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Por qué el efecto placebo funciona incluso cuando lo sabes

El efecto placebo supone la secreción de endorfinas y la reducción en los niveles de cortisol, aunque no es lo único que debe intervenir, pues se han realizado experimentos con inhibidores de opioides y, sin embargo, los efectos se han mantenido.

Para lograr su efectividad, resulta fundamental la conciencia de estar siendo curado y, por ello, el ritual es un componente que se debe cuidar; como lo demuestran los casos en los que se llegaron a administrar placebos identificados (en la propia pastilla o cápsula) como tales y que no perdieron eficacia.

Por eso a los médicos se les recomienda, en el trato con sus pacientes:

«hablar positivamente sobre el tratamiento, dar ánimos, cultivar la confianza, dar seguridad, respetar las diferencias, explorar los valores del paciente y, finalmente, crear una ceremonia alrededor del tratamiento. Las batas blancas, la clínica, las pruebas y los medicamentos nos están transmitiendo el mensaje de que estamos siendo cuidados y atendidos».

https://www.eldiario.es/comoyporque/efecto-placebo-funciona_1_8781158.html

El cambio social que estamos viviendo

La infantilización

  • Es más fácil ser un fanático que un ciudadano informado, cabal, que razona sus opiniones y que es capaz de revisarlas y de ponerlas en diálogo con las de los demás, aceptando que la democracia consiste en la conformación (revisable en cualquier momento) de una sociedad sobre la base de lo común, de lo compartido (que puede no coincidir con lo que tú piensas). ¡Demasiado esfuerzo!
  • Es más fácil ser un niño que un adulto.
  • Es más fácil creer en las soluciones mágicas que afrontar la complejidad de los problemas y la dificultad y laboriosidad de las soluciones.
  • Es más fácil destruir que construir.

La pérdida de la conciencia social

"En el reciente encuentro de Yolanda Díaz y Thomas Piketty ambos pusieron el acento en que "no hay igualdad sin impuestos" y defendieron "un discurso fuerte en materia tributaria". Hablar de más impuestos en ausencia de conciencia social es criptonita electoral, medita. O recuperamos a la generación de las pantallas o es game over. Sin conciencia social la izquierda está muerta".  (Marta Nebot)

https://blogs.publico.es/otrasmiradas/55742/por-que-los-ninos-ahora-solo-quieren-ser-millonarios/


De la razón a la emoción, de lo colectivo a lo individual

"En los últimos 40 años, el campo individual supera al colectivo y la emoción a la razón".
"durante los últimos cuarenta años, el interés público ha experimentado un cambio acelerado de lo colectivo a lo individual, y de la racionalidad a la emoción". 

Las conclusiones se obtienen comparando la frecuencia de términos como "determinar" o "conclusión" (racionales) frente a "sentir" o "creer" (emocionales); pronombres personales del tipo "yo" (individual) frente al "nosotros" (colectivo), tanto en textos científicos como literarios comparando los periodos de 1850 a 1980 y de 1980 a la actualidad. El cambio es claro en favor de la intuición y la emoción y la individualidad. Este proceso se aceleró, de manera notable, a partir de 2007 y la irrupción de las redes sociales.

https://www.levante-emv.com/tendencias21/2022/01/14/humanidad-abandonando-abandona-razon-estudio-61582055.html


La posverdad

«la posverdad podría entenderse como una distorsión deliberada de la realidad, que se hace con el fin de lograr imponer un discurso sobre otro, aunque el mismo vaya por un carril separado al de la realidad. Como los sentimientos o creencias personales tienen más peso que los hechos en sí mismos, esto supone la creación de una especie de “realidad paralela”. La misma “contamina” en forma permanente a la realidad de los hechos, por ejemplo a través del fenómeno de las “fake news”, generando una creciente confusión.»

