Etiqueta: periodismo

El espíritu de la Transición no era esto

Y no era esto, no, no era esto.

iñaki gabilondo – entrevistado en la revista de eldiario.es – marzo 2025, pág. 4

La ilusión que trajo la llegada de la democracia, de un estado en la línea del resto de países europeos, en el que fueran posibles una serie de derechos civiles y políticos tales como la libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de reunión, a formar partidos políticos o sindicatos, a votar,… y toda una serie de derechos económicos, sociales y culturales bajo la definición constitucional de España como un «estado social y democrático de derecho» se basó en algo fundamental: el consenso. La idea de que era necesario llegar a acuerdos y pactos entre partidos con ideologías radicalmente diferentes, pero capaces de tomar decisiones compartidas para hacer posible el cambio político.

Sin embargo, ahora

Los partidos […] saben que no va a haber acuerdos. […] la polarización absoluta y radical hace papilla a la democracia porque la convierte en ineficaz. (Ibid., pág. 7)

Y ya sabemos a qué da lugar esto: a sueños de retorno al autoritarismo.

La sociedad pedirá periodismo en defensa propia. (Ibid., pág. 4)

Aunque el derecho a la información sea un derecho reconocido, lo cierto es que el periodismo se ha devaluado por la crisis económica de los medios tradicionales que se han encontrado sin forma para financiarse. El recurso ha sido venderse a la financiación pública de los partidos gobernantes en las Comunidades Autónomas que cobran su apoyo. Algunos medios se han creado expresamente para servir de apoyo a ciertos partidos de derecha que son los que tienen músculo económico para esto. Otros han optado por los titulares maliciosos, escandalosos, incompletos o falsos simplemente para atraer clicks de los usuarios de Internet, lo que les reporta beneficios en publicidad segmentada dirigida expresamente por el algoritmo para esa persona que han entrado en ese medio.

Sólo unos pocos han optado por la creación de una base de usuarios dispuestos a pagar por una información cuidada conforme a los patrones de la ética periodística, pero son pocos y les resulta difícil sobrevivir pues, aunque antes era muy común ir al quiosco y comprar el periódico (pagar por información de calidad), ahora se aspira a que todo sea gratis y no se está dispuesto a pagar por ello.

No somos conscientes de hasta qué punto esto devalúa una democracia.

Periodismo, por favor; en defensa propia.


Ahora los medios son ustedes

(La expresión ha sido utilizada tanto por Donald Trump como por Elon Musk)

https://www.infolibre.es/tintalibre/periodismo-cosa_1_1923301.html

Juan Gabriel Vásquez – «El periodismo es otra cosa» – TintaLibre, enero 2025, págs. 32-35

You are the media now. “Ahora ustedes son los medios”: eso fue lo que dijo el dueño y señor de la red social X, un narcisista de manual cuya percepción del mundo es la de un adolescente malcriado y cuyo comportamiento público es el de un sociópata.

[…]

este personaje grotesco ha puesto su red social y sus millones de usuarios al servicio de la desinformación, las teorías de la conspiración, la mentira flagrante y la elección de un delincuente convicto con querencias fascistas como presidente de Estados Unidos.

[…]

Si no me pareciera tan peligrosa, me parecería conmovedora la credulidad con que millones de ciudadanos se han tragado el cuento de que la red X es un espacio democrático, incluso después de enterarnos de que Musk adulteró el algoritmo por un factor de 1000 para que la red diera prioridad a sus mensajes sobre las elecciones;

[…]

“El periodismo ciudadano es el futuro”

En 2004, el bloguero de Silicon Valley Dan Gillmor se quejaba de que los grandes medios dieran las noticias como si se tratara de una conferencia. […] la queja, muy norteamericana, contra los que tienen la pretensión de saber más que nosotros y nos dan discursos desde una posición de superioridad. Por otra parte, hace veinte años era cierto que las nuevas tecnologías habían abierto espacios para que hablaran en público personas que nunca lo habían hecho, y todos nos llenamos la boca entonces con la denuncia de los abusos de poder que se podía hacer desde esos espacios de rebeldía, independientes de los medios que respondían –así era, esto era cierto– a los intereses no siempre transparentes de los poderes económicos.

[¿Cualquiera puede ser periodista?]

