Facebook basó su negocio originalmente en la segmentación publicitaria, algo por lo que los anunciantes pagaban mucho más de lo habitual. Tan fina era esta segmentación poblacional que las campañas podían “acertar” con grupos de personas de características sumamente específicas, la mayoría de las veces sin que ellas fueran conscientes de que su privacidad estaba siendo violada. Es algo que supieron aprovechar empresas y organizaciones sin muchos escrúpulos para fines comerciales, ideológicos y políticos.
ÁLVARO IBÁÑEZ, «Mark Zuckerberg De niño prodigio a tiburón
Uno de los escándalos más conocidos tuvo como protagonista a Cambridge Analytica, empresa de consultoría política especializada en procesos electorales. Como colaboradora de Facebook pudo acceder subrepticiamente a entre 30 y 87 millones de perfiles de la red social, un dato que varía según las fuentes. Su objetivo era investigar las audiencias y cambiar su comportamiento mediante psicología del comportamiento, entre otras técnicas. Algo potencialmente viable cuando se cuenta con suficientes datos sobre demografía, gustos, relaciones interpersonales, fotos, vídeos, chats… Para recabar los datos utilizaron un juego aparentemente inocente de tipo encuesta (quiz) que aprovechaba un agujero de seguridad y daba acceso a los datos de los “amigos de los amigos” de Facebook.
Los medios explicaron que con todo esto se planeó una estrategia para hacer posible la victoria de Donald Trump en 2016. Todo era cuestión de afinar los mensajes en condados clave para ganar estados decisivos. No está del todo claro si el resultado fue cuestión de pura suerte, pero sacó a la luz lo vulnerables que son los datos personales y cómo peligran cuando los centraliza una empresa.
Aunque las acusaciones recayeron sobre Cambridge Analytica, Facebook estaba implicada, pero no compareció ante las autoridades de Reino Unido. Sí tuvo que hacerlo, sin embargo, ante el Senado de los Estados Unidos, junto con otras grandes compañías. Las respuestas de un Zuckerberg CEO con icónico aspecto de robot de rostro inmutable consistieron en echar balones fuera y pagar la multa de 5.000 millones de dólares que les impusieron, no solo por esto sino por otras violaciones de privacidad.
Hay quien cree que esos mismos datos se usaron a partir de 2016 en la campaña pro-Brexit en el Reino Unido a petición del Partido de la Independencia del Reino Unido, pero puede que todo quedara en conversaciones y planes preliminares. Los expertos aseguran, de todos modos, que en aquel referéndum tuvieron un protagonismo considerable los bots que publicaban en Twitter, Facebook y otras redes sociales tanto desinformación como consignas a favor del Brexit que muy probablemente influyeron en el resultado.
tecnológico bajo sospecha» – rEVISTA ELDIARIO.ES MARZO 2025 – PÁGS. 45-46
Categoría: Uncategorized
Capitalismo y democracia son incompatibles (Peter Thiel)
No hay contradicciones en la política de Thiel, es bastante consistente: se ha dado cuenta, a menudo más claramente que sus oponentes, de que existe una contradicción última entre las normas del capital y la democracia, y la forma de lidiar con esta contradicción es, según él, deshacerse de la democracia.
john granz, historiador y biógrafo crítico de peter thiel. Citado por delia rodríguez – revista de eldiario.es – marzo 2025, pág. 32
Peter Thiel es un milmillonario estadounidense, de origen alemán, fundador de PayPal y caracterizado por sus exitosas inversiones en negocios como Facebook (cuando estaba comenzando), Airbnb, Linkedin, Spotify, DeepMind y otras que le han reportado ingentes beneficios. Asimismo, es fundador de Palantir (nombre que toma de «El Señor de los anillos»).
Tras los atentados del 11S, Thiel supo entender que el mundo iba a obsesionarse con la seguridad y la vigilancia y en 2003 fundó Palantir, la mayor empresa del mundo de análisis de datos para distintos fines (desde detectar el fraude a perseguir el terrorismo) cuyo primer inversor fue la propia CIA. Aunque también trabaja para empresas privadas, sus principales clientes son los gobiernos, comenzando por el estadounidense.
ibid, pág. 30
En el año 2000 la empresa Paypal de Peter Thiel se fusionó con otra empresa similar: X de Elon Musk, y dio lugar a lo que se conoció como la «mafia Paypal»: un grupo de personajes con una importancia decisiva en Silicon Valley.
El desarrollo de PayPal hizo necesaria la incorporación de muy buenos ingenieros, y todos ellos se hicieron ricos con la venta de la compañía. Algo más de una docena de personas a las que todavía hoy se les conoce como la mafia de PayPal. Además de Elon Musk, uno de los más destacados es Peter Thiel […], que más tarde fue el primer inversor privado que apostó por Facebook y en la actualidad sigue teniendo una silla en ese consejo de administración, y que en 2004 fundó la temible y discreta Palantir, muy utilizada por los servicios de espionaje de varios países por su capacidad para procesar y analizar grandes volúmenes de datos de la población, por ejemplo provenientes de redes sociales. Es una empresa cotizada en bolsa, valorada en algo más de 220.000 millones de dólares, y que cuenta con la CIA entre sus principales accionistas. Famoso por su ideología liberal extrema, Thiel está convencido de que “democracia y libertad se han convertido en incompatibles”. Otros tres ingenieros de PayPal, Steve Chen, Chad Hurley y Jawed Karim, fundaron YouTube en 2005 y en apenas un año la vendieron a Google por 1.650 millones de dólares. Otro de ellos, Reid Hoffman, fundó Linkedin en 2002 y la vendió a Microsoft en 2016 por 26.200 millones de dólares. Actualmente los miembros de la mafia de PayPal son inversores o están presentes en los consejos de administración de empresas como Facebook, AirBnB, Change.org, Microsoft, Evernote, Yahoo! o Yelp. Están por todas partes.
