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No hay agua para todo – Las guerras del agua

No hay agua para todo, como tampoco lo hay de cualquier elemento de nuestro planeta finito. Ante esta situación nos encontramos ante una encrucijada en la que o bien se limita y se planifica el consumo, o bien nos encontraremos ante graves problemas sociales y frente a conflictos internacionales, por cuanto el agua no sólo es necesaria para beber, para subsistir, sino que también es imprescindible para la agricultura y la ganadería, entre otros ámbitos productivos. La falta de agua nos va a abocar a la pobreza y al hambre en sociedades fundamentalmente dependientes de lo agropecuario que se verán forzadas a emigrar.

¿Qué proponen los defensores del «agua para todo»?

  • Acabar con el caudal de los ríos, evitando la llegada (es decir, el «vertido» -así suena más a desperdicio y a derroche-) del agua de los ríos al mar.

Pero es que la correntía de los ríos (eso que se llama «caudal ecológico») es esencial para el mantenimiento de un ecosistema sano en el propio río; asimismo, es esencial el aporte de nutrientes que lleva a la desembocadura y al mar haciendo posible la vida y la existencia de unos ecosistemas sanos.

  • Construir infraestructuras, sobre todo, pantanos y tuberías para llevar el agua a zonas de regadío que crecen sin control.

El problema de los pantanos, aparte de ser una infraestructura muy cara que no se construye de un día para otro, es que se utiliza para embalsar agua que no se deja correr río abajo, impidiendo la circulación y la llegada del limo a la parte posterior del río -más allá de la presa-. Sin olvidarnos de las zonas que quedan anegadas, a veces, pueblos enteros que desaparecen bajo el agua. Más aún, resulta que mucha de estas presas se construyen como centrales hidroeléctricas que pasan a ser gestionadas por la grandes eléctricas que dejan de tener como finalidad la existencia de un «caudal ecológico» en el río o el interés social del embalse para centrarse exclusivamente en intereses puramente comerciales de rentabilidad. Lo hemos visto este año 2023 en el que los altos precios de la luz ha llevado a las eléctricas a beneficios récord y al desembalse de los pantanos para hacer caja, sin pensar en la sequía, ni en quienes viven del turismo y de las actividades acuáticas en dichos pantanos. Codicia en el más puro sentido.

Un detalle más que debemos pensar tiene que ver con la cantidad, cada vea mayor, de agua que los regadíos exigen a los pantanos. Cuando la voracidad de los regadíos es tan extrema, los pantanos dejan de tener sentido y utilidad como reguladores del caudal en un régimen irregular de lluvias, porque la voracidad del regadío es tal que el agua que desembalsan es toda la que reciben de la cabecera, convirtiéndose así en puras tuberías de trasvase.

Muerte en el Nilo

El Nilo ha sido, tradicionalmente, sinónimo de Egipto. Su control y explotación ha aparecido como un activo económico y una fuente de riqueza para el país de los faraones. Sin embargo, la cosa ha cambiado cuando Etiopía, en donde nace el Nilo Azul, ha decidido construir una gran presa para aprovechar sus recursos como fuente de desarrollo para el propio país y para la zona. Hablamos de una gigantesca construcción comenzada en 2011 e inaugurada en 2022 (aún sin concluir) y que será capaz de producir ingentes cantidades de electricidad que permitirán el desarrollo de Etiopía y la venta de energía a los países limítrofes. Del mismo modo, la presa dará el poder a Etiopía de controlas la cantidad de agua que el Nilo Azul aportará al Nilo. El enfrentamiento con Egipto está servido. Hasta tal punto que Mohamed Mursi (Primer ministro egipcio, de los «Hermanos musulmanes») amenazó con bombardearla; una amenaza de intervención militar que volvió a plantear el actual dictador Abdelfattah Al Sisi. Está claro que la reacción internacional que supondría un hecho de estas características y la catástrofe natural y humanitaria que provocaría su destrucción hace que no parezca una respuesta plausible. Recordemos que estamos ante una infraestructura monstruosa que va a necesitar las lluvias de varios años para poder almacenar los 74 millones de hectómetros cúbicos que tiene previstos como capacidad. Mientras haya agua, el problema será menor, pero en los momentos de sequía, con varios años sucesivos con pocas lluvias, el problema para Egipto puede ser mayúsculo, con 100 millones de habitantes a los que alimentar y dar de beber (con campos agrícolas bañados por un Nilo sin caudal). Entonces, en esa situación, ¿resurgirá la «solución militar»? Las autoridades egipcias no han dudado en calificar a la presa del Renacimiento como un «problema de seguridad nacional».