Pablo Javier Piacente

https://www.levante-emv.com/tendencias21/2022/01/14/humanidad-abandonando-abandona-razon-estudio-61582055.html


El desaliento – El futuro está «cancelado»

Hoy la vida es en muchos sentidos mejor que en el pasado, pero el futuro está cancelado. Salvo para imágenes de distopía, colapso, precariedad… ¿Y qué puede florecer en un campo así? Claramente, la conspiranoia. Quizás uno de los mayores peligros actuales que acechan a nuestras democracias.

pablo estefanoni – revista eldiario.es – las mentiras que amenazan la democracia

La España vaciada

«La ciudad, ya sea antigua o moderna, es una selva de intereses, la lucha por la supervivencia es la estructura de sus encuentros, las relaciones son utilitarias y su ruptura con la naturaleza se ha vuelto definitiva.»

[…]

«Para los urbanitas, la vida en el entorno rural siempre ha estado
envuelta en un aura de romanticismo y armonía con la naturaleza.
Pero el campo español –intolerante, cerril y pobre de solemnidad–
nunca ha sido ese paraíso que algunos ‘happy hippies’ imaginan… y,
por lo tanto, es imposible regresar a él.»

[…]

«A mediados del siglo XX en España los grandes movimientos de migración interior se produjeron entre los pueblos y las capitales de provincia, donde se asentaba la industria de los años del desarrollismo. Eso fue así hasta los años 90, en que el movimiento se reorientó a las grandes ciudades,»

Alejandro gándara, «Sueños en el campo de centeno» (revista de eldiario.es – «El grito de la españa interior»)

De lo rural a lo urbano-provincial y, de él, a la «metropolización» de la gran urbe.

«En 2018, según el Instituto Nacional de Estadística, estas migraciones ya habían doblado en número a las que se produjeron en la década de los 90.» (Ibid)

«La ciudad es dura e implica la aceptación de unas reglas del juego sintetizadas en la polaridad ganador/perdedor, tan estadounidense y tan repugnante. Dicho de otro modo, la ciudad es habitable, pero solo si tienes dinero. Sin dinero, lo que se habita es un limbo de trabajo y aislamiento (o hacinamiento).»

[…]

La ciudad es el objeto de odio y la alternativa es solo su consecuencia.

ibid

El movimiento de retorno a lo rural es cuantitativamente muy poco relevante y políticamente no despierta ningún interés. Nace de una idealización falsa de lo rural, según la cual:

  • Supone un retorno a la naturaleza, lo que equivale a libertad.
  • Es la ruptura con el consumismo que nos cosifica, devolviéndonos nuestra «humanidad«.
  • Es una vida en comunidad, devolviéndonos nuestra identidad como personas, el sentirnos aceptados y parte de un grupo social y afectivo con el que sentirnos vinculados.
  • Es un mundo ajustado y rentable en el que el esfuerzo es limitado, porque no se trabaja innecesariamente sino sólo lo imprescindible para cubrir las necesidades.
  • Es «auténtico» frente a la farsa y a la falsa apariencia del mundo urbano.

El campo español no es eso ni lo puede ser porque es un mundo cerril, dominado por una moral religiosa cristiana, contraria a cualquier atisbo de novedad o cambio y dominada «por un sistema de hábitos y costumbres que aspira a ser inmutable en el tiempo» (Ibid)

«El campo español es el producto de varios ingredientes que, en distintas proporciones, se han mezclado a lo largo de su existencia, entre los que destacan la extrema pobreza, un catolicismo ultramontano acompañado de una ideología reaccionaria y la cerrilidad ante un progreso que no fuera meramente económico. El resultado es que ese mundo, como ya sentenció Machado, “desprecia cuanto ignora”. Y se comporta con toda beligerancia contra cualquier apertura en su sistema de valores o a la novedad.
Es, sencillamente, cerril.

A diferencia del medio rural francés, ocupado históricamente por la
burguesía y su ‘modus operandi’ liberal, que produjo una ruralidad
ilustrada y una alternativa histórica y real a la vida en la ciudad, el español ha sido un lugar endurecido en la miseria, de la moral a la política, pasando por la cotidiana.