GENíS ROCA, «LA MALDICIÓN DE ELON MUSK» – rEVISTA TINTALIBRE, MAYO 2025, PÁG. 10
Peter Thiel es uno de los pocos -dentro de esa órbita- que apoyaron a Donald Trump en su primera campaña a la presidencia (cuando los pesos pesados republicanos no creían en su capacidad para ganar las elecciones) y ha sido, junto con Elon Musk, de los que le han impuesto a J. D. Vance como vicepresidente. De hecho, Thiel financió la primera campaña política de Vance, al que algunos consideran como el «tapado», es decir, como el verdadero sucesor de un Donald Trump demasiado viejo.
Pero volvamos al motivo de esta entrada. Capitalismo y democracia son incompatibles por cuanto se fundamentan en principios opuestos: mientras el capitalismo actual, como cualquier «capitalismo salvaje» de cualquier época, se basa en la «ley del máximo beneficio» y en individualismo más extremo; la democracia, en cambio, se fundamenta en la igualdad de derechos de todos los ciudadanos y en la búsqueda del bien común a través de la participación política de todos, un bien común que sitúa por encima de los intereses individuales.
Hasta ahora los principios democráticos, nacidos del liberalismo político y del concepto del Estado de derecho, habían servido de contención a los deseos ilimitados del capitalismo haciéndolo menos «salvaje». De hecho, el beneficio de las empresas se veía reducido por las leyes que obligaban a establecer salarios dignos, horarios de trabajo limitados, periodos de vacaciones retribuidos, normas de seguridad para evitar accidentes en el trabajo, criterios de calidad y medioambientales, de bienestar animal, antimonopolio y toda una serie de condiciones para la producción y comercialización de los productos. Todo ello en beneficio de los ciudadanos en cuanto trabajadores y consumidores. Asimismo, las empresas estaban obligadas a pagar impuestos para colaborar con el funcionamiento del Estado que pasaba de ser un estado policial, encargado de la protección de la propiedad privada y del orden público, a un «Estado social» preocupado por la calidad de vida de sus ciudadanos a los que apoyaba con programas de protección social, de educación, sanidad, acceso a la cultura, pago de pensiones, de protección en el caso de orfandad, viudez, enfermedad, paro, etc.
La extrema derecha, en cambio, aboga por la desaparición del Estado, por su debilitamiento para convertirlo, de nuevo, en protector exclusivamente del orden y la paz social y de la propiedad privada. Y en ese sentido aboga por la eliminación de todo tipo de regulación y de cualquier ley que impida a las empresas hacer lo que mejor les parezca para sus intereses, haciendo desaparecer a los sindicatos, el derecho a la huelga o la protesta, los convenios colectivos, la contratación indefinida o cualquier sistema que reduzca los beneficios de las empresas.
Y aquí entra el más torticero de los conceptos: la «libertad individual». Desde la extrema derecha se olvida el carácter social del ser humano (como si fuéramos capaces de sobrevivir aislados). El individuo se convierte en el valor único y fundamental y la libertad en su estandarte. Se les llena la boca de «libertad», de «libertario» olvidando el sentido de la vida en sociedad.
Y a eso añadámosle su obsesión autoritaria (antidemocrática) en la que defienden su superioridad como individuos frente a las masas que literalmente desprecian. Ellos son los poseedores de la verdad y son los que pueden, mediante órdenes ejecutivas sin control de otros poderes, llevar a cabo este cambio social que propugnan.
Muchos han abrazado esta propuesta por cuanto es la más cómoda: nada hay de lo que preocuparse cuando lo único que hay que hacer es no pensar y obedecer, es decir, la aspiración infantil de la felicidad burguesa de una vida absolutamente cómoda en la que todo te lo den hecho y no sea necesario ni pensar. Como decía Kant:
Si puedo pagar no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea.
inmanuel kant, ¿qué es la ilustración?
Pero éste no es el camino. El auténtico progreso de la humanidad nace cuando tomamos las riendas de nuestra propia vida, cuando usamos nuestra capacidad de pensar y al conocimiento como guía, y asumimos la petición de Kant que ahora se convierte en un grito desgarrado: ¡Atrévete a pensar!
O dicho con otras palabras: reconócete como parte de una sociedad, recupera tu ser social, y trabaja para la definición de lo que, entre todos, consideraremos como una aspiración que debe ser compartida: el bien común.
Racismo en las fotografías
Cosas que no sabía |
![]() |
No sabía que los antiguos laboratorios de carretes y revelado de fotografía usaban una foto-guía de una modelo blanca, joven, delgada, para ajustar el brillo y el contraste. La llamaron Shirley y la química del revelado estaba hecha a su imagen y semejanza. Consecuencia: las personas negras han estado décadas apareciendo como manchas oscuras, sin detalle, en sus propias fotos familiares. Kodak y compañía no lo solucionaron hasta que no lo pidieron las agencias de publicidad: porque el chocolate y los muebles oscuros no salían bien en las fotos. Lo explica Carolina de Afrocolectiva. |
Juanlu Sánchez – Al día – ElDiario.es – 10/04/2025
Donald Trump no es Frankenstein
La llegada de Trump a la presidencia de EE.UU. no debe verse como un fenómeno inexplicable y misterioso, sino como la consecuencia lógica (y el resultado) de una crisis profunda del modelo económico, social y político en el que hemos vivido hasta ahora y que ha demostrado, como se dijo hace mucho tiempo, su inviabilidad. Ni los recursos del planeta son infinitos, ni el progreso económico puede ser ilimitado al basarse en el consumo, cada vez más voraz, de dichos recursos. No nos puede extrañar que una sociedad a la que le vendieron un ideal de futuro basado en ese progreso indefinido e infinito se sienta ahora perdida y abandonada. Más aún, cuando las nuevas generaciones se ven condenadas a vivir peor que quienes les precedieron. De ahí nace la añoranza del pasado, en la que algunos sueñan, para volver a esa vida con un crecimiento económico infinito, con casas unifamiliares con jardín y, en España, con piscina.