El otro afectado, Sudán, se encuentra en una situación de guerra continua que lo le permite preocuparse por los efectos que, sobre su economía vaya a tener esta gigantesca infraestructura hidroeléctrica.

En cuanto a Egipto, la construcción de la presa de Asuán (realizada con ayuda soviética e inaugurada en 1971) fue su particular modo de aprovechar al Nilo como fuente hidroeléctrica y de controlar su caudal, algo que afectó sensiblemente al resto de la zona por la que circula el río hasta su desembocadura a la que le limitó tanto el agua como el aporte de limo que el río lleva. De hecho, si naturalmente su agua llegaba hasta prácticamente las pirámides, en la actualidad el Nilo se ha retraído varios kilómetros hacia el interior quedando sólo dos de los cuatro brazos en su desembocadura.

La situación nos permite reflexionar sobre algo que está a la vuelta de la esquina: las guerras por el agua que se van a producir, al principio por vía diplomática, después, quién sabe.

  • ¿Quién es el dueño de los ríos?
  • Crear infraestructuras hidroeléctricas supone, por un lado una fuente de riqueza para quienes son sus dueños, les permite crear electricidad y venderla; pero, por otro lado, impide el discurrir natural del agua y su aporte de arena y nutrientes al resto del río y al mar en su desembocadura. Más aún, tener una presa es una forma de poder: el de controlar el caudal y la calidad del agua que reciba quienes estén más abajo del río.
  • ¿Tiene derecho quien vive en la cabecera del río a actuar sobre la cantidad y calidad del agua que se recibe aguas abajo?
  • ¿Va a ser el agua, por su escasez, un arma política y de enfrentamiento entre países? ¿Será soportable al inseguridad alimentaria y social que va a producir?
  • ¿Será la falta de agua el principal motor de las próximas migraciones masivas?
  • ¿Deben los gobiernos poner todo su empeño en el desarrollo de nuevas técnicas de desalación más sostenibles como única vía para salir de esta situación de sequía irreversible?

Algunos datos

(Los datos y el entrecomillado corresponde a la revista de elDiario.es – «Los valores éticos del agua»)