La España vaciada es la España que se vació no solo por motivos
económicos y materiales, sino porque su ambiente era irrespirable y la presión social, insostenible para cualquiera con un mínimo de sensibilidad o de curiosidad. Nadie ha intentado reconstruir el campo español sencillamente porque nadie quiere reconstruirlo, ya que nadie quiere volver a aquello. A aquello o a esto, pues nada ha cambiado, excepto unos cuantos cachivaches electrónicos que brillan entre las ruinas.»

Ibid

Fábulas

El pájaro que pió.

Un día una vaca vio a un pequeño pajarillo en el suelo mientras un zorro se acercaba a ellos. La vaca reaccionó rápido cubriéndolo de mierda para que el zorro no le viera. El zorro pasó junto a ellos y no vio al pajarillo; pero justo en ese momento el pájaro pió. El zorro se acercó al pajarillo, lo tomó con mucho cuidado, lo llevó al río, lo limpio concienzudamente y ¡se lo comió!. 

Moraleja: no todo el que te llena de mierda es tu enemigo ni busca tu mal; ni todo el que te limpia la mierda es tu benefactor ni busca tu bien; y, sobre todo, si estás de mierda hasta arriba, ¡no digas ni pío! 

Populismo

El líder populista se considera parte de ese pueblo reprimido, empobrecido, y dominado por las élites y, por ello, se siente más capacitado para saber lo que al pueblo le conviene para salir de esta situación.

Los políticos acusados de “populismo” comparten una serie de características:

  • El desprecio a las élites económicas e intelectuales, así como a las formas políticas tradicionales representadas por los partidos políticos de larga tradición, a los que consideran parte de la corrupción política creada alrededor de las clases dirigentes, y a la que acusan de la situación en la que vive la mayoría del pueblo.

Su propuesta es crear una nueva realidad social en la que el pueblo recupere su poder y protagonismo.

Fascismo

El fascismo es una forma de totalitarismo que se desarrolla en Europa en el periodo entre guerras.
Su objetivo es situarse al margen del liberalismo de las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial y el Comunismo emergente. Ente sus características destaca:

  • Su exacerbado nacionalismo, surgido del resultado de la gran guerra. Un nacionalismo agresivo y victimista (como todos) que define al Estado como unidad suprema.
  • Una ideología militarista que desprecia la paz y que cree en la necesaria lucha contra el enemigo que se encuentra dentro del propio estado, formado por todos aquellos que son considerados como “decadentes” o un “peligro social”: opositores políticos, delincuentes, homosexuales, discapacitados, razas inferiores, enfermos,…
  • Su militarismo cree en el orden y en el valor del castigo, así como en la necesaria disciplina de las masas que se traduce a todos los órdenes de la vida. La juventud se convierte en un elemento esencial que se organiza también militarmente.
  • Su ideal de felicidad desprecia los valores burgueses de las sociedades democráticas por considerarlos signos de debilidad: comodidad, paz, bienestar,… hace a los individuos débiles. La vida debe ser, sin embargo, abnegación, sacrificio, disciplina, control de los deseos y las pasiones, siguiendo el modelo militarista.
  • Frente al individualismo de las sociedades democráticas, el fascismo reivindica al grupo y a la capacidad para deberse y sacrificarse por él. El individuo carece de valor y de derechos por sí mismo, en cuanto no puede entenderse al margen del grupo al que pertenece y en el que encuentra sentido a sí mismo y a su vida.
  • Es la intransigencia severa frente a la molicie de la tolerancia democrática. Intransigencia que lleva a la eliminación de la disidencia política y a la creación de un único partido como expresión de los elevados ideales que se defienden.
  • El fascismo cree en la existencia de un “destino histórico” reservado para quienes forman parte de la nación, un destino para el que no se puede escatimar ni esfuerzo ni sacrificios, incluidos la muerte y el recurso “necesario e inevitable” a la violencia.
  • El fascista se siente en posesión de la verdad absoluta y de valores trascendentes que le legitiman a hacer cuanto sea necesario para llevarlos a la realidad.
  • Una unidad moral que implica “pureza”, no sólo ideológica sino también biológica.
  • Desprecio hacia las élites intelectuales que son apartadas o perseguidas como simples delincuentes. Una severa censura y un sistema de propaganda especialmente fuerte y cuidado que traslade machaconamente los grandes principios ideológicos totalitarios y las consignas básicas que todo “buen ciudadano” debe conocer e interiorizar, aunque sea a fuerza de tediosa repetición (“una mentira repetida cien veces se convierte en una verdad” decía la propaganda nazi).
  • En este sentido la educación, la movilización de las juventudes (organizadas en asociaciones que reproducen la estructura y disciplina militar) y el control de los medios de comunicación resultan fundamentales.
  • Desde el punto de vista económico el fascismo aspira a la autarquía.
  • Asimismo defiende un imperialismo voraz que sueña con revivir las viejas glorias de los Imperios históricos y que cree en la legitimidad del colonialismo.