Asistimos, pues, a una crisis del modelo capitalista o neocapitalista que se ha encontrado con los límites del planeta. Una crisis que define su camino reaccionando contra el «proyecto ilustrado». Ese proyecto de la Edad moderna basado en la razón y en el desprecio a la ignorancia y la superstición. Un cambio de mentalidad que inspiró a las Revoluciones burguesas, al Liberalismo político y al Estado de derecho. Aquellas que acabaron con la servidumbre y con el autoritarismo teocrático del Antiguo Régimen.
Ya no nos acordamos, pero hace nada el ser humano carecía de valor y de derechos al ser simplemente un siervo del rey y de la nobleza. Fue hace nada cuando adquirió su dignidad, cuando acabó con la sociedad estamental e hizo surgir el concepto de «ciudadanía»: es decir, el de un ser humano con dignidad y derechos por el simple hecho de serlo.
«¡Atrévete a pensar! decía Kant, para recordarnos que es la razón la que debe dirigir nuestras vidas. El filósofo no daría crédito a lo que vemos ahora mismo: una sociedad para la que la ignorancia es más que la sabiduría, y la superstición y los miedos tienen más fuerza que la razón o el conocimiento.
No deberíamos ver a Trump únicamente como el Frankenstein del Partido Republicano.
miguel urbán crespo, «La crisis capitalista y la promesa reaccionaria de la extrema derecha» – Revista público, marzo 2025, pág. 15
[…] el sueño de la globalización feliz del neoliberalismo progresista —si es que alguna vez existió— se desvanece. El despertar de este sueño ha traído consigo una marcada inestabilidad política, fruto de la desafección de amplios sectores de la sociedad, traumatizados por los efectos de una crisis que ha hecho colapsar su mundo.
[…]
El crecimiento del autoritarismo tampoco puede disociarse de la crisis ecológica que atravesamos, la cual ha cambiado el propio significado del “fin de la historia”, que ya no se percibe como un horizonte utópico de progreso y democracia perpetuos […]. De hecho, el sociólogo Immanuel Wallerstein ya planteó hace tiempo que las crisis cíclicas del capitalismo serían cada vez más frecuentes al chocar con los límites del planeta.
[…]
[Los hechos han] puesto en crisis el propio paradigma del “progreso” sobre el que se construyó la modernidad. Así, mientras el fascismo clásico proponía un proyecto de futuro, la ultraderecha actual, ante los crecientes temores a un horizonte incierto marcado por el cambio climático y un mundo en crisis, plantea un regreso (imposible) a un pasado de “abundancia”, al menos para la mal llamada “civilización occidental”; una propuesta reaccionaria que conecta con la utopía capitalista del crecimiento sin límites. Si ya no podemos aspirar a vivir mejor que nuestros padres, al menos aspiramos a vivir como ellos; la expectativa no es ya mejorar, sino evitar empeorar.
[…]
La rabia ante esta pérdida genera una suerte de sentimiento de “derechos agraviados” entre sectores que históricamente gozaron de privilegios relativos. […] [en EE.UU. el sueño del American Way of Life sería ese paradigma perdido.]
[…]
Así, la apología del pasado por parte de la extrema derecha se convierte en una estrategia para cancelar la posibilidad de imaginar un futuro distinto.
[…]
[Incertidumbre y miedo] vacía la democracia hasta reducirla a su cascarón: el voto como mero ritual. Porque, cuando los mecanismos de cohesión social dejan de funcionar y se constata la imposibilidad de sostener la aparente prosperidad de las clases medias, se fortalece el cierre autoritario para mantener el orden. A la vez, se necesitan chivos expiatorios —ciertas minorías, la población migrante, los movimientos feministas, el ecologismo— hacia los que canalizar el malestar de unas clases medias en declive, de modo que la ira siempre se dirija hacia abajo. […] [Es] la promesa de seguridad en un mundo cada vez más incierto. Pero es una seguridad construida a la contra, que se sostiene sobre la inseguridad del otro.
Así, ante los miedos, las incertidumbres, los límites del planeta y la crisis ecológica, la extrema derecha ofrece una respuesta y una alternativa para recuperar el control: [el] autoritarismo.
[…]
Lejos de ser una anomalía, el auge de las fuerzas autoritarias de extrema derecha debe entenderse precisamente como una consecuencia lógica del momento de crisis sistémica en el que nos encontramos. No deberíamos ver a Trump únicamente como el Frankenstein del Partido Republicano, sino como la manifestación de un fenómeno que trasciende las fronteras de EE UU: el autoritarismo reaccionario. Por ello, es crucial analizar la victoria de Trump no como un accidente en la política estadounidense, sino como el síntoma de [un modelo económico-político inmerso en una profunda crisis de la que deberemos salir con la propuesta de uno nuevo].
¿Qué característica comparten los grupos y partidos de extrema derecha?
El problema de los grupos de ultraderecha no es menor: mientras en las elecciones europeas de 1984 conseguían menos del 4% de los votos, en las últimas elecciones superaron la barrera del 25%; de hecho, si los tres grupos ultras se unieran, serían la primera fuerza política en el Parlamento europeo. Más aún, tres países de la Unión tienen presidentes de partidos de extrema derecha y en otros ocho participan en el gobierno de manera directa o indirecta; resumiendo: 11 países de los 27 están gobernados o participan en el gobierno partidos de ultraderecha. Asimismo, los encontramos en los gobiernos de EE.UU., Argentina, El Salvador, Israel, e incluso en India que es también otro ejemplo de «autocracia electoral» nacionalista.
Steven Forti, catedrático de la Univesidad Autónoma de Barcelona, defiende que, a pesar de las diferencias, todos los grupos y partidos de extrema derecha comparten una serie de características comunes desde el punto de vista ideológico. Éstas son:
- un marcado nacionalismo,
- un nativismo y un identatirismo que les lleva a la condena de la inmigración a la que consideran como «invasión»; de ahí su xenofobia, su islamofobia y su desprecio hacia las poblaciones indígenas. (Es llamativa, por ejemplo, la xenofobia que encontramos en Chile hacia los venezolanos).