  • El consumo, por renta, es diferente en España: mientras la clases bajas consumen por debajo de los 100 l / persona-día, las más altas se acercan a los 450 l / persona-día. La explicación está en el consumo de piscinas particulares y de zonas ajardinadas con césped que requieren mucha cantidad de agua. – La respuesta es: establecer los usos prioritarios del agua distinguiendo entre necesidades básicas y no básicas; la obligatoriedad de cubrir piscinas para reducir la evaporación; la reducción de las zonas de césped y la reutilización de agua tratada -procedente de depuradoras- para el riego; asimismo, podría incrementarse el precio del agua, por tramos, para utilizarlo como efecto disuasorio (un incremento igual para todos, no sería justo porque penalizaría a quienes menos consumen, que son quienes menos recursos poseen para afrontar este gasto).
  • La agricultura consume entre el 80 y el 93% del agua total en España. Las zonas de regadío se han ampliado de manera descontrolada en los últimos años hasta los 4,5 millones de hectáreas cultivadas (de las cuales algo menos de 4,1 son legales). En Castilla-La Mancha la superficie de regadío ha aumentado en un 65% en los últimos 25 años, siendo la segunda región con más superficie regada en España (583.000 ha). La primera es Andalucía con más de 1,1 millones de hectáreas y un crecimiento del 44,1% en los últimos 25 años. Los cambios más llamativos tienen que ver con la conversión de leñosos de olivar, almendro y viñedo de secano a regadío, con 875.000, 400.000 y 140.000 ha, respectivamente. Otro leñoso de nueva implantación -y de crecimiento muy rápido- es el pistacho, con 20.000 ha, en su mayoría, en Castilla-La Mancha.
  • Aunque resulte contradictorio, a primera vista, los recursos dedicados a la modernización de regadíos por formas más eficientes, no se han utilizado para esto sino para ampliar las zonas regables.
  • En los últimos 25 o 30 años el consumo de agua ha crecido mientas el agua disponible se ha reducido entre un 15 y un 20% por el cambio climático que ha actuado reduciendo el régimen de lluvias y aumentando la temperatura, lo que supone mayores índices de evaporación.
  • Son espacios naturales amenazados por la extracción de los pozos y la desmedida voracidad del regadío: el Parque natural de Doñana, las Tablas de Daimiel (a las que se le hacen trasvases de emergencia para evitar que se vuelvan a producir los incendios subterráneos de las turberas), los humedales manchegos (Las Lagunas de Ruidera, por ejemplo), el Mar Menor,…
  • Sobreexplotación de los acuíferos: en la última campaña de inspección del Seprona en Cuenca, Albacete y Ciudad Real se descubrió que el 99% de los pozos tenían los caudalímetros manipulados para poder extraer más de los 7.000 m3 anuales autorizados.
  • La proliferación del regadío supone un uso masivo de fertilizantes y plaguicidas que contaminan de manera severa el entorno (pensemos en la eutrificación y las muertes masivas de peces que se produce en el Mar Menor). El uso de nitratos como abono, junto con los que producen las macrogranjas intensivas ha hecho que, en los últimos años, el agua de abastecimiento doméstico de más de un millón de personas supere los niveles autorizados, lo que supone un riesgo para la salud de las personas y obliga al abastecimiento de poblaciones mediante cubas o barcos.
  • En las zonas costeras, la sobreexplotación de los acuíferos conlleva la contaminación salina de los mismos por una pérdida de caudal que permite la entrada de agua salobre procedente del mar. En el Campo de Cartagena esta salobridad se ha intentado contrarrestar con mini desaladoras instaladas bajo tierra para no ser detectados los pozos, llegando, incluso a enterrar vehículos para utilizar sus baterías -y no un tendido eléctrico convencional- como fuente de energía para estos dispositivos ilegales. Más aún, cuando se produjo la larga sequía se autorizó la creación de «pozos de sequía» que, superado el periodo de falta de precipitaciones, continúan operativos.
  • El 44% del agua subterránea de España está en mal estado, bien por estar sobreexplotada o por contaminada por nitratos o por ambas razones.
  • Hemos vivido 30 años de absoluta falta de control.
  • El retorno del consumo de las ciudades es de un 80%, mientras que el del regadío es de sólo el 10%.
  • Necesitamos recuperar el equilibro hídrico consumiendo, de manera racional, un recurso que es limitado y que, cada vez, es más escaso. En consecuencia, debemos planificar su uso y limitarlo para que se acomode a las existencias, priorizando los usos básicos y limitando la explotación desmedida del recurso. Esto significa reducir la superficie regable y las explotaciones de macrogranjas intensivas.
  • El 75% de la producción hortofrutícola española se dedica a la exportación, por lo tanto el problema no es de abastecimiento.
  • España es «el primer productor mundial de aceite de oliva; tercero en producción de vino; primer exportador de frutos rojos de la UE, junto a Países Bajos; y tercer país en producción de carne de cerdo a nivel mundial y primero de Europa.» (pág. 43)
  • Aguacate y mango en Málaga, sin comentarios.

En la Loma de Úbeda, en Jaén, perforan el suelo como si no hubiera un mañana en busca de agua para salvar los olivares y pinchan en el acuífero gigantesco y confinado del que nadie sabía hasta entonces. El agua liberada tiene tal presión que sale a razón de 100 litros por segundo. Los olivos celebran su conversión al regadío multiplicando hasta por cinco la cosecha típica de un año de lluvias con el árbol en secano. La fórmula vigente de la PAC, que pagaba entonces por producción, riega los bolsillos de los olivareros de la Loma. El efecto contagio es inmenso. El que ve los árboles del vecino rebosando aceituna preñada de aceite pincha sus tierras sin descanso ni autorización en busca del agua. “Aquello era un dineral”, dicen acordándose de la sensación cuando cobraron la PAC los primeros años de puesta en riego.
Cuando, a finales de 1995, vuelvan las lluvias de forma abundante, nadie en la Loma de Úbeda se planteará ya devolver a secano sus olivos. Al contrario. Siguen perforando sin descanso y extendiendo la puesta en regadío, alentados por los anuncios orgullosos de las administraciones sobre su capacidad de producción. Muchos en La Loma intentan lograr que se regularice su situación, formar una comunidad de regantes, organizar los riegos, pero la lentitud, las competencias de ida y vuelta entre administraciones y algunas irregularidades, corruptelas y corrupciones en los procesos estancan la tramitación y con ello la posibilidad de poner orden en las extracciones del acuífero, que aún hoy siguen sin estar ordenadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pese a las zonas ya agotadas de la masa de agua y la vuelta al secano de
parte de los árboles por la fuerza de la realidad. Una parte de los pozos se ha secado. El acuífero de la Loma, en sólo 30 años desde que se descubrió, está dañado.

