio de la carne barata. Vall Companys no es la única integradora que puso los ojos en las despobladas tierras de Aragón. Allí han crecido también en la segunda década del siglo otras integradoras de gran tamaño como Piensos Costa. Los ganaderos, que no son dueños de los cerdos pero sí responsables de la gestión de sus excrementos, no pueden permitirse trasladar los purines a más de cinco kilómetros de las granjas si quieren mantener la rentabilidad. La solución: en muchos casos sobrefertilizan las tierras a su alrededor extendiendo los purines una y otra vez, una y otra vez sobre el mismo terreno. El impacto en las aguas subterráneas figura ya en los documentos del Plan de Tercer Ciclo de la Confederación Hidrográfica del Ebro

IBid, pág. 50-51

A modo de reflexión:

  • Los recursos naturales son limitados. Ni se puede pescar sin límite, ni se puede extraer agua como si fuera un recurso que nunca se va a agotar.
  • Los ríos son seres que deberían ser protegidos jurídicamente. Su aportación a los mares es fundamental y el ecosistema que se genera en su cauce no puede ser eliminado de manera impune.
  • la sobrexplotación de los acuíferos supone la salinización de los mismos en las zonas junto al mar, pues la falta de presión permite la entrada del agua del mar en unos cauces subterráneos que se convierten en aguas inutilizables.
  • Las explotaciones intensivas, tanto agrícolas como ganaderas, tienen un impacto sobre el medio ambiente demoledor. Más aún, no permiten la fijación de población ni aportan riqueza a la zona. Son procesos industrializados altamente tecnificados (con poca necesidad de mano de obra) en manos de grandes empresas y fondos de inversión que llevan sus beneficios muy lejos de esas poblaciones, dejando, en cambio, una zona con altos niveles de contaminación y un consumo elevadísimo de sus aguas. Unas empresas que acaparan tierras y agua, haciendo desaparecer a los pequeños productores y a las explotaciones familiares y extensivas que terminan vendiendo sus tierras y concesiones.
  • España puede producir alimentos, pero no tiene por qué ser la encargada de producirlos para toda Europa. Los largos periodos de sequía, la reducción de los caudales y la contaminación de sus aguas hace imposible (medioambientalmente) esta pretensión.
  • No es admisible que la codicia de unos pocos haga que poblaciones enteras estén sin agua, dependiendo de camiones cisterna que no llegan los fines de semana y de agua marrón en los grifos que les obliga a pedirles a sus hijos que cierren bien los ojos y la boca cuando se duchan. Esto no es admisible; no fija población, ni hace atractiva la vida en el medio rural. ¿Quién va a querer vivir así?
  • Recordemos que el derecho al agua es un derecho humano fundamental. De ahí que en Ley de Aguas se considere prioritario el uso para abastecimiento humano frente a su utilización productiva.
  • Abandonemos cultivos subtropicales como el aguacate o el mando, por muy rentable que sean cuando hay agua suficiente, en zonas donde no son climáticamente sostenibles.
  • Es planificación lo que se necesita y alguien que desde las instancias de decisión sea capaz de decir ¡basta!. No se pueden crear expectativas de regadío en zonas donde no es posible. Del mismo modo, es necesario reconducir el reparto del agua según criterios sociales (de economía local y fijación de población) y no por criterios de productividad.
  • Porque ahora lo rural se siente tratado insolidariamente y abandonado.

Claro que hay futuro

Yayo Herrero, «Podemos vivir mejor… y con menos recursos» (Revista Público – «La izquierda ante una nueva época»)

  • Si admitimos que hemos excedido los límites de nuestro planeta. («Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo»)
  • Si reconocemos que el crecimiento no puede ser ilimitado, ni los procesos de extracción y producción. Es decir, si comprendemos los fundamentos de un capitalismo que lleva a divinizar el crecimiento económico que nos ha abocado a la situación actual.
  • Si reconocemos que el capitalismo, basado en su único principio: la codicia, sólo genera la acumulación de riqueza en unos pocos que se pueden permitir desperdiciar, sin pudor, lo que otros necesitan para sobrevivir.
  • Si recuperamos el sentir de formar parte de una comunidad y buscamos soluciones integradoras en las que todos participen, tanto los estados como los grupos que conforman los estados. Esto no va de la solución llevad a cabo por un individuo o país aislado. Es necesaria una coordinación global para que realmente las soluciones sean eficaces.
  • Si activamos la imaginación y la creatividad para proyectar nuevas soluciones.
  • Si comprendemos el compromiso de las generaciones actuales con las siguientes y perdemos esa mirada bisoña.
  • Si entendemos que no nos queda tiempo para reaccionar. «El retraso se paga en vidas, cuanto antes empecemos, mejor».

«el mundo en el que nuestra especie ha habitado durante miles de años ya no existe. Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo. Asistimos al desmoronamiento de un sistema económico y social basado en una racionalidad desconectada de la naturaleza y sus límites»

queramos o no queramos, viviremos globalmente con menos bienes y producciones de la tierra: agua, cosechas, tierra fértil, capacidad de los territorios para producir alimentos, energía, materiales… El decrecimiento, para mí, no es una propuesta política. Es el contexto material en el que se va a desenvolver la vida en común. Se trata de cómo abordar la contracción material de la economía, con qué prioridades y qué correlación de fuerzas.

Muchas personas ya sufren individualmente la contracción material
en sus vidas cotidianas. El mercado aplica su cartilla de racionamiento. Cuando es el mercado el que raciona, comes, te calientas o te iluminas solo si lo puedes pagar. Solo si tienes dinero, mereces lo que necesitas para vivir. Si tienes dinero, tienes incluso el derecho a despilfarrar lo que otros y otras necesitan para vivir con suficiencia.

Negar la crisis, mirar hacia otro lado o intentar resolverla desde la lógica del mercado supone dar una patada hacia delante. Hace más veloz la destrucción ecológica, profundiza las fracturas sociales y la explotación de personas y territorios, intensifica el extractivismo y el despojo en los pueblos del Sur Global y endilga el problema a las generaciones más jóvenes y a las que aún no han nacido. En el contexto capitalista, las crisis ecosociales se encaran callando las voces discrepantes, extremando las medidas autoritarias, recortando de derechos sociales y económicos, presentando la migración como un problema de seguridad y buscando chivos expiatorios en los apuntalar el éxito electoral o justificar el fracaso.

Hoy los imaginarios sociales, especialmente en los países más ricos, se inscriben en los paradigmas del crecimiento, el consumo y los proyectos de vida individualizados y que, sin un amplio apoyo social, es evidente que no se podrán abordar en profundidad y con urgencia los cambios necesarios. En mi opinión, el punto de partida supone realizar un enorme esfuerzo para que un sector significativo de la sociedad entienda que este cambio es claramente a mejor para una buena parte de la sociedad, aunque es verdad que algunos sectores privilegiados tendrían que aprender a vivir de una
forma más sencilla.

Este proceso no puede hacerse de arriba a abajo sin correr el riesgo de caer en dinámicas autoritarias, generar una respuesta social de oposición o caer en la irrelevancia de las soluciones. Requiere un abordaje integral y una proyección que maneje el corto, medio y largo plazo. Una transición energética o de la movilidad, al margen de la transición del resto de los extractivismos o de la garantía de las condiciones de vida de todas las personas, no es justa.

La puesta en marcha de un proyecto centrado en la construcción de una sociedad de la suficiencia, igualitaria y democrática, en la que las personas estén y se sientan a salvo, puede ser estimulante y motivadora.

YAYO HERRERO (Antropóloga, ingeniera, profesora
y activista ecofeminista española)