- una actitud contraria a las sociedades abiertas,
- una crítica a la globalización y al multilateralismo,
- una visión autoritaria de la sociedad, centrada en el lema «ley y orden»,
- un desprecio a todo lo que suponga progresismo,
- un antiintelectualismo,
- una defensa de los valores conservadores y de las tradiciones,
- y una toma de distancia formal del fascismo histórico hacia el que sienten admiración, a veces, no disimulada.
Curiosamente, a estas características se une un atractivo para los jóvenes: la de presentarse como «rebeldes antisistema». Una actitud que consigue lo que toda generación joven busca: demostrar su identidad en oposición a las de los mayores; y para eso nada mejor que una actitud que saca de quicio a esos adultos que aún creen en la democracia y en las instituciones. Una democracia y unas instituciones de las que se sienten orgullosos porque ellos colaboraron para hacerlas posibles y para acabar con cuarenta años de dictadura franquista de los que ahora les cuentan que no era tan mala.
Todos estos partidos y grupos de extrema derecha tienen, también, en común la utilización de las nuevas tecnologías y de las redes sociales como herramientas de propaganda y de difusión de sus mensajes. Asimismo, han puesto de moda el empleo de una retórica trasgresora y provocadora que antes se consideraba inaceptable y se identificaba con la falta de preparación y el mal gusto y ahora se considera una característica de los verdaderos políticos del pueblo (frente a las élites educadas) aquellos que les revelan la verdad ocultada por quienes han ostentado el poder hasta ahora. En fin, «Populismo» de manual.
Otro de sus objetivos es generar desconfianza entre los ciudadanos hacia las instituciones y los expertos mediante la difusión de mentiras y de teorías conspiranoicas que calan profundamente en los miedos paranoicos de muchos ciudadanos. Todo con un objetivo claro que es marcar el debate público y mantener la iniciativa política.
El resultado es una sociedad cerrada, intransigente y polarizada en la que el enfrentamiento entre sus ciudadanos se convierte en un peligroso mecanismo político que no parece llevarnos a ningún lugar deseable.
Comparten redes trasnacionales enormes
Los grupos y partidos políticos de extrema derecha están organizados internacionalmente a través de enormes redes trasnacionales con una cantidad de recursos económicos ingentes. Esto les permite el intercambio de ideas y una colaboración fluida con una red de fundaciones, «think tanks», asociaciones y organizaciones internacionales que trabajan para la creación de lazos entre estos grupos, ofreciéndoles todo tipo de idearios y de apoyos en la organización de grandes citas en las que se conocen entre ellos y recaban apoyos mutuos. En esa amalgama se encuentran también en estrecha colaboración con las redes del integrismo cristiano (incluidos los ultraortodoxos rusos) con los que comparten su defensa de los valores tradicionales. Asimismo, han puesto en marcha instituciones educativas para formar a sus cuadros que luego ostentarán cargos políticos y organizativos.
No deja de ser una paradoja que los más ultranacionalistas hayan conseguido forjar una especie de internacional reaccionaria.
Steven forti, El bosque, no los árboles. La extrema derecha como una gran familia global – Revista público – marzo 2025, págs. 8,9
Por qué se desprecian las medidas contra el cambio climático
Para casi la totalidad de los científicos el cambio climático es una obviedad soportada por una enorme cantidad de datos y de observaciones; del mismo modo, los efectos -que ya estamos padeciendo- no han hecho sino empezar.
Sin embargo, los partidos de derecha y de extrema derecha se han instalado en una posición política que les reporta grandes dividendos electorales y que consiste en rechazar todas las medidas que se adoptan para frenar, en la medida de lo posible, el cambio climático; un fenómeno que terminará afectándonos a todos y al futuro del entorno natural en el que vivimos. Por qué este rechazo.
La Universidad de Utrech ha analizado esta nueva tendencia de la Unión Europea de rebajar sus exigencias en el ámbito de la política climática. Pensemos, por ejemplo, en la directiva que obligaba a reducir el uso de pesticidas en la agricultura para poder recibir las ayudas de la PAC. Fue tal la reacción de los agricultores, sacando sus tractores a las carreteras como protesta, que la Comisión dio marcha atrás posponiendo su entrada en vigor.
Para James Petterson, director del estudio, el rechazo a las políticas contra la crisis del clima se debe a que son vistas:
- Como medidas demasiado exigentes y costosas o que amenazan el estilo de vida de las personas, por lo que se perciben como injustas.
- Como alejadas de las preocupaciones del día a día de la gente, o incluso del interés nacional.
- En contra de valores como la tradición, la identidad o la misma libertad.
- Medidas que complican la vida cotidiana.
Y por estas razones nos dicen, contra toda la evidencia científica e incluso después de la catástrofe de la DANA en Valencia, que: ¿Por qué debemos aceptar estas «ocurrencias» y «excentricidades» de unos políticos que están lejos, en Europa, (sin conocer nuestra realidad) y que vienen a acabar con nuestra identidad y tradiciones, para hacernos la vida más complicada, más cara y más exigente, con más burocracia, cuando realmente el cambio climático no es tal, sino una alteración natural de las temperaturas y los ritmos de las lluvias?
Está claro que es necesario un enorme esfuerzo de divulgación y de educación para conseguir que cada vez más personas se informen y comprendan la importancia de este esfuerzo que necesitamos hacer sin más remedio como nos muestran los datos y las evidencias recopilados por los científicos.
Manu Sánchez explica
Manu Sánchez es presentador, humorista, actor, escritor (también de teatro), conferenciante y empresario, pero se gusta definir como “payaso raso”. Nació en Sevilla en 1985. En 2023 se le diagnosticó un cáncer de testículos, por eso es un gran defensor de la sanidad pública y del resto de servicios públicos: “A mí me ha salvado la vida la sanidad pública”; y alerta del peligro global al que nos enfrentamos: “nos están quitando los derechos que nos convierten en humanos”.
Más democracia, no menos
Entiendo que todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero creo que la política no se la podemos dejar nada más a los políticos. La política es el arte del día a día y nos influye a todos, y si le dejamos la política a los políticos le estamos haciendo un flaco favor al día a día. Yo creo que podemos pringarnos políticamente los empresarios, los estudiantes y los payasos rasos. Es que se nos ha olvidado que a esto de la política debería de jugar el pueblo entero.