«Así daño españa sus reservas futuras de agua» – Revista eldiaro.es, pág. 46

En el Campo de Cartagena, las 52 autorizaciones por cinco años para desalobradoras son revocadas a principios de siglo pero ni se controló su cierre efectivo ni el crecimiento de nuevas instalaciones bajo el suelo sin autorización. Nadie abrió expediente a una sola instalación hasta 2014. Cuando se intentó regularizar el caos, las desalobradoras se contaban por cientos, eran subterráneas, se ocultaban bajo trampillas, incluso enterrando vehículos para alimentar con sus baterías las instalaciones evitando que el tendido eléctrico diese la pista para localizarlas. Hubo un intento de regularización en 2012. Los agricultores cooperaron convencidos del proceso acompañando a los agentes sobre el terreno pero pronto se vio que aquello era de tal magnitud que el Excel con las coordenadas de ubicación se guardó cuidadosamente en un cajón hasta que un comisario decidió abrir el melón.

Ibid, pág. 48

En 2011, también buena parte de las aguas subterráneas de la cuenca del Ebro a su paso por Aragón tenía ya un problema de contaminación por nitratos por los fertilizantes de la agricultura. En abril de ese año, el alcalde de Ejea de los Caballeros, el socialista Javier Lambán, quien después se convertiría durante varias legislaturas en presidente de la autonomía, inauguró junto a la catalana Vall Companys una fábrica de piensos en su municipio. Dos años después, Vall compraba un matadero en la misma localidad. Estaba cerrando el círculo para trasladar a Aragón su modelo de ganadería industrial integrada para poder seguir con sus planes de expansión internacional.
Iba a necesitar cerrar contratos de integración con muchas granjas de engorde y de cerdas madre para alimentar sus instalaciones, en cuya ampliación no parará de invertir una y otra vez. Las granjas necesitan estar a poca distancia para ahorrar costes de transporte y mantener el negocio de la carne barata. Vall Companys no es la única integradora que puso los ojos en las despobladas tierras de Aragón. Allí han crecido también en la segunda década del siglo otras integradoras de gran tamaño como Piensos Costa. Los ganaderos, que no son dueños de los cerdos pero sí responsables de la gestión de sus excrementos, no pueden permitirse trasladar los purines a más de cinco kilómetros de las granjas si quieren mantener la rentabilidad. La solución: en muchos casos sobrefertilizan las tierras a su alrededor extendiendo los purines una y otra vez, una y otra vez sobre el mismo terreno. El impacto en las aguas subterráneas figura ya en los documentos del Plan de Tercer Ciclo de la Confederación Hidrográfica del Ebro

IBid, pág. 50-51

A modo de reflexión:

  • Los recursos naturales son limitados. Ni se puede pescar sin límite, ni se puede extraer agua como si fuera un recurso que nunca se va a agotar.
  • Los ríos son seres que deberían ser protegidos jurídicamente. Su aportación a los mares es fundamental y el ecosistema que se genera en su cauce no puede ser eliminado de manera impune.
  • la sobrexplotación de los acuíferos supone la salinización de los mismos en las zonas junto al mar, pues la falta de presión permite la entrada del agua del mar en unos cauces subterráneos que se convierten en aguas inutilizables.
  • Las explotaciones intensivas, tanto agrícolas como ganaderas, tienen un impacto sobre el medio ambiente demoledor. Más aún, no permiten la fijación de población ni aportan riqueza a la zona. Son procesos industrializados altamente tecnificados (con poca necesidad de mano de obra) en manos de grandes empresas y fondos de inversión que llevan sus beneficios muy lejos de esas poblaciones, dejando, en cambio, una zona con altos niveles de contaminación y un consumo elevadísimo de sus aguas. Unas empresas que acaparan tierras y agua, haciendo desaparecer a los pequeños productores y a las explotaciones familiares y extensivas que terminan vendiendo sus tierras y concesiones.
  • España puede producir alimentos, pero no tiene por qué ser la encargada de producirlos para toda Europa. Los largos periodos de sequía, la reducción de los caudales y la contaminación de sus aguas hace imposible (medioambientalmente) esta pretensión.
  • No es admisible que la codicia de unos pocos haga que poblaciones enteras estén sin agua, dependiendo de camiones cisterna que no llegan los fines de semana y de agua marrón en los grifos que les obliga a pedirles a sus hijos que cierren bien los ojos y la boca cuando se duchan. Esto no es admisible; no fija población, ni hace atractiva la vida en el medio rural. ¿Quién va a querer vivir así?
  • Recordemos que el derecho al agua es un derecho humano fundamental. De ahí que en Ley de Aguas se considere prioritario el uso para abastecimiento humano frente a su utilización productiva.
  • Abandonemos cultivos subtropicales como el aguacate o el mando, por muy rentable que sean cuando hay agua suficiente, en zonas donde no son climáticamente sostenibles.
  • Es planificación lo que se necesita y alguien que desde las instancias de decisión sea capaz de decir ¡basta!. No se pueden crear expectativas de regadío en zonas donde no es posible. Del mismo modo, es necesario reconducir el reparto del agua según criterios sociales (de economía local y fijación de población) y no por criterios de productividad.
  • Porque ahora lo rural se siente tratado insolidariamente y abandonado.