¿El acceso a una herramienta es lo único que se necesita para dominar un oficio? Tener papel y lápiz nunca transformó a nadie en escritor. Tener un piano en casa nunca transformó a nadie en pianista. (Leila Guerriero)

La influencia de los ignorantes

En The Good Society, un libro de 1997 y por lo tanto perteneciente a un mundo más simple que el nuestro, el economista J. K. Galbraith habla de los problemas del autogobierno en sociedades complejas como las nuestras, y en un pasaje que no puedo sacarme de la cabeza dice estas palabras: “Todas las democracias viven en el miedo a la influencia de los ignorantes”. Echar un vistazo a la historia de Estados Unidos, dice Galbraith, es darnos cuenta de que siempre habrá un determinado porcentaje de la población disponible para “apoyar prácticamente cualquier forma de desastre político y social”; sólo mediante la educación, añade, puede mantenerse esta minoría en niveles manejables. Veintisiete años después, parece que nuestras democracias siguen temiendo a la influencia de los ignorantes, pero es todavía mayor el temor que tienen a la ignorancia de los influencers. Los mecanismos perversos de las redes sociales y su modelo de negocio, que no sólo son indiferentes a la verdad o la falsedad de la información que distribuyen, sino que permiten rentabilizar la crispación, hacer negocio con la mentira y ganar rentas políticas con el tribalismo y el odio, ya no se limitan a envenenar nuestra convivencia y a diseminar desinformación que destruye nuestra capacidad para ejercer la ciudadanía. Lo siguen haciendo, claro: “La información será libre”, aquel mantra que implicaba la eliminación de los intermediarios –esas figuras que seleccionan, editan, dan forma a los hechos–, ha conducido, en menos de una década, a la pérdida de libertad del ciudadano, que toma sus decisiones políticas basándose en premisas falsas, en engaños masivos, en datos adulterados. Pero lo que está ocurriendo va mucho más allá. Desde que la compró Elon Musk, la red social X se ha convertido en la más poderosa máquina de desinformación y propaganda que el mundo ha conocido, y ha sido puesta al servicio de una ideología de corte violento, racista, machista y cruel, que sólo ha encontrado en los últimos años un obstáculo de importancia, una fuente de resistencia a sus ambiciones disruptivas.

[…]

Pues el periodismo es mucho más que los medios que lo producen: es un fenómeno cultural, un lugar de la ciudadanía, un espacio de poder real o percibido, un espacio desde el cual plantar cara a los poderes percibidos o reales, y, sobre todo, un oficio: […]. Los periodistas, en su mejor versión, tienen códigos de comportamiento, una serie de convicciones poco prácticas y a veces francamente molestas –la transparencia, la responsabilidad, el rigor investigativo– en las cuales creen y según las cuales viven.

[…]

El periodismo ciudadano de Elon Musk, en cambio, es un espacio sin códigos, o donde el único código suele ser el del propio provecho: nada –ni la conciencia de mentir o calumniar, ni la posibilidad de hacer daño– representa un inconveniente para la persecución del propio interés o para la metódica destrucción de todas las normas, porque la inestabilidad y el caos son su hábitat natural. La forma de luchar contra los medios, decía Steve Bannon en 2018, es “inundar el terreno de mierda”. Musk lo ha hecho a su manera. Le interesa disolver la verdad comprobable, dinamitar la confianza entre los ciudadanos, destruir la noción de realidad común y sembrar la incertidumbre, y para eso ha mentido, ha calumniado, ha esparcido teorías de la conspiración, y la única resistencia significativa con que se ha topado ha sido la del periodismo profesional. Por eso lo quiere desprestigiar. Por eso lo quiere, incluso, desaparecer. Por eso quiere convencer a sus millones de usuarios, como a millones de marionetas, de que ellos son ahora el periodismo.


Hoy mismo, en su discurso de despedida, Joe Biden ha avisado: «Se está gestando una oligarquía sobre una concentración extrema de riqueza, poder e influencia«. De lo que no ha hablado es de por qué el no ha hecho nada al respecto para prevenirlo durante todo el tiempo que ha sido presidente de EE.UU.


Estrategia de periodismo mal entendido

Una nueva estrategia, presente en los medios, de eso que cualquier alumno de periodismo estudió como «mal periodismo», consiste en balancear intencionadamente las opiniones haciéndonos creer que se nos ofrece una información profesional, equilibrada e imparcial. Así lo explica Vergara:


O dicho con otras palabras…