Más sanidad pública
La salud no puede estar bajo criterios empresariales, me parece una barbaridad, la salud tiene que ser deficitaria económicamente pero muy rentable en cuestiones de salvar vidas. Por eso, aunque entiendo que tendrán muy buena intención algunos acercamientos a lo privado en cuestiones de salud, yo no logro encontrarle sentido. Cuanto más reforzásemos la sanidad pública y más se invirtiera, más sentido tendría.
La lucha de clases ya no está de moda
Yo voto en conciencia y en cuestión de principios. Voto cosas que después, en el día a día y en la práctica, a mí me vienen mal entre comillas. Creo en la lucha obrera, creo en la lucha de clases, y creo también en otras muchas luchas que nos están haciendo despistarnos de que la lucha de clases está ahí y parece que no está de moda. Yo creo en el feminismo, en el ecologismo, en la lucha contra el racismo, contra la xenofobia. Pero que no nos despisten de la lucha de clases. La lucha de clases tendría que estar encima de la mesa y la estamos diluyendo, dejando de lado. […] Nos han metido miedo a las gambas para que se las coman siempre los mismos.
Sobre el auge de la ultraderecha
[Antes no se vivía mejor]
Soy hijo de trabajadores, mi madre es administrativa, mi padre, tornero fresador, mis abuelos trabajaban en el campo y en una fábrica de uralita, mis cuatro abuelos eran analfabetos… Ha habido muchos avances en democracia y hay quien dice que antes se vivía mejor. Pues quien diga esto que se lo mire; antes muchas familias vivían tremendamente peor de lo que vivimos ahora.
[La ultraderecha]
Me parece la gran lacra. Creo que ejerce una función política que es dulcificar a la derecha, hacerla moderada, pero ese monstruo se ha ido de las manos, se ha alimentado más de la cuenta, ya camina solo y parece que viene a comernos a todos. Cuando estudiábamos la extrema derecha de épocas pasadas pensábamos que cómo pudo ocurrir eso. Pues tenemos que tener cuidado porque estamos condenados a repetir la historia si no la conocemos. Y algunos parece que están encantados de repetirla, aun conociéndola, que es lo que me parece especialmente peligroso.
El gran truco, la gran grieta por la que se ha colado la ultraderecha ha sido explicarle a los pobres que su pobreza es culpa de otros pobres. Ahí han destrozado la lucha de clases, no te das cuenta de quién te explota y quién te pisa la cabeza. A usted no la atienden en el médico porque han atendido a otro pobre antes. Y si ese pobre es de otro color o de otra etnia, será por eso. Que nos hayan contado a los pobres que la culpa de que seamos pobres es que hay otros es el gran caballo de Troya por el que se ha colado la ultraderecha. Y contra eso hay que pelear, los pobres son pobres porque arriba hay ricos muy ricos.
Hay un riesgo real de que los derechos que parecen consolidados se pierdan
Los derechos son totalmente reversibles, lo estamos viendo, tan fácil como que llegue alguien al poder que quiera dar marcha atrás en la democracia. Hay mecanismos para cambiarlo todo, si es que así lo decide el pueblo. Pues cuidado, porque si el pueblo decide que llegue un majara y que haga cosas de majara, tendremos los derechos que haya decidido el majara. Que tengamos ahora mismo a un decadente imperio americano en manos de unos magnates pijos multimillonarios malcriados diciéndole a los obreros de EEUU cuáles son sus soluciones, a mí me parece que suena hasta a broma. Pero después vemos que eso es exportable, comprable, que Europa está también subiéndose a ese carro. Y eso da sustito.
[…]
[Están en riesgo todos los derechos]
[Derecho a la sanidad]: a mí me han salvado la vida, me han operado cuatro veces ya a vida o muerte. Yo no sé cuánto le he costado al erario público, la verdad, pero a mí no me dijo nadie “la factura es tanto”. Es el derecho a la vida, que podamos perder el derecho a seguir vivos. El derecho a la educación, el derecho a la información, que ahora mismo con los bulos es de los derechos fundamentales. Pero también el derecho a la vivienda, a la igualdad… es que nos están quitando los derechos que nos convierten en humanos y nos estamos yendo a la ley de la selva, a esa meritocracia mal entendida de que entre diez le podemos pegar a uno. Creo que están en peligro todos los derechos, absolutamente todos.
Donald Trump 2.0
Donald Trump ha sido nuevamente elegido. Más de 70 millones de votantes han hecho posible su retorno. Es verdad que dentro de un sistema electoral tan singular como lo es el de los Estados Unidos. Hablamos de una democracia tan particular en la que sólo dos partidos (sin alternativas) pueden ganar las elecciones, y con un sistema de elección en el que quien gana en un estado (aunque sea por un solo voto) obtiene toda la representación que le corresponde a ese estado. Un sistema en el que las campañas son tan astronómicamente caras que sólo unas estructuras gigantescas, vinculadas a los grandes poderes económicos, pueden presentarse con garantías a una elección. – Y nadie se plantea reformar esto. Y le llaman democracia-.
La verdad es que el fenómeno Donald Trump, con sus peculiaridades, no nace de la nada: de hecho, antes tuvimos el «Tea Party», un movimiento político social ultra que demuestra la existencia de todo un caldo de cultivo y una base social, dentro de la sociedad estadounidense, de la que nace el fenómeno el trumpismo. Un trumpismo social que es una forma de entender la vida, con arraigo en la propia historia de los EE.UU.