Claro que hay futuro

Yayo Herrero, «Podemos vivir mejor… y con menos recursos» (Revista Público – «La izquierda ante una nueva época»)

  • Si admitimos que hemos excedido los límites de nuestro planeta. («Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo»)
  • Si reconocemos que el crecimiento no puede ser ilimitado, ni los procesos de extracción y producción. Es decir, si comprendemos los fundamentos de un capitalismo que lleva a divinizar el crecimiento económico que nos ha abocado a la situación actual.
  • Si reconocemos que el capitalismo, basado en su único principio: la codicia, sólo genera la acumulación de riqueza en unos pocos que se pueden permitir desperdiciar, sin pudor, lo que otros necesitan para sobrevivir.
  • Si recuperamos el sentir de formar parte de una comunidad y buscamos soluciones integradoras en las que todos participen, tanto los estados como los grupos que conforman los estados. Esto no va de la solución llevad a cabo por un individuo o país aislado. Es necesaria una coordinación global para que realmente las soluciones sean eficaces.
  • Si activamos la imaginación y la creatividad para proyectar nuevas soluciones.
  • Si comprendemos el compromiso de las generaciones actuales con las siguientes y perdemos esa mirada bisoña.
  • Si entendemos que no nos queda tiempo para reaccionar. «El retraso se paga en vidas, cuanto antes empecemos, mejor».

«el mundo en el que nuestra especie ha habitado durante miles de años ya no existe. Forzosamente, hemos de aprender a habitar la Tierra de otro modo. Asistimos al desmoronamiento de un sistema económico y social basado en una racionalidad desconectada de la naturaleza y sus límites»

queramos o no queramos, viviremos globalmente con menos bienes y producciones de la tierra: agua, cosechas, tierra fértil, capacidad de los territorios para producir alimentos, energía, materiales… El decrecimiento, para mí, no es una propuesta política. Es el contexto material en el que se va a desenvolver la vida en común. Se trata de cómo abordar la contracción material de la economía, con qué prioridades y qué correlación de fuerzas.

Muchas personas ya sufren individualmente la contracción material
en sus vidas cotidianas. El mercado aplica su cartilla de racionamiento. Cuando es el mercado el que raciona, comes, te calientas o te iluminas solo si lo puedes pagar. Solo si tienes dinero, mereces lo que necesitas para vivir. Si tienes dinero, tienes incluso el derecho a despilfarrar lo que otros y otras necesitan para vivir con suficiencia.

Negar la crisis, mirar hacia otro lado o intentar resolverla desde la lógica del mercado supone dar una patada hacia delante. Hace más veloz la destrucción ecológica, profundiza las fracturas sociales y la explotación de personas y territorios, intensifica el extractivismo y el despojo en los pueblos del Sur Global y endilga el problema a las generaciones más jóvenes y a las que aún no han nacido. En el contexto capitalista, las crisis ecosociales se encaran callando las voces discrepantes, extremando las medidas autoritarias, recortando de derechos sociales y económicos, presentando la migración como un problema de seguridad y buscando chivos expiatorios en los apuntalar el éxito electoral o justificar el fracaso.

Hoy los imaginarios sociales, especialmente en los países más ricos, se inscriben en los paradigmas del crecimiento, el consumo y los proyectos de vida individualizados y que, sin un amplio apoyo social, es evidente que no se podrán abordar en profundidad y con urgencia los cambios necesarios. En mi opinión, el punto de partida supone realizar un enorme esfuerzo para que un sector significativo de la sociedad entienda que este cambio es claramente a mejor para una buena parte de la sociedad, aunque es verdad que algunos sectores privilegiados tendrían que aprender a vivir de una
forma más sencilla.