Los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels y los nazis

  1. Principio de simplificación: reduce la complejidad de los distintos enemigos a uno sólo. De este modo se consigue evitar la dispersión y centrar la batalla contra un antagonista único que puede ser un concepto ambiguo cargado de connotaciones negativas. El ejemplo más próximo lo tenemos en la «Guerra contra el mal» de la que habló George W. Bush tras el 11s y con el que justificó todo tipo de barbarie, incluidas las detenciones ilegales (Guantánamo, aún sin cerrar, con personas detenidas arbitrariamente sin derecho a juicio) o la invasión y destrucción de países soberanos. Recordemos que la premisa de la que partimos es que estamos hablando para un público simple que no gusta de análisis complejos, por lo tanto, hay que buscar la uniformidad en el enemigo: no hay diversidad, ni discrepancia, ni matices entre ellos, porque todos son iguales y responden a un único estereotipo.
  2. Principio de contagio: siguiendo con lo anterior, se atribuye una serie de características compartidas a todos aquellos que son «nuestro enemigo»; una serie de rasgos humillantes y negativos que permitan su ridiculización: «son salvajes», «ignorantes»; «seres sin conciencia»; «bárbaros que entran en los hospitales y desconectan las incubadoras» (Irak/hija del embajador ante la comisión de la ONU); «demonios que degüellan a niños al entrar en Israel» (Gaza/ataque de Hamas de 2023),…
  3. Principio de proyección: esta estrategia consiste en el típico «y tú más» o «todos son iguales». En el momento en el que se descubre una debilidad propia hay que atribuírsela también al enemigo en la misma medida o incluso más; es decir, minimizándola en uno mismo y exagerándola en los demás. Es la reacción típica que encontramos, por ejemplo, cada vez que se descubre corrupción dentro de un partido político o en una organización. Con esta actitud lo que se persigue es generar una distracción que vuelva a dirigir ese mal comportamiento de nuevo en los demás, en el otro, al que se le podrá seguir odiando.
  4. Principio de exageración: cualquier comportamiento del enemigo, por pequeño que sea, debe ser exagerado para que parezca un suceso mucho más grave de lo que es. Todo lo que hace el enemigo es una amenaza.
  5. Principio de vulgarización: los mensajes que se comunican deben adaptarse a quienes van dirigidos, por lo tanto, lo deben estar a los menos inteligentes de todos ellos. Es necesario huir de la complejidad y de los matices, pues se busca un mensaje tan «simple» que cualquier ser humano pueda llegar a comprenderlo. Se deben confeccionar mensajes dirigidos a las masas, pues como «masa» los seres humanos son más fáciles de manipular que como individuos aislados; y olvidan más rápido.