Lo que hizo Trump […] fue aglutinar una afectividad política y un rencor que se había estado generando durante esos ocho años [de gobierno de Obama] y que nace de siglos de historia.
edurne portela – conversatorio, tinta libre de octubre de 2024, pág. 4
Lo que quiere decir el exitoso «MAGA» es, el fondo, volver a una América blanca (Make America White Again)
Diez años más tarde [después de la primera victoria de Trump], continuamos atrapados en un análisis fragmentario […]. Nos limitamos a catalogar cada exabrupto, cada medida estrafalaria, sin articular una visión de conjunto. Lo etiquetamos como explicaciones simplistas, como si el fenómeno pudiera reducirse a una sucesión de escándalos. Peor aun, insistimos en señalar sus contradicciones internas -como si fuera su talón de Aquiles y no su mayor fortaleza-, ignorando que el trumpismo prospera precisamente en su ambigüedad: es proteccionista y neoliberal, populista y elitista, supremacista y transversal. Su éxito no radica en la coherencia, sino en su capacidad de hablar en lenguajes distintos a públicos distintos. (Ibid., pág. 42)
CARLOS CORROCHANO PÉREZ, «eL EXPANSIONIsmo trumpista no es un chiste» – revista tintalibre, abril 2025
[…] el trumpista es vengativo y victimista. […] donde la represalia se presenta incluso bajo la forma de una torticera «legítima defensa preventiva«. No debería sorprendernos. El victimismo es el espíritu de época, también para los reaccionarios. Sobre todo para los reaccionarios. (Ibid., pág. 41)
Seguir a Trump es una religión
Contra los medios de comunicación
Al margen de la célebre consigna de que «ahora los medios son ustedes«, lo cierto es que Trump ha puesto en marcha una verdadera caza de brujas contra aquellos medios que no le son afines:
- Una periodista de Associated Press (una de las agencias de prensa más reputadas) fue vetada a las ruedas de prensa del presidente porque no aceptó la decisión unilateral de Trump de cambiar el nombre del «Golfo de México» por «Golfo de América».
Algunos ejemplos de medidas adoptadas
- Propone anexionarse Groenlandia. Desea su valor estratégico y sus reservas minerales de tierras raras. Dice que les iría mejor con EE.UU. que con Dinamarca.
- Propone apropiarse del «Canal de Panamá«. Esta amenaza ha sido suficiente para que todos los indicios de presencia china en la gestión de una parte de canal ha desaparecido por completo, por decisión del gobierno de Panamá.
- Ridiculiza constantemente al presidente de Canadá y dice que Canadá estaría mucho mejor siendo parte de los EE.UU.
- Ha desencadenado una guerra comercial: estableciendo aranceles para las importaciones de Canadá, México, China y la Unión Europea.
- Considera que la invasión de Ucrania por parte de Rusia fue provocada por el presidente Zelensky al que llama abiertamente «dictador», aunque en otro momento, ante las preguntas de los periodistas, se sorprende y comenta: «¿he dicho yo eso?
- Miente al decir que la aportación de EE.UU. a la guerra de Ucrania es de 300.000 millones de dólares, cuando es de algo más de 150.000. Y le exige a Zelensky que se la devuelva. Para ello ha obligado a los ucranianos a firmar un acuerdo impuesto para que la gestión de sus recursos mineros quede en manos de EE.UU., sobre todo, lo que respecta a las «tierras raras».
- Afirma que la Unión Europea fue creada para «joder» a EE.UU., por ello: abandona su defensa (lo que deja sin fuerza a la OTAN); exige que los países europeos gasten más en defensa (comprando material militar a los EE.UU.); le impone aranceles y la ningunea como en el caso de las negociaciones sobre la paz de Ucrania en las que no tiene previsto de participe la U.E.
- Muestra un comportamiento obsesivo contra los principios D.E.I. (diversidad, equidad e inclusión). Exige que sus Departamentos de Estado, las administraciones y las empresas eliminen cualquier referencia a programas que busquen la inclusión, la equidad o que traten de evitar la discriminación de ciertos grupos. En este sentido la embajada de EE.UU. en Madrid envió un escrito a sus suministradores para decirles que si tenían políticas de este tipo en sus empresas dejarían de contratar con ellas. Es tal la importancia de esta imposición que algunas empresas están dividiendo su forma de trabajar en EE.UU. (donde reniegan de esos planes) y en Europa donde la legislación les obliga a tenerlos. El consejo de administración de Apple, en esta semana, se va a reunir para decidir cómo eliminarlos. Jeff Bezos, por su parte, ha impuesto su desaparición en la dirección editorial de la sección de opinión del Washinton Post (del que es propietario).
- Ha convertido a los inmigrantes «sin papeles» en los chivos expiatorios de todos los problemas del país y, por ello, ha comenzado a «cazarlos» en redadas en lugares públicos, iglesias, escuelas,… deportándolos esposados de pies y manos en aviones militares no acondicionados en los que se sientan como si fueran mercancías. No le vale con deportarlos, hay que humillarlos y, para ello, se difunden vídeos con imágenes del proceso o, incluso, «La Casa Blanca se burla de los migrantes deportados mostrando el sonido de los grilletes y las cadenas como si fuese un vídeo de ‘ASMR’» (laSexta) para que te lo pongas para relajarte, en lugar del ruido del mar o de las llamas de una chimenea.
- Y si todo esto fuera poco, ha sentado las bases de un estado policial al más puro estilo fascista: en el que cada ciudadano debe vigilar a sus vecinos y denunciarlos. De hecho, los inmigrantes indocumentados temen ir a los colegios o a la puerta de los colegios a recoger a sus hijos por miedo a las redadas. Hace unos días apareció la noticia de una niña que se había suicidado por el acoso al que la sometían sus compañeros que amenazaban con denunciarla. Dentro de la administración, se ha amenazado con despedir a aquellos funcionarios que no denuncien los comportamientos de compañeros que no cumplan con los dictados de la administración en lo relativo al abandono de los programas D.E.I.
- Asimismo, ha hecho que EE.UU. abandone la UNRWA (el organismo de la ONU para Palestina), la OMS, y ha eliminado el programa USAID.
- Y, para colmo, ha elegido a personajes de una dudosa idoneidad para los cargos de responsabilidad de la administración:
- Elon Musk: dirige el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Es el encargado de reducir al mínimo la administración estatal. Hace unos días envió un formulario a todos los funcionarios (incluidos los miembros del FBI) -bajo amenaza de despido- para que expliquen lo que han hecho en la última semana que justifique su puesto de trabajo. Su nombramiento es más que cuestionable al permitirle tener acceso a información privada de sus competidores.