Este proceso no puede hacerse de arriba a abajo sin correr el riesgo de caer en dinámicas autoritarias, generar una respuesta social de oposición o caer en la irrelevancia de las soluciones. Requiere un abordaje integral y una proyección que maneje el corto, medio y largo plazo. Una transición energética o de la movilidad, al margen de la transición del resto de los extractivismos o de la garantía de las condiciones de vida de todas las personas, no es justa.

La puesta en marcha de un proyecto centrado en la construcción de una sociedad de la suficiencia, igualitaria y democrática, en la que las personas estén y se sientan a salvo, puede ser estimulante y motivadora.

YAYO HERRERO (Antropóloga, ingeniera, profesora
y activista ecofeminista española)

¿Es posible la reacción de la izquierda?

¿De dónde vienen estos «lodos»?

Es difícil saber cuándo empezó a formarse la ola que ahora moja nuestros pies y ha llenado de fango la cocina. El viento y las corrientes la moldean en alta mar y ella, testaruda e incierta, se abre paso ya por gran parte de Europa.

jairo vargas – revista público – «la izquierda ante una nueva época», pág. 3

Polonia, Hungría, Italia y Finlandia ya cuentan con la extrema derecha en sus gobiernos con el apoyo de otras fuerzas política o en solitario. En Francia, Grecia, Portugal o España su avance es más que notable. ¿Dónde están las cocinas de «alta mar»? Esos lugares en los que se perfilan estrategias y técnicas cada vez más depuradas, sofisticadas y precisas ¿Cómo no nos hemos dado cuenta de algo que ahora parece imparable? Una pérdida de los social y de lo común frente a un individualismo sin sentido. Un retroceso en el reconocimiento del Estado de derecho y de la diversidad y tolerancia como elementos básicos de cualquier estado moderno.

“El miedo que genera la derecha radical no es tanto el de perder unas elecciones en democracia, sino el de perder la democracia en unas elecciones”

jorge tamames, ibid, pág, 36

“Los problemas políticos y económicos actuales resultan cada vez más incomprensibles para el ciudadano medio: globalización, desindustrialización, crisis climática, migratoria y energética que amenazan modos de vida”. […]

Ante estos problemas, resume, la única propuesta de la ultraderecha es negarlos, y para millones de votantes parece la solución más cómoda. Solo hay que oponerse a todo, destruir consensos, incluso los científicos. Ridiculizarlos bajo la etiqueta de “progre”. Fabricar un enemigo, o varios, siempre lejanos, siempre de otra pasta. Edulcorar un supuesto pasado mejor, regresar a valores culturales tradicionales y poner la nación por encima de sus propios habitantes. Ha sido la receta de la extrema derecha, desde Donald Trump en EEUU a Jair Bolsonaro en Brasil, pasando por el triunfo del brexit en Reino Unido.

nere basabe, ibid. pág. 3-4

La izquierda, que simplifica menos y trata de analizar las fuerzas en concurso, no es capaz de proporcionar un enemigo tangible. La derecha acusa a los inmigrantes, a las feministas y al lobby homosexual. Eso es fácil de entender. Frente al desconcierto semántico, insiste en llamar “las cosas por su nombre”: hombre es hombre, mujer es mujer, España es España. Frente a esas respuestas sencillas y ancestrales todo es ideología: ideología de género, ideología de los derechos humanos”, apunta Alba Rico.

alba rico, ibid. pág. 4

La ola reaccionaria avanza sin que haya razones objetivas. La economía crece tras una dura pandemia, el desempleo marca mínimos históricos, la inflación está entre las más bajas de Europa, igual que el precio de la energía. Frente a los recortes sociales de la anterior crisis, de la que bebió el primer auge ultra en Europa, la respuesta a esta ha sido más gasto público. “El problema es que la derecha y la ultraderecha están siendo capaces de imponer sus marcos. Si hay un problema de acceso a la vivienda, ellos hablan de okupas; si faltan servicios públicos, ellos culpan a los migrantes. No quieren hablar de política o de economía, se centran más en la emoción que en la gestión. Es un rasgo propio del populismo”.

nere basabe, ibid. pág. 5

El punto de inflexión se produce en España con la irrupción de Podemos y de su fuerza, capaz de entrar en un gobierno, aunque después lo fuera de coalición y con menos fuerza de la prevista al principio. Aquí nació una confabulación de los poderes del Estado que vieron peligrar sus privilegios, poniendo en marcha a los medios de comunicación y a las «cloacas del Estado» para acabar con ellos, creando una polarización política y social que atraviesa España, y el consiguiente debilitamiento de una izquierda cada vez menos movilizada.