  6. Principio de la orquestación: los mensajes deben repetirse de forma continua usando distintos enfoques pero insistiendo en el mismo concepto. La simplicidad del mensaje hará más difícil que, durante esta repetición insistente, se pueda incurrir en contradicciones. Es necesaria la repetición porque incrementa la credibilidad del mensaje y su presencia en la mente del auditorio. «Una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad», decía Joseph Goebbels.
  7. Principio de renovación: aunque el contenido sea siempre el mismo es necesario modificar la forma y el ritmo en el que se ofrece la información. Una de las estrategias que se tiene contra el oponente es generar tal cantidad de acusaciones, con tanta velocidad, que no tenga tiempo a reaccionar. El objetivo es abrumarlo, pues mientras intenta demostrar que una acusación es falsa o sin fundamento, se encuentra que la actualidad ya no habla de eso sino de una nueva acusación con la que su oponente se encuentra regodeando en este momento. (Ver «Ametralladora de falacias o «Gish Galloper»»)
  8. Principio de la verosimilitud: si la misma información aparece en varios medios, está claro que gana en credibilidad; de ahí la importancia del control de todos los medios en los sistemas totalitarios. Asimismo, dicho control permite introducir mentiras dentro de una noticia cierta para que sean asumidas por la población; o la elección intencionada de qué decir y destacar y qué omitir en una información (algo que harán coordinadamente todos los medios).
  9. Principio de silenciación: relacionado con el principio anterior, el control de los medios permite sesgar la información evitando la divulgación de noticias contrarias a los intereses dominantes: ocultando las negativas propias y las positivas del enemigo o eligiendo el momento en el que se hace pública cada información, según interese.
  10. Principio de la transfusión: consiste en hacer uso de mitos, tradiciones o hechos históricos (más o menos manipulados) para fundamentar las creencias propias que no comparte el enemigo, cuyos comportamientos son claramente definidos como contrarios a «nuestras tradiciones» y al legado de nuestros antepasados. Al hacer uso de estos factores populares el mensaje se hace más próximo a las clases populares implicándolo con la estabilidad y seguridad que proporciona la tradición, lo que siempre ha sido así. (En nuestro ejemplo, los toros, la caza, el campo, la bandera, el Imperio español, la Reconquista,… Dios)
  11. Principio de la unanimidad: consiste en hacer creer que las ideas propias son «universales», es decir, compartidas por todo el grupo. Ese consenso muchas veces no es tal, pero qué importa; lo decisivo es que se crea así, favoreciendo un sentimiento de participación y de comunidad que resulta tan acogedor. Un sentimiento que persuade a una mayoría a la que se le supone incapaz de dirigir sus propias vidas y para quienes es indispensable que alguien les diga qué hacer, pensar o sentir en cada momento pues desconfían de su propio criterio para dirigir sus vidas.

