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Del insulto y la amenaza. Reforcemos la cultura política o nos enfrentaremos a una degradación harto peligrosa

Hordas antidemocráticas conforman minorías ruidosas y violentas que degradan la cultura política ciudadana.

Esta semana ha presentado su dimisión la Primera Ministra más joven en llegar a este cargo. Aunque las razones que ha expuesto para explicar su decisión tienen que ver con su falta de fuerzas para continuar con la tarea de Primera Ministra de Nueva Zelanda, a nadie se le escapa que ha estado sometida a un acoso y a unos niveles de amenazas que no eran conocidos en aquel país.

Uno de los puntos de fricción más importantes tuvo lugar con la estrategia de vacunación en la epidemia de Covid-19 (que gestionaron de manera muy eficiente). Los grupos antivacunas llegaron a acampar ante el Parlamento y, tras los graves incidentes que se produjeron con su desalojo, comenzaron a proferir amenazas de muerte contra ella. El Parlamento neozelandés, hasta ese momento un lugar abierto, tuvo que cerrarse y adoptar medidas de seguridad más férreas ante el peligro de nuevos incidentes.

Lo mismo sucedió con los defensores de las armas. Tras el atentado de Christchurch, en la que un supremacista blanco de 28 años atacó dos mezquitas -y colocó dos bombas caseras que no explotaron- provocando una masacre, la reacción del gobierno fue intensificar los controles sobre la posesión de armas, algo que los partidarios de las armas no estaban dispuestos a aceptar.

La persecución fue constante. Se sucedieron amenazas e insultos contra ella y contra su familia; tuvo que soportar el menosprecio de ataques constantes contra su persona. Con el tiempo, los ataques fueron más violentos y desagradables: varios hombres han sido detenidos, algunos por amenazar con asesinarla; uno por tratar de sabotear la red eléctrica del país. El caso es que sus apariciones públicas se hicieron cada vez más preocupantes por la presencia de pequeños grupos de manifestantes, a veces agresivos. En un par de casos tuvo que soportar la persecución de su furgoneta llegando, incluso, a sacarla de la carretera entre gritos obscenos y de «nazi».

Algunos diputados dicen que la primera ministra ha sido “expulsada de su cargo” y piden que Nueva Zelanda se replantee su cultura política. […]

Helen Clark, la primera mujer en convertirse en primera ministra de Nueva Zelanda, sostiene que los ataques a los que se ha enfrentado Ardern durante su mandato “no tienen precedentes”. “Las presiones sobre los primeros ministros son siempre grandes, pero en esta era de redes sociales, de clickbait y de ciclos de noticias de 24 horas los siete días de la semana, Jacinda se ha enfrentado a un nivel de odio y virulencia que, en mi experiencia, no tiene precedentes en nuestro país”.

https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/jacinda-arden-adios-marcado-ataques-amenazas-durante-mandato_1_9882798.html

El papel de la atención – los problemas de una sociedad sin capacidad de atención

“El autoritarismo atrae a las personas incapaces de concentrarse” […]

“No creo que sea casual que esta crisis de atención sea coetánea a la peor crisis de la democracia desde la década de 1930. Las personas que no son capaces de concentrarse son más proclives a sentirse atraídas por soluciones autoritarias, simplistas. Y es menos probable que se percaten de que no funcionan”. En el auge de la extrema derecha. “No es la única causa, pero sí un factor muy importante”.

“Facebook, TikTok, Instagram y Twitter ganan dinero de dos maneras: la publicidad y el tiempo que nos mantenemos haciendo scroll. Todo lo que hacemos en ellas es analizado por una inteligencia artificial que busca descubrir cómo somos. Tienen toneladas de información que utilizan para averiguar qué va a hacer que duremos más dentro de las aplicaciones”, […] “se ha descubierto que las personas prestan más atención a publicaciones que les enfadan o entristecen, en vez de a las que les hacen sentir bien. Forma parte de la naturaleza humana, pero al combinarlo con algoritmos que buscan enganchar más tiempo, el resultado es terrible”.

“Seguimos dietas que producen constantes picos y desplomes de energía”, “contienen de manera activa elementos químicos que parecen actuar en nuestros cerebros casi como drogas”. “La comida ha experimentado una profunda degeneración. A mediados del siglo XX se pasó rápidamente de la fresca a la precocinada y procesada”, la “exposición a la contaminación y a los productos químicos industriales”, “perjudican seriamente a la capacidad de concentración”.

«El aumento de los diagnósticos del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que en Estados Unidos subieron un 43% entre 2003 y 2011 en la población infantil (provocan que). En la actualidad, el 13% de los adolescentes del país cuentan con la misma valoración y, como consecuencia, “se les administran medicamentos que son potentes estimulantes”. “Sabemos que esta tendencia ha coincidido con otros grandes cambios en el modo de vida infantil. Ahora se les deja correr mucho menos. Se alimentan con una dieta muy distinta”,

Johann Hari, «El valor de la atención. Por qué nos la robaron y cómo recuperarla»

https://www.eldiario.es/cultura/libros/relacion-crisis-atencion-fascismo-autoritarismo-atrae-personas-incapaces-concentrarse_1_9857641.html