Pero las olas siempre son efímeras. Tarde o temprano se acaban retirando. Quizás el riesgo de esta mar picada no es tanto la fuerza o la altura del manto de agua revuelta. Lo preocupante es el sedimento, el poso de fango que deje en la orilla y los muebles que no se salven del salitre y la humedad.

jairo vargas – revista público – «la izquierda ante una nueva época», pág. 5

La crisis del neoliberalismo

El capitalismo vuelve a estar en crisis. Lo está en esa forma política que es el neoliberalismo. Y, como en ocasiones anteriores, se pone a prueba, de nuevo, sus asombrosa capacidad de adaptación.

Las recetas neoliberales comenzaron a aplicarse en los años 70: una furiosa apelación anti-Estado y pro-mercado, con propuestas de privatizaciones masivas, bajadas de impuestos y desregulación en todos los ámbitos, incluido el laboral. Estas propuestas asumidas por la derecha y ultra derecha actuales se han demostrado contraproducentes y han demostrado que realmente «no es que quieran reducir el Estado, pues lo que pretenden es que sirva solo a los intereses de los agentes que dominan el mercado.» (Marga Ferré, Copresidenta de Transform Europe, Ibid, pág. 32)

Sus propuestas de austeridad draconiana nacen de un análisis ridículo. Las reglas fiscales del límite del 3% de déficit público fue una ocurrencia de Guy Abeille, asesor de Mitterrand, al que ese número le pareció una bonita cifra sin ningún tipo de análisis: “Esta cifra del 3% la imaginamos en menos de una hora, nació en la esquina de la mesa, sin ninguna reflexión teórica”. Así lo confensó a Le Parisien. La del límite de deuda pública del 60% se calculó a partir de la deuda media de los países de la UE en 1992 y se sigue proponiendo como referencia aunque la situación de los países haya cambiado y hayan pasado más de 30 años.

Sin embargo, el miedo y la rabia que nacen de una situación de crisis e incertidumbre ha sido utilizada por la extrema derecha para presentarse como partidos nuevos, anti establishment, como rebeldes. De ahí que atraigan a votantes jóvenes.

Un nuevo proceso constituyente

La situación ante la que nos encontramos implica reconocer la imposibilidad de un crecimiento ilimitado en un mundo limitado y la necesidad de una «Economía Planificada» que desmercantilice parte de la economía (educación, sanidad, pensiones, vivienda, trasporte, alimentos, agua, energía y comunicaciones) para hacer posible una vida humana para el conjunto de la sociedad. Leigh Phillips y Michal Rozworski, teóricos de la planificación, proponen que la producción y la distribución estén subordinadas a las necesidades humanas y no a la codicia irracional y sin límites que caracteriza al capitalismo más salvaje.

En suma, la propuesta pasa por un nuevo «contrato social» en el que se sienten la bases de nuevas formas de participación democrática en la toma de decisiones y la creación de nuevas instituciones y estructuras políticas. Un nuevo proceso constituyente que permita afrontar desde valores humanos los retos a los que nos tenemos que enfrentar de manera ineludible: cambio climático, acceso al agua, cambios en el modo de entender el trabajo con la irrupción de la robótica y la IA, nuevas relaciones internacionales, nuevos mecanismos de participación y de redistribución de la riqueza, acceso a los bienes públicos esenciales, etc., etc., etc.

Y si el camino fuera recuperar la «Interculturalidad»

“Hace falta un proyecto internacional, coordinado de forma internacionalista, para afrontar la desigualdad, la deshumanización, los muros más altos, la crisis climática, las sequías, el racismo, los enfrentamientos del penúltimo contra el último, jaleados en medios y redes”

olga rodríguez, Ibid., pág. 2

Hacia una nueva realidad llamada futuro. Desbordados, como todas las generaciones, por los cambios.

Es un hecho conocido que todas las generaciones terminan siendo desbordadas por los cambios que supone la nueva época que se avecina y de la que ellos ya no forman parte.

Antiguamente cada nueva generación sólo debía adaptarse a uno o dos cambios (el ferrocarril, el telégrafo, la radio, la televisión…); ahora, en cambio, a partir de la revolución industrial y del resto de revoluciones que le han seguido, las transformaciones son tantas, y tan profundas, que esa sensación de haber sido sobrepasados se hace cada vez más intensa.