La democracia, en cambio

La democracia no comparte la visión aristotélica de la sociedad, según la cual, la mayoría de la sociedad está constituida por esclavos por naturaleza, es decir, personas sin la suficiente capacidad racional natural para saber lo que les conviene en cada momento y, por lo tanto, para dirigir sus propias vidas. Frente a ellos, una minoría social estaría formada por hombres libres por naturaleza, capaces de saber lo que conviene y, por tanto, en quienes habría que delegar el gobierno y las decisiones políticas. La diferencia está en que en un sistema democrático la creencia en la igualdad natural del ser humano lleva a la universalización de la educación. Es la creencia en la posibilidad de formar una comunidad, mayoritariamente preparada, constituida por ciudadanos libres, conscientes y críticos, capaces de decidir, con su voto, lo que conviene a la sociedad, en su conjunto. Una sociedad de la que se sentirían parte y, por tanto, cuidarían pues son todos ellos ciudadanos de pleno derecho.

El fascismo que se avecina

«El día que sean mayoría los ignorantes y reaccionarios entre los que portan, orgullosos, la bandera de nuestro país, ese día, será el momento de hacer las maletas y largarse muy lejos»

Tom Sharpe
  • Se consideran patriotas y defensores de la ley.
  • Se combina con creencias mágicas y religiosas. Su dios -casualmente, el único verdadero- está de su parte.
  • Se han visto favorecidos por la cobardía, los fracasos y el oportunismo de la derecha convencional. Siempre han sentido que podían recuperar los votantes que les habían arrebatado y, de ese modo, han creado una delgada línea que dificulta distinguirlos.
  • Racistas. Supremacistas.
  • Venden una idea maniquea. El falso dilema: «o estás conmigo o estás contra mí» y eres mi enemigo al que hay que eliminar.
  • La novedad, ahora, es la de convertirse en grupos «antisistema».
  • Se consideran una mayoría silenciosa y victimizada. Su discurso es amplificado por toda una red de medios, una formidable infraestructura (con grandes fondos económicos) que potencia y extiende sus ideas. Incluida la no menos importante infraestructura de la religión evangélica en EE.UU. o en Brasil.
  • Venden la idea de que los nacionales blancos son personas peor tratadas que las minorías pobres, musulmanas o inmigrantes. Y eso cala en la opinión pública. Nace la idea de la «ansiedad económica» de los «abandonados por el sistema» que se generaliza a la totalidad de los nacionales del país.
  • Una vez envalentonados; una vez en las calles con armas; una vez que se dedican a amenazar impunemente a quienes alzan la voz contra ellos ¿quién se enfrentará a ellos? Sabiendo que hablamos de personas capaces de atrocidades, que se sienten amenazadas e iluminadas (los auténticos; los que verdaderamente saben lo que sucede y el modo de solucionarlo).

El problema es que estas ideas, en lugar de verse marginadas, cada vez se normalizan más. Encuentran eco en los medios de comunicación que, por un equivocado principio de imparcialidad, creen que no deben actuar y las propagan y explican como si fueran ideas totalmente inocentes.

«Cuando los pacíficos pierden toda esperanza, los violentos encuentran motivo para disparar.»

harold wilson

La nueva ultraderecha

HAY INDIGNACIÓN – EL TOTALITARISMO PROGRE

La ultraderecha se ha puesto a competir con la izquierda para capitalizar este grado de indignación contra el sistema. Mientras la izquierda identifica el Sistema con el Capitalismo salvaje globalizado, la derecha lo asimila al «Capitalismo woke» que identifica con la existencia de una élite progresista que se ha hecho con el control de las instituciones nacionales y globales para atacar a la gente común en cuya defensa aparecen como sus paladines.

Para las extremas derechas es el nuevo “capitalismo ‘woke’” (un término muy utilizado en Estados Unidos, sobre todo en relación con las luchas por la justicia racial y social): una élite progresista que se habría hecho con el control de las instituciones globales y nacionales, y que desde allí se dedica a hacer la guerra a la gente común. Cualquier tópico, desde las demandas feministas hasta la discusión sobre si comer o no chuletones, puede ser subsumido en la nueva realidad del totalitarismo progre, en el relato del acoso a los de abajo. Una suerte de nueva ‘matrix’ frente a la cual las extremas derechas ofrecen la “píldora roja” que permite acceder a la realidad oculta por el nuevo pero más sutil, y por ello más eficaz, ‘1984’.

PABLO STEFANONI – rEVISTA ELDIARO.ES – LAS MENTIRAS QUE AMENAZAN A LA DEMOCRACIA

¿QUIÉNES SON LOS AUTÉNTICOS PRIVILEGIADOS? – LA CUESTIÓN ES CONVERTIR A LOS POBRES EN PRIVILEGIADOS

«Una élite globalista europea es cómplice de la inmigración ilegal; las imágenes de inmigrantes que se arriesgan y ahogan en el Mediterráneo mutan en “privilegiados” que traspasan las porosas fronteras expresamente liberalizadas mientras aumenta la represión estatal contra la gente común en el marco de las restricciones de la
pandemia. Lo mismo ocurrió con el cartel de Vox que comparaba
lo que el Estado supuestamente gastaba en los menas con la
miseria de las pensiones de nuestros mayores.

