El wokism, wokismo o movimiento woke cobra cada vez una mayor presencia en el espacio público, los debates políticos y las redes. Viene del inglés, «despierto», y se refiere a la conciencia en torno a las desigualdades sociales. Los wokes son aquellas personas que se definen como antirracistas, feministas, a favor de los derechos LGTB y una larga lista de causas. Sin embargo, la vigilancia que ejerce el movimiento sobre los individuos y su consecuente cultura de la cancelación ha levantado dudas, también desde la izquierda, sobre su utilidad como práctica política.

[…] (El) origen del movimiento woke y la cancelación, que hunde sus raíces en el antirracismo estadounidense y se refería a la discriminación que sufrían las personas afrodescendientes. «Cancelar originalmente tiene que ver con dejar de apoyar públicamente a una persona«, de modo que si un artista o un personaje notorio pierde audiencia porque así lo han decidido sus propios seguidores, no habría nada que reprochar. «Pero ahora hay un linchamiento que va más allá», ha señalado la divulgadora, refiriéndose al señalamiento mediático que se ejerce sobre los individuos, tanto famosos como ciudadanos de a pie.»

[…] Esta búsqueda del castigo constante por parte de lo woke tendría que ver con un resentimiento por parte de estas identidades.

[…] esta radicalización hacia la violencia se debe a que existen personas para las que «el linchamiento ha sido la única práctica». «La izquierda no se siente capacitada para hacer una praxis política. En su lugar, se ha retraído a espacios seguros, pero herméticos, que legitiman los prejuicios. Al no permitir ciertos discursos, rasgamos las vestiduras en vez de hacer pedagogía. Esto solo posterga el conflicto».

[… ] Quintana Paz ha señalado que lo woke propone un modelo de civilización que vendría de la propia cultura judeocristiana y grecorromana de occidente. En la sociedad occidental, la víctima antes era vista como despreciable, ya que algo habría hecho, pero con el tiempo se la comienza a ver como dadora de una verdad acerca de la realidad y de quiénes somos.

[…] Sobre la cuestión de las víctimas como autoridades para explicar su opresión, Ayme Roman ha mencionado la standpoint theory o la teoría del punto de vista, según la cual las personas discriminadas tendrían cierta ventaja para poder entender los daños que sufren, ya que lo viven en primera persona. (-> Olvidando que su experiencia es subjetiva y, aunque puede ser muy orientadora y valiosa, también puede estar sesgada o mal orientada: no se puede considerar un valor absoluto). […] Duval ha criticado que solo se permita hablar sobre una opresión a las personas que la sufren.

(Estamos ante) la imposibilidad de pensar otras formas de canalizar la indignación.

Adhik Arrilucea (Diario público – enlace)

PARA LA EXTREMADERECHA ES EL NUEVO TOTALISTARISMO PROGRE

Para las extremas derechas es el nuevo “capitalismo ‘woke’” (un término muy utilizado en Estados Unidos, sobre todo en relación con las luchas por la justicia racial y social): una élite progresista que se habría hecho con el control de las instituciones globales y nacionales, y que desde allí se dedica a hacer la guerra a la gente común. Cualquier tópico, desde las demandas feministas hasta la discusión sobre si comer o no chuletones, puede ser subsumido en la nueva realidad del totalitarismo progre, en el relato del acoso a los de abajo. Una suerte de nueva ‘matrix’ frente a la cual las extremas derechas ofrecen la “píldora roja” que permite acceder a la realidad oculta por el nuevo pero más sutil, y por ello más eficaz, ‘1984’.

pablo stefanoni – revista eldiario.es – las mentiras que amenazan la democracia