- Pete Hegseth: como Secretario de Defensa. Era presentador de Fox News y estuvo envuelto en un escándalo por abuso sexual y acusaciones de consumo de drogas y de obstaculizar su investigación. Se le critica por su falta de experiencia y por su carácter ultra que muestra en sus redes y en su cuerpo tatuado con símbolos de ultra derecha.
- Robert F. Kennedy Jr.: como jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos: conocido por sus posturas antivacunas y por difundir teorías de conspiración durante la pandemia de COVID-19.
- Tulsi Gabbard: encargada de los servicios de inteligencia, es un clara defensora de Rusia y contraria a las ayudas a Ucrania.
- El Consejero de economía es un multimillonario con intereses en las empresas de petroleo. No es de extrañar, Trump dijo, en su campaña, que autorizaría todo tipo de prospecciones sin límite; diciendo que la defensa del medio ambiente no puede ser un obstáculo para el desarrollo económico del país.
- Pero si algo caracteriza su mandato es el tremendo daño que hace a la institución de la presidencia al convertirla en un juego a su capricho:
- Convierte la Casa Blanca en un concesionario de Tesla para promocionar los vehículos del que era su «amigo», para compensar la campaña que ciertas celebridades habían puesto en marcha deshaciéndose de sus Tesla por la actitud de Musk y su decisiones políticas tendentes a desmantelar al Estado con su oficina DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) que ha eliminado programas y organismos del Estado despidiendo a miles de trabajadores.
- Con ese afán invasivo y autoritario, el Presidente de los EE.UU. (un consumidor compulsivo de Coca-Cola light) ha llamado a los directivos de Coca Cola para pedirles que cambien la fórmula de la Coca-Cola para EE.UU., utilizando como edulcorante azúcar de caña en lugar de la fructosa de sirope de maíz que utilizaban hasta ahora. La respuesta de la empresa ha sido obedecer a Trump (parece que es peligroso llevarle la contraria).
- Asimismo, nos estamos acostumbrando a su tono «irrespetuoso» y «faltón» que nada tiene que ver con el nivel que se le supone al presidente de una nación. Igualmente es común que realice acusaciones en su red social (Truth Social -¿en la que confiar?) dando por supuesto delitos sin aportar pruebas. En este sentido, su último objetivo ha sido Barack Obama (para él, remarcando, Barack Husein Obama) como líder de una banda que actuó contra él. Escribe: «El líder de la banda era el presidente Obama. Barack Hussein Obama. Ese es el culpable. Fue traición. Intentaron robar las elecciones. Y, luego, sí, amañaron las elecciones de 2020«. Estas afirmaciones contradicen las conclusiones de la comisión del Senado presidida por el actual Secretario de Estado Marco Rubio que se constituyó para estudiar el caso. Le da igual. En otro ejercicio más de pérdida de dignidad para la institución, relacionado con lo anterior, ha publicado un vídeo generado con inteligencia artificial en el que aparece simulada la detención de Obama por el FBI. Sin embargo, olvida intencionadamente que dicha comisión lo que sí aceptó es que Rusia había intervenido en las elecciones de 2016 en apoyo a su candidatura hackeando y publicando correos de políticos demócratas.
- Volviendo a las cuestiones cotidianas, no sólo interfiere en las empresas diciéndoles cómo deben edulcorar sus productos, sino que también lo hace sobre los equipos que decidieron cambiar sus nombres por considerarlos inapropiados. Ahora, Trump lo entiende como algo inaceptable, un ataque más de la izquierda «buenista» (woke), y se ha propuesto revertir el caso. Tanto el equipo de fútbol americano de los Redskins («Pieles rojas») como el de béisbol de los «Indians» de Cleveland cambiaron sus nombres por respeto a las comunidades originarias. Para Trump, en cambio, esto es un signo de debilidad y, por ello, se esfuerza en que vuelvan a recuperar sus nombres originales. Para ello ha amenazado con utilizar su control en el Congreso e impedir la autorización prescriptiva de este a la construcción de un nuevo estadio en Washington como solicita su equipo de fútbol. Respecto al de béisbol, con su lenguaje impropio de un presidente, Trump escribe y vincula los malos resultados en las primarias republicanas del dueño del equipo al cambio de nombre: «El equipo sería mucho más valioso y el acuerdo sería más emocionante para todos. Cleveland debería hacer lo mismo con los Cleveland Indians. El dueño del equipo de béisbol de Cleveland, Matt Dolan, quien es muy político, ha perdido tres elecciones seguidas por ese ridículo cambio de nombre. Lo que no entiende es que si volviera a cambiar el nombre a Cleveland Indians, podría ganar una elección«. (¿Es una amenaza o una promesa de apoyo si lo hace?, sea lo que fuera es ¡increíble!)
- «Del mismo modo […] presiona a las cadenas para despedir a los cómicos que no le gustan –como la CBS con Stephen Colbert–; amenaza con expulsar del país a quien le planta cara, ya sea Elon Musk, Zohran Mamdani o la cómica Rosie O’Donnell, esta última nacida en Nueva York; o sanciona a jueces de fuera de su país por perseguir a Jair Bolsonaro por golpismo o Benjamín Netanyahu por genocidio». (Andrés Gil, Crónicas desde Trumplandia, elDiario.es)
AfD – Alternativa para Alemania, segunda fuerza política en las elecciones
ICÍAR GUTIÉRREZ – Los votantes que propulsan a la ultraderecha en Alemania: “Todo es una mierda”
AfD llega desinhibida a estas elecciones, envalentonada tras sus buenos resultados en las elecciones europeas y regionales del año pasado. Respaldada por Elon Musk y favorable a Rusia, aboga por salir del euro y defiende la familia tradicional, un concepto que choca de frente con la vida personal de su candidata Weidel, que mantiene una relación con una mujer originaria de Sri Lanka con la que cría a dos menores en Suiza.