Estos son los «excesos» ante los que nos sentimos ajenos porque van a dar lugar a una nueva época que ya comienza a no ser la nuestra:

  • «Edición genética«: el descubrimiento del sistema de edición genético CRISPR-Cas9 y el resto de sistemas CRISPR han abierto la puerta a poder: editar genéticamente cualquier organismo para su mejora o su defensa ante malformaciones o enfermedades genéticas; la edición de ARN mensajero para la fabricación de vacunas; el diseño de nuevos medicamentos basados en la activación del sistema inmune mediante rediseños genéticos, etc.
  • «Inteligencia artificial«: el uso de estas nuevas herramientas hará innecesaria la intervención humana en múltiples tareas; de hecho, ya comenzamos a relacionaremos con máquinas en lugar de con humanos. Su extensión dará lugar a un nuevo mundo en el que el control de las personas será cada vez más fácil con sistemas de reconocimiento facial capaces de detectar dónde estamos en cada momento; con sistemas que vinculen la información obtenida de cantidades ingente de fuentes que permitirán un control hasta ahora inimaginable de los ciudadanos. Del mismo modo, la creación de imágenes y de vídeos por parte de estos sistemas hará que lo «real» se difumine haciendo cada vez más difícil saber qué es real y qué no lo es (pensemos, por ejemplo, en el empleo de imágenes como pruebas en los juicios, ¿qué credibilidad tendrán? ¿y los vídeos que acompañan a las noticias? ¿Y las propias noticias, si son creadas por estos sistemas?, ¿o el arte? ¿a quién pertenecen las obras creadas por estos sistemas? ¿quién puede exigir los derecho de autor? -> ver ChatGPT (próxima versión 4 – 2023).
  • «Sistemas de realidad virtual«: será una tentación muy intensa la que poder vivir en «otra realidad» artificial distinta a la que tenemos delante. ¿Qué será entonces «lo real»?
  • «Detección de la estructura de las proteínas«: En 2021, utilizando el algoritmo de inteligencia artificial AlphaFold, de la empresa Deepmind, se establecieron más de 350.000 predicciones de estructuras de proteínas, incluidas las que están vinculadas al genoma humano. En los años posteriores han sido muchas más, logrando predecir la forma en 3D de más de 200 millones de proteínas de los organismos de la Tierra. Hasta ese momento el procedimiento para predecir dichas estructuras era muy lento y requería de instrumental muy sofisticado. De hecho, era conocido el concurso anual que se llevaba a cabo entre los laboratorios para resolver la estructura de «una sola proteína» que se proponía como reto para todos ellos. Ahora esto ha dejado de tener sentido.
  • «Robot«: sustituirán a los humanos (ya lo hacen) porque su capacidad y precisión no es comparable a la de los humanos. Esto supondrá una redefinición del trabajo humano y de su duración. Asimismo, el dotar de armas a dichos sistemas es ya un peligro absolutamente real y presente, pensemos en los drones cargados de bombas y de misiles que se emplean en la actualidad y en los ejemplos de humanoides armados como el ruso «Fedor».
  • «Creación artificial de nuevos materiales«: ya no tenemos que limitarnos a la búsqueda de nuevos materiales dentro de los recovecos más inaccesibles, ni recurrir a los océanos o a las visitas a la Luna, ahora es posible una edición de la configuración molecular de las sustancias que abre posibilidades inimaginables para la creación de nuevos materiales con propiedades específicas para las que serán diseñados (conductividad, resistencia, dureza,…). Se superaría así un nuevo límite de los impuestos por lo natural.
  • «Planeta B«: está claro que las salidas fuera de la Tierra serán cada vez más frecuentes, así como la existencia de emplazamientos estables en la Luna a los que será posible que, cada vez más gente, pueda visitar.
  • «Fusión fría«: es un proyecto, una promesa de futuro; de hacerse realidad cambiará, por completo, la realidad que conocemos porque las fuentes de energía dejarán de ser un problema y los países grandes productores de petroleo, con las reservas mundiales, dejarán de tener el poder que actualmente tienen. Un nuevo orden mundial acaecerá.
  • «La guerra de las galaxias»: el espacio se va a convertir en el escenario de los próximos conflictos: ataques a satélites espías enemigos; destrucción de sistemas de posicionamiento GPS, Galileo o equivalentes; eliminación de satélites de comunicaciones para dejar ciego y aislado al ejército de un determinado país,… Asimismo, los estados tendrán que determinar quién es el dueño de cada parcela de la superficie de la Luna y de los minerales que contiene. Los enfrentamientos en este nuevo entorno se muestran ya como algo inevitable.