La disputa por quiénes son los privilegiados es una cuestión central. Y remite directamente al creciente rechazo a los impuestos. Los privilegiados pueden ser, según los contextos, pobres que cobran subsidios estatales frente a pequeños empresarios esquilmados por los gastos; y los oprimidos, hombres víctimas de la nueva inquisición feminista hipercancelatoria.

La filósofa ruso-estadounidense Ayn Rand escribió a mediados del siglo pasado que los empresarios eran la verdadera minoría oprimida en Estados Unidos; quienes de verdad necesitaban de una organización de defensa de sus derechos civiles, en medio del acoso que se erigía sobre ellos por parte de la mediocridad circundante y del Estado.

La misma izquierda, que no ha sido ajena a sus propios procesos de hipsterización, es presentada como parte de los privilegiados frente a quienes se pasan el día currando y no pueden pagar la luz. El caldo de cultivo es evidente: la precariedad de la vida social.

ibid

EL ESTADO ES EL ENEMIGO

Está formado por gente mediocre, conformando una institución parasitaria de privilegiados que maltratan a los nuevos oprimidos: pequeños empresarios, autónomos y trabajadores.

Hablamos, en el fondo, de un grupo de parásitos que viven de los sueldos pagados por todos, con contratos de por vida que les permiten vivir sin miedo y, si quieren, sin trabajar, porque nadie los va a echar. Un grupo privilegiado frente a los ciudadanos de a pié que tienen que buscarse su sustento, día a día, y ocupados en dictar alegremente nuevas normas y requisitos que hacen, cada vez, más difícil su trabajo diario al que añaden, cuando se les ocurre, nuevos impuestos o subidas a los que ya existen. -> UN PAÍS DE RESENTIDOS, a los que la ultraderecha les dice escuchar y trabajar para ellos señalando a su enemigo: los inmigrantes y los partidos de siempre.

LOS «PROGRES» HABLAN DE GILIPOLLECES

«heteropatriarcado», «diversidad de género», «interseccionalidad», «lenguaje inclusivo», «veganismo», «animalismo», «cambio climático»,… es decir, el nuevo «marxismo cultural» que nos quieren imponer.

Las empresas, los medios de comunicación, las productoras de cine (las series y películas) y los partidos políticos que se quieren pasar por «modernos» se suman a esta tendencia forzándolo todo para presentar una artificiosa diversidad «políticamente correcta». La jerga «progre» se ha convertido en «Sistema» y la ultraderecha nacionalista y conservadora en los nuevos «antisistema» (con la buena prensa e imagen que ha tenido eso de «ir contra el sistema» y contra lo establecido).

El resultado es una decadencia del Estado democrático y una falta absoluta de discurso para combatirlo en el que nadie sabe cómo hacerlo. El futuro se ha vuelto distópico o, simplemente, ha sido cancelado. El propio progresismo añora el pasado: la vieja clase obrera, el viejo mundo supuestamente más descifrable. NO HAY PROYECTO.

Nueva normalidad

El capitalismo es codicia, es explotación y desigualdad asumida, consentida, dada por supuesta como algo inevitable.

La normalidad no era feliz ni afortunada, dejaba a demasiados fuera.

El capitalismo ha demostrado históricamente una enorme capacidad de adaptación. ¿Podrá volver a hacerlo?

  • ¿»sostenible» en un planeta enfermo?
  • ¿capaz de sobrevivir en unos niveles de desigualdad tan grandes? (Ya lo avisaba Aristóteles que la riqueza debía estar repartida o las sociedades se hacían insostenible).
  • ¿fundamentado en una economía especulativa? ¿en el mito del crecimiento infinito? ¿de los recursos infinitos?
  • Individualista, egoísta, basado en el mundo de la vigilancia de 1984 (fundamentado en el análisis del big-data y en la vigilancia digital), capaz de hacer desaparecer la privacidad. Instagram: el egoísmo individualista convertido en negocio.
Vivimos en un sociedad basada en el discurso del miedo. 