Unamos a todo esto su revisionismo del Holocausto y su culpabilización a los avances sociales, referentes del estado del bienestar, como causantes de la mala situación económica que vive el país.
La base de votantes de AfD se encuentra básicamente en el este de Alemania y tiene que ver con una reunificación que se llevó a cabo bajo la condiciones de la Alemania del oeste, sin que la división entre este y oeste haya desaparecido. De hecho, continúa existiendo una brecha salarial y de desarrollo entre ambas partes de Alemania, lo que produjo una migración -no deseada- del este al oeste de personas que, ahora, expresan así su malestar.
La mala situación económica de Alemania, en recesión desde hace dos años, y la falta de expectativas de futuro hace que muchos sientan que la vida es cada vez más cara, que sus trabajos peligran y que su futuro no está claro.
La descarbonización y la apuesta de Merkel por el gas ruso han sido dos factores importantes en ese desencanto. Dejar el carbón ha arruinado a zonas del país que vivían de las minas de carbón y de la generación eléctrica mediante centrales térmicas. El apoyo a Ucrania y la decisión de EE.UU. de castigar a Rusia hizo que dos de los gaseoductos proyectados se quedaran sin uso: concretamente el Nord Stream 2 -construido en contra de la voluntad de EE.UU.- no llegó siquiera a funcionar porque fue destruido por una explosión intencionada de no se sabe bien qué servicio secreto si el del Gran Bretaña, el ucraniano o quién sabe si por el estadounidense. Lo cierto es que EE.UU. no estaba dispuesto a que Alemania se aproximara a Rusia y a su gas barato. Como consecuencia, el precio de la energía y de toda la producción alemana se ha visto seriamente afectada, con unos precios en constante alza y una crisis inflacionaria que ha afectado a la población.
El ascenso de AfD se explica pues, por:
- Una mala situación económica.
- Una falta de expectativas de futuro.
- La constatación de que las políticas de los partidos tradicionales no sirven.
- La consideración de que todo va mal y de que el Estado no funciona.
- La creencia en que el sistema democrático es incapaz de solucionar los problemas de los ciudadanos.
En consecuencia, los ciudadanos consideran que hay que buscar «alternativas» y, para ello:
- hay que determinar a los causantes (reales o no) de los problemas, y
- plantear soluciones rápidas, efectivas y definitivas (nada de complejas, razonadas, consensuadas o a medio plazo).
En este contexto aparecen los inmigrantes y se convierten en el foco de todos los problemas. Sobre generalizaciones injustas a partir de casos aislados se estigmatiza a los inmigrantes y, frente a ellos, se propone la defensa de los nativos y de la cultura alemana amenazadas por la llegada de tanto extranjero con nuevas creencias y costumbres.
El nativo alemán se siente maltratado porque él debe conseguir todo aquello que los no-alemanes reciben, sin esfuerzo, del Estado. Se dice que:
- reciben atención sanitaria antes que los nativos, cuando son estos los que pagan dicha asistencia,
- les dan casa o un lugar donde vivir,
- les alimentan,
- van en bicicletas eléctricas que el Estado les ha proporcionado,…
Y los votantes de AfD lo tienen claro: el sistema no funciona y hay que acabar con él: «hay que empezar de cero». Porque la gente trabajadora está maltratada. Y porque la ira y el miedo que sienten, AfD lo combina con el orgullo de Alemania y de ser alemán. Más aún, sus votantes comparten un sentimiento de superioridad -frente al resto de los votantes- que les aporta «saber realmente» lo que pasa frente a quienes se dedican, desde hace tiempo, a ocultarlo.
En el fondo, asistimos a un discurso que podemos extrapolar al resto de países europeos para entender el auge de la extrema derecha en todos ellos.
¡Como no hagamos algo…!
Como señala Paulina Frölich, directora general adjunta del think tank berlinés Das Progressive Zentrum:
“Desde hace al menos 10 años no hemos encontrado aún ninguna estrategia eficaz entre los demócratas moderados para reducirlos, para eliminarlos” [..]. “Me preocupa que los demócratas se pongan nerviosos y prueben cosas antidemocráticas en el nombre de la democracia para detenerlos. No hay indicios de que estrategias como las de Merz y Sarah Wagenknecht funcionen. Deberíamos centrarnos en una cooperación real, hablando de reformas profundas dentro del espectro democrático y dejando fuera a la extrema derecha”.
Decía Mayor Zaragoza que cuando falla la democracia lo hay que hacer no es menos democracia sino más democracia.
¿Por qué quien ha sido pateado patea a otros?
Esta mañana Leila Guerriero lo planteaba en su nota semanal de «A vivir que son dos días»: nadie se ha hecho la pregunta importante.
Cuando la actriz trans Carla Sofía Gascón, nominada a los Óscar, pero ahora cancelada, recibió el premio en Cannes dijo: es la primera vez que he recibido un premio, siempre lo que he recibido han sido patadas.
A partir de desvelarse sus antiguos tuits en los que expresaba opiniones racistas (contra George Floyd, asesinado en una detención policial) y xenófobas (sobre cuántas veces más habrá que explulsar a los moros de España) surgió todo un proceso de cancelación contra ella tanto para la promoción de la película como para la recogida de los posibles premios que pueda recibir.
Pero nadie se ha hecho la pregunta verdaderamente importante: ¿por qué alguien que dice que sólo ha recibido patadas en su vida se permite patear a otros a los que considera situados por debajo se su propia escala? Quizá cuando seamos capaces de responder a esta pregunta seremos capaces de entender por qué Donald Trump ha vuelto a ser reelegido como presidente de los EE.UU.
Así entenderemos cómo ciudadanos de origen latinoamericano han votado al republicano para evitar la llegada de más inmigración o la devolución de los migrantes a sus países de origen. (Por cierto, los venezolanos que votaron a Trump lo hicieron porque consideraban que sería capaz de echar a Nicolás Maduro del poder. Paradójicamente, ahora son ellos los expulsados a Venezuela por el presidente que ayudaron a elegir).