El miedo supone la derrota de la democracia. Cuando se instala el miedo entre los ciudadanos éstos olvidan su capacidad de acción, de análisis y recurren a alguien que los dirija. ¿Por qué sienten ese miedo? ¿de quién nace ese temor? ¿quién es la amenaza? ¿cómo podemos solucionarlo? ¿qué debemos hacer para sentirnos seguros?

¿Tu qué harías? Si alguien te dice que la solución al problema es compleja, multidimensional y lenta de resolver a través de cambios que van a llevar cierto tiempo en extenderse de manera suficientemente amplia y que dichos cambios exigen cambios en tu propia vida y mayores niveles de incomodidad. Mientras otro, cargado de un cierto aura de superioridad basada y con el apoyo de creencias divinas, te dice que no te preocupes por nada que él tiene la solución y que sus resultados serán inmediatos (respuestas mágicas). El único esfuerzo que debes hacer es colaborar con el grupo para «hacer un sacrificio que agrade a los dioses» y que dé rienda suelta a tu rabia. ¿Tu qué harías?

Ahora ese sacrificio consiste en inmolar a los pobres, a aquellos que no pueden defenderse y que son para ti un peligro pues compiten contigo por lo poco que hay; ayudas sociales, puestos de trabajo,… Ellos, te dicen, son peligrosos porque no tienen nada que perder (pues no tienen nada y miran con envidia lo poco que tú posees -> Recuerda: compra una alarma). Así lograremos volver a la tranquilidad perdida que, aunque no era maravillosa, se presenta mejor que aquel futuro apocalíptico del que los adalides del miedo nos han convencido que vendrá.

SALUD. Hay que recuperar la salud. La vida sana en un planeta sano, con unas relaciones humanas que recuperen su salud. La salud de un grupo o sociedad dirigida hacia un nuevo proyecto.

La pérdida de calidad democrática

Las sociedades se encuentran ante una degeneración democrática desde el momento en el que nadie cumple con su función, dentro del sistema: ni los políticos, ni los periodistas, ni los jueces,… ni los ciudadanos, cumplen con su función.

El periodismo ha perdido su sentido original, ya no pregunta, ni contrasta la información, ni pide transparencia ni aclaraciones, ni evita la manipulación, ni denuncia la pérdida de derechos democráticos.

La pérdida de credibilidad de quienes nos hablan: periodistas, políticos,… hace que una población escasamente preparada subsane esa desconfianza recurriendo a otras fuentes para las cuales el uso de lo emocional es fundamental.

Vivimos en una sociedad sin proyecto: el indicador más claro de nuestra decadencia como cultura occidental, hasta ahora dominante.

Y la soledad – sin comunidad no hay democracia

Gente aislada y asustada, atemorizada por el mensaje sobre el peligro de «el otro». Una sociedad sin vínculos, sin redes de protección y para compartir, en la que me encierro en mi casa para sentirme seguro. La amenaza es fácil de vender: viene de los diferentes, los recién llegados o los más vulnerables. Una aporofobia que siente a los más pobres que yo como una amenaza, y al sentirse sólo, débil, incapaz de defenderse por sí mismo celebra la llegada de jóvenes fuertes, valientes y violentos capaces de defenderlos de la amenaza contra la que se sienten indefensos y vulnerables.

«Este viernes [21/01/2022] el fotógrafo René Robert fue a dar un paseo, cayó y murió solo, abandonado, congelado en plena calle de París. Nueve horas en la acera. Nadie se preocupó por él. Nadie le prestó auxilio. A la mañana siguiente, solo lo hizo una persona sin techo. Fue demasiado tarde.»

Jaume Asens – Artículo: «La soledad y la indiferencia
Barcelona ha creado "Radars" un proyecto social para crear comunidad, desde el respeto, en el que quienes están atentos (ciudadanos, farmacias, centro de salud,...) pueden contactar para ofrecer ayuda a aquellos vecinos (detectados por su radar) con problemas de soledad no querida y sin vínculos de relación social que quieran crearlos.

https://ajuntament.barcelona.cat/serveissocials/es/canal/projecte-daccio-comunitaria-radars